Democracia vs Egocracia


 

 



En la antigua Atenas se originó el concepto de la democracia, para citar a la participación directa de los ciudadanos en la toma de decisiones políticas. Los bolivianos, en ese inconfundible afán que nos caracteriza de crear o innovar casos que nos hagan salir de lo común a riesgo de caer en lo ridículo, desde hace cuarto de siglo hemos asistido a cinco elecciones presidenciales conociendo, a priori, al seguro ganador de dichas justas electorales y procediendo a crear así la Egocracia.

Ante la falta de verdaderos partidos políticos sistémicos y organizados, que otrora representaban la voluntad de sus militantes, ahora salen a la palestra personajes que los substituyen, salvo algunos contados y honorables ciudadanos, mostrando sólo el cuerpo y la cara, como si de un concurso a míster Bolivia se tratara.

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Dicho fenómeno, hábilmente introducido en nuestro país bajo las directrices del Foro de Sao Paulo, que ya presiente su decadencia, fue la causa fundamental de su establecimiento supranacional en nuestro país, mediante organizaciones que dilapidaron y despilfarraron nuestros recursos y nuestras reservas.

Una muestra palpable y fehaciente de dicha aserción es la pertinaz e intolerable actitud del promotor de esa tragedia, Evo Morales, que resiste a conformarse con las disposiciones que la Ley establece, habiendo inhabilitado legalmente su participación en dichas justas electorales, por sus innúmeros delitos de todo jaez e índole, que ocasionaron que, hasta el mismo gobierno surcoreano prohíba a sus súbditos ingresar a ese paraíso tropical y a sus inmediaciones.

Sin embargo, desde sus pozas de maceración del Chapare, donde impunemente ha establecido una republiqueta en el centro de la nuestra, insiste en su intención de participar como candidato en las elecciones generales del 17 de agosto, a pesar de que su postulación no fue inscrita ante el Tribunal Supremo Electoral, debido no solo a su inhabilitación, sino a la falta de personalidad jurídica del partido con el que pretendía postularse. Y lo peor, denuncia que existe una estructura institucional que busca impedir su participación, calificando al Poder Electoral, como: “Un consorcio de criminales que montaron esa argucia para privar el voto”.

Ante semejantes afirmaciones, es necesario aclarar que la inscripción de Morales y del resto de candidatos de su ficticio partido “Evo Pueblo” que quisieron registrarse con la sigla del Partido de Acción Nacional Boliviano, no procedía, por la simple razón, que dicha formación perdió su personalidad jurídica tras no alcanzar el 3% en las elecciones de 2020. Razón suficiente para que el Tribunal Electoral inhabilite también al Frente Para la Victoria, con argumentos similares.

A la luz de lo arriba expuesto y pese a los fundamentos jurídicos vertidos, el inhabilitado aspirante cocalero insiste en sostener que existen “argumentos legales” que demuestran que dichas tiendas no debieron perder su personería. Por tal razón, los militantes del Chapare ingresarán en estado de emergencia; realizarán vigilias frente al Tribunal Electoral de Cochabamba y, como un castigo a los bolivianos, el cocalero dijo que, al no permitírsele postular, sus seguidores “se quedarán sin poderlo apoyar en las urnas, pese al respaldo popular, ya que estamos peor que el año 52. Estos 3,6 millones que apoya y respalda a Evo Morales presidente, saben leer, tienen propiedad privada, pagan impuestos, hablan castellano y no tienen derechos al voto”,  afirmaciones que tuvieron eco inmediato en la jefa del (Pan-Bol), Ruth Nina, quien amenazó con boicotear el proceso electoral si el líder cocalero no participa.  De esta manera, lamentablemente caímos de la cúspide de la Democracia a la Evocracia y luego a la Egocracia.