Jorge Tuto Quiroga fue el rival principal de Evo Morales el 2005. Manfred Reyes Villa se enfrentó al líder cocalero en 2009. Samuel Doria Medina lo hizo el 2014 y Carlos Mesa compitió en 2019. En 2020, Morales fue relevado por Luis Arce, que disputó las elecciones con Carlos Mesa. De todas esas elecciones, sólo en 2019 se logró que el MAS no gane en primera vuelta y no pudimos saber el desenlace porque Evo Morales prefirió el fraude a medirse en segunda vuelta con Carlos Mesa.
Hoy el MAS está viviendo una crisis terminal. Evo Morales está inhabilitado para ser candidato, Luis Arce sobrevive apenas el naufragio de su desastroso gobierno y Andrónico Rodríguez está intentando reinventar al neopopulismo autoritario, hasta ahora con relativo éxito. Eva Copa, Eduardo del Castillo y Johnny Fernández no parece que puedan despegar, aunque eventualmente podrían restarle votos claves a Rodríguez.
El único líder que logró forzar al MAS a una segunda vuelta, Carlos Mesa, fue también el más lúcido y generoso y decidió declinar su candidatura para propiciar la unidad de las fuerzas democráticas. Su gesto, lejos de cumplir con el objetivo planteado, fue malentendido por los otros líderes democráticos, que se enfrascaron (y siguen así a dos meses de las elecciones) en una lucha sin cuartel entre ellos.
No hay unidad, no hay renovación generacional y cada uno de los líderes democráticos cree que podrá desencadenar el “voto útil” a su favor en los próximos días. Todos tienen argumentos, pero los números no se mueven. La situación no es la de 2019 o 2020, cuando Carlos Mesa llevaba una ventaja de más de 25 puntos a su inmediato seguidor en las encuestas. Hoy los tres candidatos con más opciones del campo democrático están muy cerca en las intenciones de voto, lo que hace improbable que se produzca el “voto útil”.
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En cambio, en el campo del neopopulismo autoritario, una vez derrotada la insurrección de Evo Morales por la ciudadanía, la probabilidad del “voto útil” en favor de Andrónico Rodríguez es muy cierta. En su mejor escenario podría escalar hasta un poco más del 40% y, de mantenerse la dispersión en el campo democrático, ganar la elección en primera vuelta. Las corporaciones sindicales que respaldan y constituyen el neopopulismo autoritario, son pragmáticas, no tienen ideología, principios ni causas … sólo intereses particulares. Esta condición les hará concentrar su voto.
Los líderes democráticos parecen confiar en que “el MAS está muerto” o que por lo menos está “tan debilitado” que es “imposible” que Andrónico pueda obtener más del 30% en primera vuelta. Creen que lo que se disputará en primera vuelta es quién será el contendor de Rodríguez para el balotaje. El mismísimo error que llevo a Luis Fernando Camacho en 2020 a persistir en su candidatura. Por lo visto, en política, se puede tropezar con la misma piedra las veces que sean necesarias.
Los líderes democráticos están muy desconectados de la realidad, de la cultura política y de los mitos profundos de los bolivianos. No se entiende de otra manera que un candidato a la vicepresidencia esté haciendo campaña con una gorra roja al estilo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con una leyenda que dice “Make Bolivia sexi again”. En general, los tres candidatos democráticos con mayores opciones están haciendo campaña en y para las clases medias de las ciudades y subestiman el voto de la periferia y las áreas rurales.
¿Todo está perdido? Me resisto a pensar que así nomás es. Creo que la ciudadanía puede y debe obligar a los líderes democráticos a unirse antes del 17 de agosto de 2025. Tal vez sea hora de promover una gran movilización para exigir a estos líderes que encuentren un mecanismo que permita lograr un solo binomio en el cuál depositar nuestra esperanza y nuestros votos.
En los próximos días saldrán a la luz nuevas encuestas. El panorama será el mismo, con la novedad del crecimiento sostenido de Andrónico Rodríguez. Ojalá que tomemos conciencia a tiempo y sobre todo que actuemos en consecuencia.
Si estoy equivocado, alguno de los líderes democráticos se despegará de los otros en las próximas semanas y Andrónico no logrará incrementar notablemente su intención de voto. Si es así, seré el primero en reconocerlo y respiraré tranquilo. Pero si no, si mis previsiones lamentablemente se van confirmando, tenemos que hacer algo. No podemos permitir que, por nuestros egoísmos y ceguera política, el neopopulismo autoritario nos derrote otra vez.
No puede ser que ahora que tenemos todo para ganar, lo echemos todo a perder … no hay derecho.
Por Ricardo V. Paz Ballivián