El domingo 12 de abril de 1970 se enfrentaban Blooming y Oriente Petrolero en el Estadio Departamental, hoy ‘Tahuichi’, por una fecha más del campeonato de la Asociación Cruceña de Fútbol.
Fuente: eldeber.com.bo
Uno de los protagonistas era Rolando Aguilera Pareja, jugador de la Academia, que transitaba la parte final de su carrera como futbolista.
‘Roly’ Aguilera, de 32 años, ingeniero civil de profesión, en ese momento también ocupaba el cargo de Ministro de Urbanismo y Vivienda del denominado Gobierno Revolucionario, que encabezaba el General Alfredo Ovando Candia.
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Sus actividades como ministro lo habían alejado de la actividad futbolística. El clásico era la oportunidad ideal para que le dijera adiós al fútbol con la entonces incipiente hinchada celeste en las tribunas.
El Club Blooming Transportistas le propuso aprovechar la ocasión para que se despidiese del fútbol vistiendo la casaca celeste ese día. Aguilera aceptó la sugerencia.
Los diarios se hicieron eco de la noticia e informaban en la previa que el presidente Ovando Candia sería uno de los espectadores en el escenario cruceño, e incluso daría el puntapié inicial.
Épocas en que Oriente Petrolero dependía del aporte de los trabajadores de YPFB y Blooming necesitaba de sus hinchas y buscaba recursos. En ese afán, la Academia optó por aliarse con la Federación de Transportistas 16 de Noviembre, fusión que duró un año y medio.
‘Roly’ era un artillero ‘nato’, como se les decía en ese entonces a los delanteros de área, ‘oportunistas’ que, con el número ‘9’ en la espalda, merodeaba el rectángulo mayor de la zona defensiva rival.
Un futbolista de carácter, temperamental, líder en el campo. El domingo en cuestión, ingresó a la cancha luciendo el cintillo de capitán, emocionado por el adiós al fútbol.
El partido se desarrollaba con normalidad, hasta que el árbitro Jorge Antequera – personaje un tanto histriónico, en un raptus de protagonismo, tomó la decisión de expulsar a Roly Aguilera, ante la sorpresa de todos los que estaban en el estadio departamental.
Después se supo que Antequera no aceptó que Aguilera intentara convencerlo de que cambiara la decisión de expulsar al brasileño Capú, su compañero de ataque, o que lo reemplazara por otro jugador, para no empañar su homenaje ni defraudar al público. El árbitro reaccionó mostrándole la tarjeta roja al futbolista y ministro.
Antequera, considerado un aguafiestas, se llevó todos los reproches y silbidos el resto del encuentro ese día, y después criticado por los diarios cruceños.
Roly, en cambio, que abandonó la cancha llorando, abatido por el incidente, recibió el aplauso de un público que se solidarizó con él. El resultado (2-0) a favor de los refineros pasaró casi desapercibido a raíz de la controversia.
La polémica duró mucho tiempo, y fue tema inevitable de conversación en las tertulias futboleras del Café Viena, llamado también Café del Deportista, ubicado a media cuadra de la plaza ‘24 de septiembre’, sobre la calle Independencia, que administraba el entrenador austriaco Pepe Decker.
El goleador acabó colgando los botines (chuteras) de la manera menos pensada. No lo salvó ni la condición de Ministro de Estado.
Cosas del fútbol y de un clásico que está a punto de cumplir 67 años.