La democracia bajo fuego cruzado


Hace algunos años este gobierno del MAS ya sería pasado. Los militares hubieran sacado de la oreja a Arce Catacora del poder y probablemente, en casi 5 años, se habrían sucedido varios gobiernos más, porque Choquehuanca habría salido tirado de la oreja también y el Congreso habría acabado con un gran candado en su puerta. Jamás el ejército se hubiera quedado quieto mirando como se iba acabando el país, pero seguiríamos arriesgando en la misma ruleta fatal de nuestra historia política.

Arce quiso ser presidente, Morales le dio paso creyendo que lo iba a mangonear y Arce no sirvió ni para gobernar ni para darle gusto a Morales de dejarlo mandar. No sirvió para nada. Ahora, lo único que tiene que hacer es gobernar hasta el último día, y dejarse de tembladeras. Si quiere huir o si se deja echar faltando pocos meses para terminar con su período, sería imperdonable.



Hoy estamos viviendo una verdadera guerra civil sin tiros. O un golpe lento. Al no haber tiros, nuestra guerra civil no tiene muertos. O tiene solo muertos de hambre. Por lo demás estamos en plena conflagración, desde el momento que se producen llamados públicos para derrocar a un gobierno acobardado; que se exhorta a suspender las elecciones presidenciales; que el país está violentamente bloqueado con obstáculos y trincheras que paralizan su transporte y su comercio; y que existe escasez y carestía que lleva a la población a someterse a interminables colas. Es el escenario exacto para un enfrentamiento civil.

La “republiqueta” del Chapare, dirigida por el malandrín de Evo Morales, es el huevo venenoso de la subversión. Desde allí, mediante una poderosa emisora, Morales, en persona, llama al derrocamiento de Arce y a que se lo acepte a él como candidato a la presidencia, cuando está inhabilitado constitucionalmente. De la “republiqueta” cocalera salen las directrices a la población descontenta y el dinero para los desmanes, que proceden del pasado asalto a las arcas del Estado durante la gestión de Morales y del narcotráfico para el que no existen bloqueos.

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En un momento en que solo se ve y se oyen insultos y protestas de candidatos de todo pelaje, donde abunda la ignorancia y la ambición desmedida, por lo menos los tres candidatos más importantes de la oposición se reunieron en Cochabamba, convocados por Manfred Reyes Villa. Estuvieron con él, Tuto Quiroga y Samuel Doria Medina, y nos han dado un respiro y alguna esperanza al haber suscrito un documento breve, pero preciso que defiende el proceso democrático y asegura las elecciones de agosto. Queda por delante que esos políticos, conocedores de Bolivia, no vayan separados a las elecciones, que pacten, porque de lo contrario el riesgo del resultado es incierto.

Morales está haciendo su último esfuerzo para posesionarse en el poder y más bien hay que prenderlo y meterlo preso para que pague por todas las pellejerías que ha cometido. El resto de lo que fue el MAS no es lo suficientemente peligroso como para ganar en los comicios que vienen. Bolivia atraviesa por uno de sus peores momentos, pero ya sabemos que las naciones no desaparecen ni mueren, así que aunque sean cojitrancos y aporreados tenemos que salir del fango.