Si no hay elecciones, hay dictadura


Puede ser una imagen de 1 persona, sonriendo y bufanda
Luisa Nayar

 

Bolivia atraviesa uno de los momentos más oscuros de su historia reciente. La economía destruida, la escasez de combustible, el aumento descontrolado de la inflación, y la corrupción campeándose sin vergüenza por los pasillos del poder político, están creando un escenario de desesperación e indignación en los ciudadanos que no encuentran ninguna respuesta a sus crecientes necesidades.

Mientras tanto, el Gobierno tantea, en voz baja, pero con pasos firmes, la posibilidad de suspender las elecciones generales previstas para el próximo 17 de agosto. Lo dicen a media voz, lo filtran mediante su tiranía judicial y lo tantean con sus alfiles del Tribunal Supremo Electoral. Lo que no dicen, pero todos sabemos, es que, si no hay elecciones, hay dictadura.



En Bolivia, las reglas están claras: la Constitución Política del Estado establece que el periodo de mandato de las autoridades electas es de cinco años. No seis, no indefinidamente, no “hasta que convenga”. Las elecciones generales previstas para agosto de este año no son un trámite más ni una opción abierta a interpretación política: son un mandato constitucional y, por tanto, un mandato directo del ciudadano. Pretender postergarlas, ya sea por la vía judicial o por una decisión del Tribunal Supremo Electoral, sería un acto de dictadura.

Lo que están intentando es prender fuego a los vestigios de nuestra democracia para escapar de su fracaso y de las sanciones por sus delitos. Y lo hacen porque saben que, si hay elecciones libres, limpias y transparentes el MAS, en cualquiera de sus vertientes pierde. Porque no tienen respaldo ciudadano, ni credibilidad. Solo tienen miedo. Y cuando el poder tiene miedo al voto, lo único que le queda es el autoritarismo.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

El populismo autoritario busca convertir a Bolivia en otra Venezuela. Pero Bolivia no es Venezuela. Bolivia ya demostró en 2019 que no se arrodilla. Millones salimos a las calles a defender el voto, y lo haremos las veces que sea necesario. Los bolivianos tenemos memoria, dignidad y coraje. No hay poder más fuerte que un pueblo cansado y de pie. Y el pueblo ya está cansado de mentiras, de colas, de bonos miserables, de corrupción y de abuso.

Si tocan las elecciones, tienen que saber que tocan la libertad. Y tocar la libertad es declararle la guerra a la ciudadanía que pide a gritos un cambio en nuestro país.

Cualquier intento de suspender o manipular las elecciones será respondido con movilización nacional. Porque el voto no se toca. Porque el poder no se hereda ni se extiende por decreto. Porque Bolivia no será otra Venezuela, aunque el MAS lo intente.

Es ahora cuando la oposición democrática tiene que actuar con responsabilidad histórica. Por eso, hoy más que nunca, hago un llamado urgente a la unión de todas las fuerzas democráticas. No hay tiempo para peleas internas ni para mezquindades personales. Este no es un momento de cálculo, es un momento de compromiso. O nos unimos, o caemos por separado. O luchamos juntos, o el autoritarismo seguirá avanzando sin freno.

Tenemos una tarea histórica: recuperar Bolivia de las garras del populismo autoritario del MAS. Rescatar a nuestro país del estancamiento, de la miseria, del abuso. De devolverle a nuestra gente la posibilidad de una Bolivia mejor.

Este es un punto de quiebre. Esto ya no se trata de nombres, ni de candidaturas. Se trata de defender lo esencial: el derecho de los ciudadanos a elegir, a votar, a decidir.

Sin elecciones, no hay democracia. Sin democracia, no hay futuro. Y los ciudadanos no vamos a entregar nuestro futuro sin pelear.

¡Nadie se cansa, nadie se rinde!

Por Luisa Nayar

Fuente: https://www.facebook.com/share/p/1CH37aoqoo/?mibextid=wwXIfr