La gasolina del Centenario al Bicentenario


Entre los muchos temas que distancian el festejo del Centenario en 1925 del incierto Bicentenario de 2025 está el del combustible. Desde la última mitad del siglo XIX, la gasolina transformaba el transporte de personas y mercancías en todo el mundo. No tardó mucho en asomar por Bolivia, sobre todo por la dinámica económica que generaba la minería.

La historia de esos procesos es fascinante. Resume las capacidades de las culturas y el dominio del hombre sobre la naturaleza. En Bolivia, Manuel Contreras, publica renovados estudios sobre el transporte desde el siglo XIX, el cual acompañó el desarrollo de la industrialización y los momentos de expansión de la economía boliviana y regional.

Su alumno Nigel Caspa continúa con las investigaciones porque siempre hay nuevas vetas, sobre todo más allá de los departamentos de La Paz, Oruro, Potosí que fueron pioneros en esta modernización.



En sus escritos se refleja el entusiasmo de nuestros abuelos. El aporte de los migrantes, alemanes, españoles, ingleses, marcó la victoria de la técnica sobre un territorio inhóspito. Por ejemplo, lograr que un vagón baje desde el altiplano hasta la Estación Central sin descarrilarse o evitar los excesos de velocidad del tranvía desde la Plaza Murillo por la calle Ayacucho.

El inquieto Arturo Posnansky (1873- 1946) importó en 1904 el primer automóvil para impresión de toda la vecindad. Entre 1920 y 1925, a pesar de las infaltables convulsiones políticas, los bolivianos comenzaron a buscar formas para superar los transportes primitivos de mulas o la dependencia de los carretones.

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En cambio, no encuentro (no he hecho una revisión exhaustiva en los periódicos de la época) un dato preciso sobre el primer surtidor de gasolina, dónde se refinó el combustible para cargarlo en los vehículos. Por lo menos los choferes de hace un siglo no tenían que pasar semanas esperando por unos litros.

Desde un inicio existió algún tipo de legislación nacional o municipal para regular el tráfico y las licencias a los conductores. Víctor Alemán relata los detalles en su estudio sobre la automovilidad en La Paz en 1920.

Luis Lavadenz Reyes, (1872-1954) de origen chuquisaqueño, fue el gran impulsor del petróleo en Bolivia. Había cursado tres cursos de ingeniería. Mientras actuaba de agrimensor en la provincia Cordillera del departamento de Santa Cruz, conoció por una circunstancia especial manantiales que la gente usaba para diferentes fines y que él reconoció como kerosene.

Lavadenz, que ya había establecido su vida familiar en Santa Cruz de la Sierra, comenzó los trámites para explorar el recurso. Solicitó una concesión de varios miles de hectáreas en el sureste de Bolivia, al mismo tiempo que comenzó la dura tarea de conseguir capitales para la compleja explotación.

Es famosa la anécdota cuando Luis vendió el boleto que había comprado para viajar en el Titanic por una sorpresiva reunión que le surgió en Holanda, que le salvó la vida. Consiguió alianzas con empresas europeas, que luego pasaron a industrias estadounidenses.

Lavadenz es considerado el precursor de la historia petrolera de Bolivia. Buscó ayuda y consejos en expertos argentinos, que ya trabajaban en la empresa estatal de ese país Descubrió el pozo Bermejo 2 en 1924, que cumplió cien años de actividad. El explorador también intentó encontrar el oro negro en la provincia Caupolicán al norte de La Paz; aunque no tuvo éxito, aseguraba que era territorio petrolero.

La Standard Oil inició su explotación en vísperas del Centenario y los bolivianos comenzaron a debatir sobre este nuevo recurso natural que brotaba en su suelo y que tendría un papel vertebral en los siguientes años.

Durante la Guerra del Chaco la logística de la gasolina y el kerosene tuvo un rol absolutamente central. El Ejército encargó la tarea a profesionales o a universitarios que pudieran entender sobre ello. René Rojas Velasco, aunque estudiaba para abogado, se encargó de organizar los trayectos de los camiones. Quisiera conocer cómo llegaba el combustible en los bidones, pero no hay muchos detalles sobre ello.

En 1979, remontando los ríos que unen Villa Tunari con Trinidad, me tocó presenciar la travesía de barcas con combustible que seguramente se compraba en Cochabamba o en Santa Cruz. Todo llegó sin novedad a las poblaciones ribereñas.

En el siglo XXI, la distribución de gasolina se ha transformado en motivo de duros enfrentamientos, como en octubre de 2003, en octubre de 2019 y desde octubre de 2023 a la fecha. La lucha por obtener Diesel ensombrece las perspectivas de un país que hace cien años buscaba la prosperidad.

Los bombardeos de Israel contra Teherán y la fragilidad en Oriente Medio seguramente influirán aún más para empeorar el comercio de los carburantes en este Bicentenario.