Con el aval del Tribunal Constitucional, los vocales electorales inscribieron y habilitaron el 6 de junio la candidatura de Andrónico. Esta cadena de sucesos mereció el análisis de dos expertos que fueron consultados por EL DEBER para comprender este escenario.
Freddy Lacio Fernández
Fuente: eldeber.com.bo
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La habilitación de la candidatura presidencial de Andrónico Rodríguez por parte del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y el guiño del político en favor de Evo Morales trajo consigo reacciones sobre una eventual redefinición del tablero en la campaña para las elecciones de agosto.
Distanciado tanto de Evo Morales como de Luis Arce, el candidato de la Alianza Popular sorprendió por los elogios públicos que pronunció en favor del exmandatario, quien promueve una protesta con bloqueos de caminos para habilitarse para terciar en esta carrera electoral.
“Por más que no me tenga presente o ya no me quiera, hermano Evo, yo lo voy a tener siempre presente. Yo no seré malagradecido, desleal o traidor como dicen”, declaró Andrónico y añadió que Morales es “el mayor referente de la política boliviana”.
El pronunciamiento de Andrónico fue exteriorizado el 5 de junio cuando se reunió con sus aliados para celebrar el fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) que retiró el veto que habían impuesto juzgados de Beni y La Paz contra el Movimiento Tercer Sistema (MTS), el partido sobre el cual se sustenta la alianza política que patrocina a Andrónico.
Con el aval del Tribunal Constitucional, los vocales electorales inscribieron y habilitaron el 6 de junio la candidatura de Andrónico. Esta cadena de sucesos mereció el análisis de dos expertos que fueron consultados por EL DEBER para comprender este escenario.
El politólogo Marcelo Arequipa y el sociólogo Franco Gamboa coincidieron que las palabras de Andrónico no fueron casuales. Para Arequipa, el mensaje apunta a captar al electorado más radical del MAS, alineado con Morales.
“Rodríguez necesita del electorado evista, no puede prescindir de esa base”, afirma. “Por eso, en su discurso, lanza un llamado directo para que ese sector se sume a su proyecto político”.
Arequipa también considera que, más allá del cálculo electoral, la estrategia tiene un efecto estabilizador. “Eso le sirve al país, porque empieza a desactivar o debilitar el bloque evista”, sostiene, en referencia a las movilizaciones que exigen la habilitación de Evo Morales.
Según Arequipa, Rodríguez está jugando una carta doble: atraer el voto más combativo del bloque popular y, al mismo tiempo, viabilizar un proceso electoral sin mayores turbulencias. “Su objetivo es despejar el camino hacia las elecciones de agosto, consolidar el voto duro del masismo y luego ampliar su alcance hacia otros sectores de la izquierda”, explicó.
En contraste, Franco Gamboa adopta una postura más crítica. Para él, el discurso de Andrónico revela una preocupante continuidad con el liderazgo de Evo Morales y envía una señal “profundamente negativa” en tres planos.
Primero, cuestiona el rol del TCP, que —a su juicio— se involucra en el juego político más allá de sus atribuciones. “La habilitación de Rodríguez no se sustenta en fundamentos jurídicos sólidos, sino en un cálculo para contener conflictos”, señala.
En su criterio, esta decisión judicial debilita a Morales al quitarle protagonismo y, al mismo tiempo, le impide recuperar el liderazgo perdido.
Segundo, observa que Andrónico aún mantiene un vínculo simbólico con Morales, lo que refuerza el caudillismo. “Ese guiño indica que buscará una amnistía para Evo. Eso entierra las esperanzas de una renovación política”, lamenta.
Finalmente, Gamboa cuestionó el vehículo político del candidato. “La Alianza Popular no actúa como partido con programa o visión nacional, sino como actor electoral oportunista”, advierte. A su juicio, el MTS y los partidos que lo acompañan atraviesan profundas divisiones internas y se mueven al ritmo de conveniencias coyunturales.
Ambos analistas coinciden en que el contexto político es complejo y volátil. Mientras Arequipa resaltó la falta de una oposición sólida con propuestas claras —“la oposición está jugando a la política, no está haciendo política en serio”—, Gamboa lamentó que el debate electoral siga girando en torno a figuras del pasado, sin una apuesta real por la transformación institucional.
Con su candidatura ya en marcha, Andrónico Rodríguez enfrenta de este modo el desafío de consolidar un liderazgo que transite entre las viejas lealtades del MAS y las nuevas demandas de una sociedad que exige renovación.
Su guiño a Evo podría convertirse en la llave para atraer el voto duro del evismo y pacificar parte del escenario político; sin embargo, el riesgo de ser percibido como una figura continuista persiste.
La gran incógnita rumbo al 17 de agosto es si Rodríguez logrará ampliar su base de apoyo más allá del núcleo evista y articular una propuesta capaz de aglutinar a los diversos sectores de la izquierda boliviana, hoy fragmentados entre la nostalgia, la crítica y la urgencia de cambio.