Un acuerdo de la oposición con los partidos ultra ortodoxos propone la disolución de la Knesset y la convocatoria a elecciones para elegir a un nuevo gobierno
Fuente: infobae.com
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(Desde Jerusalén, Israel) Todos los partidos de la oposición decidieron iniciar este miércoles el proceso político que debería desembocar en la caída del gobierno de Israel que lidera Benjamín Netanyahu.
Se trata de un mecanismo complejo que necesita de un bloque compacto de legisladores para desembocar en la disolución del Parlamento y la posterior convocatoria a elecciones nacionales.
Pero la suma de los legisladores permite suponer -por hoy- que la suerte política de Netanyahu estaría echada.
“En coordinación entre todas las facciones, se decidió retirar la legislación de la oposición de la agenda para concentrar todos los esfuerzos en un solo objetivo: derrocar al gobierno”, sostiene un comunicado oficial publicado tras una reunión de los partidos de la oposición en la Knesset.
El bloque oficialista tiene 68 votos sobre 120 escaños, y se necesita una mayoría absoluta de 61 sufragios. Los partidos ultra ortodoxos Shas y Judaísmo Unido de la Torá, pese a estar asociados a Netanyahu, anunciaron que apoyarán hoy la caída del Gobierno.
Sin embargo, el proceso es muy largo: se necesitan -al menos- tres votaciones sucesivas para lograr que el primer ministro deje su cargo. Y el partido Shas inició ya una ronda de consultas para que ello no ocurra.
Con todo, hoy se acordó que Shas y Judaísmo Unido de la Torá voten a favor de disolver la Knesset en la lectura preliminar del proyecto de ley.
En esta coyuntura política, los dos partidos ultra ortodoxos juegan en contra de Netanyahu porque no logró aprobar la legislación que exime del servicio militar a los estudiantes de la Torá y el Talmud.
Benjamin Netanyahu camina entre los escaños de la Knesset, (Jerusalem, Israel)
La crisis política en Israel no tiene su origen únicamente en la imposibilidad de votar un proyecto de ley que permita eludir el servicio militar obligatorio a los estudiantes religiosos.
Este hecho político, que frusta a los partidos ultra ortodoxos, aceleró el proceso institucional. Pero no es la causa definitiva que puede determinar la renuncia anticipada de Netanyahu.
Además de los votos decisivos que aportarían Shas y Judaísmo Unido de la Tora, los legisladores opositores suman más de 45 votos que constituyen un núcleo duro que puede soportar todas las ofertas que lleguen desde la Oficina del Primer Ministro.
Ese núcleo duro expresa a la opinión pública que rechaza la estrategia de Netanyahu para obtener la libertad de los 56 rehenes que mantiene Hamas en Gaza.
Asimismo, el primer ministro esta siendo investigado por tres casos distintos de corrupción, y estas causas abiertas han influido al momento de conformar un bloque parlamentario para forzar la disolución del gobierno.
Manifestantes sostienen fotos de rehenes israelíes secuestrados en la Franja de Gaza durante una protesta reclamando su liberación, (Tel Aviv, Israel)
Entonces, la suma de los reclamos de Shas y Judaísmo Unido de la Tora más el rechazo a las decisiones de Netanyahu respecto a los rehenes y sus actos de Gobierno, hicieron que hoy inicie en la Knesset un complejo proceso político con final abierto.
En la noche de Jerusalén, iniciará el debate.
Ya están los 61 votos para abrir el proceso institucional. Pero se necesitan otras tres votaciones -con 61 votos- para lograr que la Knesset se disuelva y a continuación se convoque a elecciones en los próximos 90 días.
Shas negocia para que eso no ocurra. Si este partido se corre, Netanyahu permanecerá como primer ministro.
En cambio, si el bloque opositor no sufre fisuras, Netanyahu será premier transitorio por tres meses hasta que haya elecciones y se designen a los nuevos parlamentarios.
No será la primera vez que Netanyahu sobreviva a una crisis política en Israel.