Este panorama se repite generando preocupación en distintos sectores, especialmente en el transporte y la producción.
Ligia Portillo
Fuente: Red Uno
A pesar de una leve reducción en los tiempos de espera, las largas filas para conseguir combustible continúan siendo parte del paisaje diario en varios puntos del departamento. Algunas colas de vehículos incluso rodean manzanas completas, reflejando una crisis que no ha dado tregua durante semanas.
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Desde primeras horas del día, conductores de taxis, vehículos particulares y transporte público se apostan en las estaciones de servicio con la esperanza de abastecerse. Aunque la espera ya no se prolonga por más de seis horas como ocurrió días atrás, el abastecimiento sigue siendo irregular y la demanda insatisfecha.
“Es mejor que la semana pasada, pero igual tengo que estar más de dos horas en fila. No podemos trabajar así”, comenta Juan R., taxista de la zona norte de la ciudad. Otros usuarios aseguran que las estaciones solo reciben una cantidad limitada de carburante, que se agota rápidamente.
Este panorama se repite generando preocupación en distintos sectores, especialmente en el transporte y la producción. Mientras tanto, la población sigue soportando la incertidumbre y el desgaste diario que representa la escasez de combustible, un problema que ya comienza a afectar el ritmo económico de la región.