¿Te das cuenta que la nueva miss Bolivia es más preparada que el 98% de los candidatos a parlamentarios del país?


A una candidata a Miss Bolivia se le exige hablar varios idiomas, tener formación universitaria, dominio en diplomacia, conciencia social y un proyecto concreto que genere impacto. Se le evalúan los modales, la oratoria, la capacidad de representar al país con inteligencia y elegancia en escenarios internacionales.

¿Y a un candidato al Parlamento?



Nada. No se exige formación, ni visión, ni proyectos legislativos. Ni siquiera un conocimiento básico de la Constitución. Solo basta con existir… y caerle bien al dedo de alguien que reparte candidaturas como si repartiera estampitas.

Trivializamos los concursos de belleza y magnificamos la política. Pero el contraste es brutal: le pedimos más preparación, más integridad y más propósito a una reina de belleza —que no va a legislar, ni a administrar recursos públicos— que a quienes van a escribir las leyes, fiscalizar gobiernos y diseñar el futuro de millones.

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El problema no es que a una Miss Bolivia se le exija tanto. El problema es que a los parlamentarios no se les exige nada. Y así estamos: gobernados por la mediocridad, mientras la excelencia queda desfilando en pasarela.

 

Fuente: Facebook Nadia Beller