Consensos, acuerdos, pactos


 

 



Todas las señales muestran un futuro de riesgo y, todavía, sin la seguridad que estemos viendo el mismo escenario para actuar en consecuencia. La ausencia de grandes acuerdos políticos en la oposición, los conflictos que enfrenta el MAS, la violencia extrema que ha impulsado Evo Morales, la fragilidad o desconfianza sobre las instituciones que tienen a su cargo la administración del proceso electoral y la garantía de constitucionalidad y derecho, nos obligan a entender en toda su dimensión la conflictividad del momento.

Con carácter de urgencia, se han realizado una serie de reuniones de los actores políticos e institucionales para tratar de garantizar las elecciones en tiempos y condiciones previstas, logrando su objetivo primario de coyuntura, ratificar que las elecciones se desarrollarán el 17 de agosto.

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Un estudio de la Fundación Milenio ha definido las dificultades que debemos enfrentar y que le corresponderá resolver al nuevo gobierno: elevado déficit fiscal, caída de la renta petrolera por menores exportaciones de gas, financiamiento del déficit fiscal por el Banco Central de Bolivia, crecimiento de la emisión monetaria, desaceleración del PIB, aumento en la tasa de inflación, Reservas Internacionales Netas disminuidas y tipo de cambio paralelo incontrolado, incremento del desempleo e informalidad laboral. Cuando se analizan estas condiciones, Milenio advierte que en la crisis del año 80 estas mismas fueron las que produjeron la hiperinflación en la que desencadenó.

La ventaja de la crisis del año 2025, más allá de su gravedad, nos encuentra con una experiencia y una capacidad que nadie tenía en esos años y por ello, es posible tener mayor información para analizar consecuencias.

Considerando este escenario, se hace necesario insistir en que el volumen de la crisis nos obliga a todos, a comprender que en este momento nos necesitamos sin mezquindad ni miopía si queremos salir de ella. Quienes nos gobiernan y aquellos que lo harán en el próximo gobierno deben tener en cuenta que el volumen de las medidas deberá ser radicales y para ello tendrán que contar con el apoyo de la ciudadanía responsable que garantice gobernabilidad política y social.

Bolivia tiene una gran experiencia en el establecimiento de pactos y acuerdos, que, si bien fueron descalificados por el gobierno del MAS, tendremos que volver a recuperarlos. Otro elemento que debemos incorporar en el análisis será que, luego de las elecciones, será necesario reiterar la construcción de un Gran Acuerdo Nacional a la que deberá incorporarse el sector democrático de quien haya sido derrotado. Así lo demandará la realidad.