Reto a los líderes patriotas: una acción racional y urgente


Ha llegado el momento de que los líderes del oficialismo y de la oposición demuestren, con hechos concretos, su verdadero compromiso con Bolivia. El país atraviesa una de las crisis más severas de las últimas décadas: una economía en caída libre, un déficit fiscal alarmante, escasez de divisas, inflación en ascenso y un clima de incertidumbre que crece día tras día. Frente a este panorama, resulta incomprensible y profundamente irresponsable, que nuestras fuerzas políticas no hagan un alto para pactar un acuerdo excepcional que esté a la altura de la emergencia.

La única salida racional en este momento crítico es la conformación inmediata de una Comisión Especial de Transición, integrada por representantes tanto del oficialismo como de la oposición. Su único objetivo debe ser definir e implementar medidas urgentes que aseguren la sostenibilidad del país durante este período de transición que nos separa de la instalación del nuevo gobierno.



Esperar cuatro meses o más, como si estuviéramos en tiempos normales, sería suicida. La inacción ahora solo garantiza que en noviembre o el próximo año nos enfrentemos a una crisis mucho más aguda, compleja y prolongada, cuyos costos sociales recaerán, como siempre, sobre los sectores más vulnerables.

La gravedad del momento exige una respuesta extraordinaria. No podemos darnos el lujo de seguir el protocolo habitual de esperar a que el nuevo gobierno asuma para recién entonces diseñar un plan de ajuste. Lo que está en juego no es solo una elección, es la estabilidad del país y la esperanza de millones de bolivianos.

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Si los líderes políticos no logran ponerse de acuerdo hoy para dar este paso patriótico, estarán dejando en claro que sus intereses personales o partidarios están por encima del bien común. Y los ciudadanos, cada vez más desencantados, tendrán más razones para pensar que la clase política, tanto oficialistas como opositores, solo buscan mantenerse o tomar el poder, sin importar el precio que pague el país.

Este es el momento de transformar los discursos, las promesas y las buenas intenciones en una acción patriótica excepcional. Bolivia no puede esperar.

 

Fernando Crespo Lijeron