Cinco militares estaban armados la noche en la que asesinaron al coronel Soliz


Santa Cruz. El Ministerio Público junto con unidades especializadas de la Policía investigan las evidencias, entre ellas un casquillo de un arma de nueve milímetros que pudo haber sido usada para perpetrar el crimen. El disparo fue por la espalda, según las pesquisas.

Guider Arancibia Guillen

Fuente: eldeber.com.bo



A tres días del asesinato del coronel Juan Javier Soliz Cáceres, comandante del Regimiento Satinadores-2 Manchego de Montero, las investigaciones han revelado datos que pueden ser decisivos para esclarecer este crimen.

De acuerdo con informes de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) y del Ministerio Público, cuando se produjo la muerte del jefe militar solo cinco militares se encontraban armados dentro del recinto militar. Las autoridades ya secuestraron ese armamento de reglamento para someterlas a pericias balísticas, al igual que un casquillo calibre 9 milímetros que fue encontrado en la escena del crimen.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Soliz tenía 42 años cuando murió. Fue atacado cerca de la medianoche del viernes, cuando regresaba en su motocicleta a su vivienda dentro del regimiento. Según los primeros elementos recolectados por el Departamento de Análisis Criminal e Inteligencia (DACI) de la Felcc, el oficial fue alcanzado por un disparo en la cabeza. Fue ejecutado por la espalda, según explicó el fiscal Luis Alberto Lafuente, quien fue asignado a este caso.

El casquillo hallado en el lugar, correspondiente a un proyectil calibre 9 milímetros —de uso exclusivo militar y policial— es una de las piezas clave en la investigación. Según el criterio de uno de los agentes del caso, “el círculo está cerrado”, en alusión a que las únicas armas disponibles a esa hora pertenecían a los cinco militares ahora bajo revisión.

Una fuente militar contactada por esta casa periodística, dijo que el criminal tuvo que esconderse entre los arbustos que rodean la vivienda del comandante para adoptar una posición corporal que le dé sostenibilidad, apuntar a la altura de la nuca y percutar el arma de 9 milímetros. El criminal tuvo que calcular el efecto del disparo y permanecer varias horas para poder ejecutar el disparo.

La Fiscalía ordenó el secuestro de los teléfonos celulares de los uniformados que estaban en el regimiento. Estos dispositivos serán sometidos a peritajes técnicos por parte del Instituto de Investigaciones Técnico-Científicas de la Universidad Policial (IITCUP), que analizará llamadas, mensajes e imágenes que pudiera haber almancenado el dispostivo en horas previas al hecho de sangre.

Las pericias balísticas están siendo desarrolladas por dos equipos: uno de la Felcc, encargado de la identificación del calibre, en coordinación con el IITCUP, y otro del Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF), que trabajará en la trayectoria del disparo, la distancia y otros detalles técnicos.

Según confirmó el fiscal departamental de Santa Cruz, Alberto Zeballos, también se tomaron muestras de absorción atómica a las personas que estuvieron armadas esa noche, para detectar restos de pólvora en la piel o ropa.

Otra línea de investigación se centra en la reunión virtual que el coronel Soliz sostuvo con representantes del Comando General del Ejército el mismo viernes, pocas horas antes de ser asesinado. La cita, que se desarrolló en las oficinas del comando, concluyó pasadas las 23:00, luego de lo cual Soliz se retiró a su vivienda en su motocicleta. Estaba cerca a 200 metros, a unas dos cuadras.

El Ejército estaba preparando una participación oficial en el acto de aniversario del Colegio Militar de Aviación que tuvo lugar el 31 de mayo, por lo que varios de sus representantes estaban en Montero, a 50 kilómetros al norte de Santa Cruz de la Sierra.

Como parte de las diligencias, la Fiscalía también ordenó el secuestro del cuaderno de novedades del regimiento, con el fin de verificar quiénes ingresaron o salieron del recinto durante el día del crimen. Asimismo, se tomaron declaraciones a militares de distintos rangos, incluidos oficiales, jefes y soldados.

Entre los testimonios destaca el de los soldados centinelas que estaban de ronda al momento del disparo. Según relataron, escucharon un tiro y vieron al coronel caído junto a su motocicleta. También observaron a un hombre alto, delgado y vestido de negro que huía corriendo del lugar y se perdió entre la maleza.

Sin embargo, para los investigadores, esta pesquisa comienza a cerrarse sobre un grupo reducido de sospechosos, incluido el hombre que pudo huir del recinto.

Al respecto, la guardia de turno registró dos incursiones irregulares por el lado este del cuartel, que colinda con los cañaverales del Batallón Ecológico y con una parte del predio de la Corporación de las Fuerzas Armadas para el Desarrollo Nacional (Cofadena).
El primer movimiento fue registrado a las 15:00 del viernes. Los centinelas reportaron a sus superiores la presencia de presuntos civiles que, según les dijeron, buscaban a sus cerdos que se habían escapado de sus predios.

La segunda vez, fue cerca de las 21:00. Esta vez no eran civiles buscando a sus animales extraviados, se trataba de luces en movimiento, similares a las que genera una linterna. Cuando los centinelas llegaron al lugar no encontraron a nadie. Ante tal situación, el oficial de servicio dispuso patrullas móviles para reforzar la seguridad.

Hasta el momento, no hay personas aprehendidas ni se han confirmado oficialmente los móviles del asesinato del coronel Soliz. El presidente demandó desde sus cuentas en redes sociales “una profunda investigación” para poder esclarecer este caso, mientras agentes de la Policía Boliviana han realizado varias operaciones para hallar evidencias.