A11pl3Z fue observado cerca de Júpiter y se mueve a gran velocidad rumbo a la órbita de Marte. Científicos lo comparan con Oumuamua y 2I/Borisov.
Fuente: Infobae
Astrónomos de todo el mundo están monitoreando la trayectoria de A11pl3Z, un objeto celeste que podría haberse originado fuera del Sistema Solar y que actualmente cruza la vecindad planetaria de la Tierra, informó este miércoles la Agencia Espacial Europea (ESA).
Este cuerpo, descrito por los especialistas como inofensivo, se encuentra cerca de Júpiter, a cientos de millones de kilómetros de la Tierra, y se dirige hacia la órbita de Marte. Según la agencia, su ruta no lo acercará al Sol más allá de la órbita marciana.
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El fenómeno constituye, de confirmarse, la tercera ocasión en la que un objeto de procedencia interestelar es registrado en nuestro sistema solar. El primer caso se detectó en 2017, cuando se descubrió Oumuamua, denominado así en honor a un término hawaiano que significa “explorador”, tras su hallazgo por un observatorio en Hawái. El segundo visitante interestelar confirmado es 2I/Borisov, observado en 2019 y clasificado como cometa.
El nuevo objeto ha sido identificado gracias a observaciones realizadas inicialmente por el sistema ATLAS de la NASA en Hawái el pasado martes, indicó el astrónomo estadounidense David Rankin. Desde entonces, tanto profesionales como amateurs han colaborado en el análisis de datos previos de telescopios, rastreando su movimiento hasta el 14 de junio. Según Richard Moissl, responsable de defensa planetaria de la ESA, A11pl3Z viaja a más de 60 kilómetros por segundo, una velocidad que excede la de los asteroides o cometas originados dentro del sistema solar.
De acuerdo con Moissl, esta velocidad y la trayectoria “significan que no orbita alrededor de nuestro Sol, sino que procede del espacio interestelar y retornará allí”. El objeto fue estimado en un tamaño de entre 10 y 20 kilómetros de diámetro, aunque podría ser menor si se compone principalmente de hielo, material que refleja mayor cantidad de luz. El astrofísico Josep Trigo-Rodríguez, del Instituto de Ciencias del Espacio de Barcelona, apuntó que el objeto podría alcanzar los 40 kilómetros (25 millas) de diámetro. Por ahora, se desconoce su naturaleza exacta —si es un asteroide rocoso o un cometa helado— y su forma precisa, a la espera de nuevas observaciones.
La NASA señaló que mantiene un monitoreo activo sobre A11pl3Z, mientras que la confirmación oficial de su origen interestelar debe llegar de parte del Minor Planet Center de la Unión Astronómica Internacional, institución que ya ha registrado más de 100 observaciones del fenómeno.
El entusiasmo entre los científicos es notorio debido al potencial para estudiar material proveniente de otros sistemas estelares. Mark Norris, astrónomo de la Universidad de Central Lancashire del Reino Unido, destacó que este objeto se mueve a mayor velocidad que Oumuamua y 2I/Borisov. Norris también indicó que el objeto se encuentra a una distancia aproximada a la de Júpiter desde la Tierra y que su observación actual solo es posible en el hemisferio sur.
Modelos recientes, citados por Norris, sugieren que podría haber hasta 10.000 objetos interestelares vagando por el sistema solar en cualquier momento, aunque la mayoría serían significativamente más pequeños que A11pl3Z. De confirmarse estos cálculos, el Observatorio Vera C. Rubin en Chile, que iniciará operaciones próximamente, podría identificar nuevos visitantes interestelares mensualmente.
Moissl añadió que actualmente no es viable organizar una misión para interceptar A11pl3Z. Sin embargo, estos ocasionales visitantes dan a la comunidad científica la oportunidad de analizar directamente material de fuera del sistema solar, lo que podría arrojar luz sobre la existencia de condiciones favorables para la vida en otros sistemas estelares, especialmente si se detectaran precursores como aminoácidos en la superficie de uno de estos cuerpos.
La atención internacional permanece sobre la trayectoria de A11pl3Z, cuyo acercamiento al Sol se producirá en octubre, continuando siendo observable mediante telescopios hasta el próximo año. Las nuevas observaciones serán clave para determinar su composición y confirmar su procedencia interestelar, un evento de gran relevancia para la astronomía contemporánea.
(Con información de AFP y AP)