El millonario empresario decidió apoyar a Doria Medina aunque las encuestas son aún estrechas; por otro lado, el bloque popular vuelve a barajar la reunificación sobre Andrónico, aunque sea a costa de Evo
Fuente: El País.bo
Marcelo Claure ha vuelto. Y ha vuelto con su habitual estrategia confluyente, concurrente y medio bipolar: de un lado promete financiar el mayor operativo de control de voto privado de la historia de Bolivia para que dé garantías de transparencia, y por el otro elige a su favorito y anima a votar por él. El asunto es difícil de digerir y por ello, se vuelve a hablar del litio.
Samuel Doria Medina, quien ha tenido “la suerte” de ser el elegido por Claure se lo ha agradecido generosamente, pero las dudas han vuelto a asaltar a los votantes de ese lado del tablero: Primero porque la mayoría de las encuestas están dando un empate técnico entre Tuto Quiroga y Samuel Doria Medina, apenas un punto y medio la que más, y 0,7 la más estrecha, todas dentro del margen de error, por lo que lo de pedir el voto para “el que va primero en las encuestas” es algo muy interpretativo. Segundo porque nadie está muy seguro de que realmente el apoyo de un millonario que no quiere venir a Bolivia porque dice tener miedo, sume votos.
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Sus rivales además han añadido más polémica jugando el comodín del litio: Manfred Reyes Villa habla de una reunión secreta, José Luis Lupo la acepta pero dice que no es secreta, y Tuto hurga la herida. El litio y su explotación, cuyo intríngulis tendrá que resolver la próxima Asamblea (ni siquiera el próximo Gobierno), está en el centro de todo, aunque suene a argumento conspirativo por demás manoseado.
Estrategia Evo Morales sigue golpeando con violencia mordaz a su ex pupilo, mientras protege con celo la estrategia que quiere seguir
Lo que está también claro es que esta vez Samuel Doria Medina no está dispuesto a que se le escape ni un pequeño detalle. Después de 2019 y 2020, donde quedó fuera de ambas contiendas por distintos motivos – la “traición” de Rubén Costas primero y la bajada de Áñez después -, la ambición es más grande.
El bloque ya no tan popular
La otra gran tensión de la semana se vivió en Alianza Popular (AP), cuya campaña sigue siendo errática y sin personalidad. Andrónico Rodríguez sigue huyendo de los debates y dando malas entrevistas. La consecuencia: El Deber lo bajó de la tercera posición a la cuarta, siendo adelantado por el mismísimo Manfred Reyes Villa y sumiendo en desesperación a todo el ala garcialinerista que esperaba mejor desempeño de un candidato que estaba llamado a volar solo.
El paso atrás ha enardecido aún más al bloque evista, que sigue reclamando la legitimidad de dirigir el proceso de cambio frente al resto de opciones en el que se ha deshilachado. Morales sigue golpeando con violencia mordaz a su ex pupilo – “el mayor traidor del siglo XXI” – mientras protege con celo la estrategia que quiere seguir, que en algún momento tendrá que desvelar.
Amenazar con violencia no le ha resultado en toda esta legislatura, donde ha recibido severas derrotas de manos de Eduardo del Castillo y los suyos. La posibilidad de pedir el voto nulo es demasiado “peligrosa”, pues el resultado sería incierto y difícil de reivindicar como propio después. La de desembarcar en las listas de UCS también parece haberse cerrado, pues aunque hay bastantes inhabilitados que cubrir, no le garantizaría un control total y, además, el único espacio disponible ahí es el de vicepresidente – lo de colocar a su hija es una opción que tiene más de leyenda que de posibilidad – y Johnny Fernández, al que hasta hace nada se le consideraba aliado de Arce, sabe jugar las cartas en el momento clave.
En ese momento de debilidad, los de Arce han vuelto a proponer “un pacto de izquierdas” que sería sobre Andrónico Rodríguez por mucho que inicialmente propongan a Eduardo del Castillo y sumaría a la Morena de Eva Copa y Jorge Ritcher. Estiman que con lograr solo el silencio de Evo Morales podrían mejorar resultados y entrar en segunda vuelta. En el peor de los casos, escurrirían la responsabilidad hacia Rodríguez.
Es precisamente Rodríguez – y Mariana Prado y compañía – el que tiene que pensar rápido: aceptar la entente alejaría definitivamente a Morales y asumiría lo negativo del gobierno de Arce, pero a la vez se mostraría como la única opción viable para quienes no confían en que el centro derecha vaya a sacar a Bolivia de la crisis pensando en los más pobres y no en las grandes empresas. Esto incluye a los “indecisos” que esperan la señal de Morales o los “nulos”, que también.
Estamos en tiempos de fuego cruzado y subirá la intensidad hasta que uno – en cada bloque – se convierta en el “voto útil”. De ahí al momento de la verdad no quedará nada.
El duelo de los candidatos a vicepresidente
Es verdad que, por lo general, los vicepresidentes son apenas un elemento decorativo en los binomios presidenciales y que muy pocos decantan su voto por esa figura, al menos así era en los tiempos analógicos. Hoy en día suman a la viralidad en redes y a algunos les va mejor y a otros peor.
El capitán Lara es sin duda la estrella de las redes en positivo, como JP Velasco lo es al contrario, entre lo “sexi del Estado” y felicitar a Cochabamba con la tea en la mano el 16 de julio, lo hace difícil de superar, aunque ese puede ser precisamente el chiste.
Mariana Prado es también víctima de sus palabras, pues su solvencia técnica no se viraliza; como Lupo, que por otro lado, es el más prudente. Veremos estudios al respecto.
Fuente: El País.bo