Vladimir Aguilar Choque, el estudiante de 18 años del municipio de Llallagua, fue brutalmente golpeado por bloqueadores evistas hasta matarlo. Luis Arce no tuvo valor para tomar decisiones políticas contra los abusos de los seguidores del líder cocalero del Chapare y evitar la muerte del estudiante. A pesar de que la frase “Sin Evo no hay democracia y no hay elecciones” no es políticamente sorprendente, es discursivamente incómoda para la institucionalidad democrática. Sugiere que el evismo sigue vivo desde los márgenes informales de la política, fuera del Estado y burlándose del gobierno.
Los acontecimientos en Llallagua nos dicen que el Estado es incapaz, el gobierno pusilánime y la democracia es débil en Bolivia. Estos acontecimientos han marcado un hito simbólico en 2025: en junio se develó la implosión moral del evismo, la caída ideológica del masismo y los pies de barro del proceso de cambio.
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El Estado es incapaz porque no provee de manera estable un bien público: la seguridad de sus ciudadanos. La muerte del estudiante y los policías en Llallagua nos dicen que el monopolio de la violencia legítima del Estado es mínima, que quienes la ocupan rinden o dan resultados pobres, con poco efecto. Que la gente no es beneficiada con la principal provisión del Estado: la seguridad. Vladimir pagó con su vida la incapacidad estatal.
El gobierno es pusilánime porque no ha podido, hasta hoy, detener a Evo Morales. A pesar de las graves denuncias en su contra, Evo sigue atrincherado en El Chapare, ese espacio donde el Estado está prácticamente ausente y el gobierno es blandengue. El evismo es una facción que ha cruzado los límites de la institucionalidad formal y camina por los senderos de lo prohibido, lo perjudicial, lo que terribiliza a la gente. Evo se burla del gobierno de Arce.
La democracia es duradera y de baja calidad en Bolivia. Una razón lo explica: en América Latina, el Estado permite la colusión selectiva (torcer las reglas de la democracia y cometer abusos de poder) entre agentes estatales (poder judicial y autoridades electorales) y políticos, lo que ha generado las condiciones para que estos se comporten de manera oportunista. La cuarta postulación de Evo Morales a la presidencia, a pesar de los resultados del referendo del 21f, y el fraude electoral en 2019 son hechos que sostienen empíricamente el concepto de colusión selectiva.
En Bolivia, el proceso de cambio ha hecho más incapaz al Estado en relación con los grupos irregulares que tienen armas de fuego como recurso de poder para protegerse y atacar; el MAS, bajo el liderazgo de Evo Morales, ha bajado la calidad de la democracia mediante la colusión selectiva; el gobierno de Arce ha perdido autonomía en la toma de decisiones políticas porque no tiene plata, apoyo parlamentario y gente en las calles que lo defienda. El Estado Plurinacional tiene una legitimidad con mínimos históricos.
En 20 años, Bolivia ha sufrido un proceso de involución institucional bajo la cháchara de la narrativa plurinacional. Es tiempo de recuperar el espíritu republicano.
José Orlando Peralta/Politólogo