Anapo: Peligra la exportación de 250.000 toneladas de soya por trabas burocráticas


Pese a una cosecha récord, el retraso en los permisos les impide concretar ventas al exterior y aprovechar precios internacionales favorables.

Ernesto Estremadoiro Flores

Fuente: eldeber.com.bo



La campaña de verano dejó una producción récord de soya en Bolivia, pero los productores aún no logran colocar sus excedentes en el mercado externo debido a obstáculos administrativos que, según denuncian desde el sector, complican innecesariamente el proceso de exportación.

Jaime Hernández, gerente general de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), expresó su preocupación en una entrevista televisiva al señalar que las 250.000 toneladas de grano cuya exportación fue autorizada por el Gobierno aún no han salido del país, principalmente porque los permisos de exportación llegaron tarde y sin garantías de venta inmediata.

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“El mecanismo utilizado ha sido más perjudicial que beneficioso para la exportación de grano de soya”, cuestionó Hernández, al explicar que el nuevo sistema exige trámites adicionales para obtener los cupos, lo cual representa un retroceso en comparación con gestiones anteriores. En el pasado, recordó, se liberaba automáticamente el 60% de la producción sin necesidad de solicitudes ni autorizaciones particulares.

Hernández denunció que muchas solicitudes presentadas por los exportadores fueron observadas, rechazadas o devueltas, lo que generó demoras que afectaron directamente las oportunidades de negocio. “Nuestra solicitud ha demorado más de tres semanas en ser admitida. Eso genera pérdidas de precio y de negociación”, afirmó.

Sin mercado

Según datos de Anapo, la producción de grano de soya durante esta campaña de verano superó los 1,65 millones de toneladas, un incremento de más de 1,1 millones respecto al año anterior. Sin embargo, este crecimiento no se ha traducido en beneficios para el productor.

“La autorización de exportación ha llegado muy tarde, y ahora estamos buscando compradores que aún puedan ofrecer precios atractivos. Pero no tenemos seguridad de concretar las ventas”, lamentó Hernández.

El sector oleaginoso —uno de los principales generadores de divisas del país— enfrenta un contexto adverso, marcado por precios internacionales volátiles y mayores restricciones internas. Para Anapo, las regulaciones cambiantes y la falta de previsibilidad en las decisiones del Gobierno son factores que erosionan la competitividad de Bolivia frente a otros países productores como Paraguay, Brasil y Argentina.

El país más que nunca necesita que la exportación fluya, que se generen ingresos y se reactive la economía. Pero con estas trabas burocráticas, se pone en riesgo esa posibilidad”, advirtió Hernández.