Países como Estados Unidos han triplicado sus reservas en menos de cinco años y que Europa ya aprobó 47 proyectos vinculados a materiales críticos, 18 de ellos relacionados directamente con el litio.
Fuente: Erbol
El investigador del Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB), Jorge Campanini, advirtió que el país ha avanzado en el proyecto de industrialización del litio sin contar con información técnica ni planificación adecuada. “Nos hemos limpiado la boca antes de comer, hemos hecho el desarrollo sin conocer”, afirmó en entrevista con el programa Hagamos Democracia de la red Erbol.
Campanini señaló que Bolivia emprendió el camino hacia la industrialización del litio sin datos precisos sobre las reservas existentes, sin una política sólida y con decisiones improvisadas que hoy ponen en duda la viabilidad del proyecto. “Seguimos avanzando sin tener precisión de datos exactos que nos puedan ayudar a apuntar con mayor efectividad un proyecto tan importante para el país y un sueño tan importante para Potosí”, expresó.
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El investigador explicó que el país ingresó al negocio del litio a través de Yacimientos del Litio Boliviano (YLB), instalando incluso una planta de cloruro de potasio entre 2018 y 2019, pese a no haber concluido la planta de carbonato de litio ni contar con una certificación clara de reservas. Según advirtió, esta situación impide a las empresas que firmaron convenios con el Estado desarrollar una certificación técnica propia, lo que contraviene normas específicas y deja en evidencia la ausencia de una estrategia estatal coherente.
Campanini detalló que actualmente existen 14 convenios con distintas características jurídicas y administrativas, lo que complica aún más el panorama. A su juicio, el proyecto de industrialización atraviesa “un momento bien difícil, bien complicado”, y está generando presión incluso sobre los actores políticos nacionales.
En contraste, citó el caso de Brasil que, sin ser un productor relevante de litio como Chile o Argentina, ya cuenta con una industria de baterías impulsada por empresas automotrices globales. “Ahí hay mercado, capacidades tecnológicas y científicas. En Bolivia ni siquiera hemos desarrollado ese campo”, lamentó.
Agregó que el país está “tocando con la realidad”, pues ni siquiera puede concentrar carbonato de litio de manera eficiente, y no cuenta con una normativa clara para procesos como la Extracción Directa de Litio (EDL), tecnología a la que Bolivia intenta incorporarse en reemplazo del sistema de piscinas de evaporación.
En ese contexto, señaló que Bolivia enfrentará presiones externas en un escenario geopolítico cada vez más competitivo por el control del litio por la producción en China, Rusia y Australia. Recordó que países como Estados Unidos han triplicado sus reservas en menos de cinco años y que Europa ya aprobó 47 proyectos vinculados a materiales críticos, 18 de ellos relacionados directamente con el litio. “También les interesa lo que ocurra en Bolivia porque de ello dependerán los mercados y las cadenas de abastecimiento global”, afirmó.
Campanini indicó que el CEDIB ha puesto énfasis en el debate ambiental que rodea al litio y en la necesidad de evaluar los riesgos de los nuevos modelos de explotación. Subrayó que la transición hacia tecnologías como la EDL sin un marco claro de planificación es otra muestra de la improvisación estatal. “Es momento de discutir qué ganamos y qué perdemos con estos modelos extractivos”, concluyó.
NO HAY CERTIFICACIÓN SIN PROYECTOS
La no aprobación de los contratos de litio en la Asamblea Legislativa representa un riesgo directo para la certificación de reservas en Bolivia.
Según explicó Alfonso Pérez, gerente de Operaciones de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), el país cuenta con 21 millones de toneladas de litio certificados como recursos en el Salar de Uyuni y otros dos millones en Coipasa y Pastos Grandes, pero para que estos puedan ser clasificados como reservas, se requiere que exista un proyecto vigente y en explotación. Sin esa condición, los recursos no pueden consolidarse como reservas oficialmente reconocidas a nivel internacional, lo que limita el desarrollo del sector y la atracción de inversiones, indicó el pasado 7 de julio.
Este estancamiento legislativo compromete la posibilidad de convertir los recursos en activos estratégicos para la economía boliviana. “Es necesario realizar una serie de estudios de factibilidad y contar con proyectos operativos en marcha, como los propuestos en los contratos de litio, para que estos recursos puedan ser considerados reservas certificadas”, advirtió Pérez en entrevista con la red Erbol.
Aunque YLB continúa avanzando con otros proyectos, la falta de aprobación de estos contratos impide que Bolivia dé un paso clave en su proceso de industrialización con respaldo técnico y financiero.