El pacto secreto de Tuto y Samuel


 

 



En julio de 1997 llegaron a Washington DC Jorge Tuto Quiroga, el vicepresidente electo de Hugo Banzer Suárez, y Samuel Doria Medina, quien se había postulado como candidato a la vicepresidencia de Jaime Paz Zamora. El motivo de su visita era negociar la aceptación de la incorporación del MIR al nuevo gobierno.

Tuto Quiroga traía bajo el brazo una oferta inverosímil: el plan Coca Cero, que implicaba la eliminación total de los cocales en la zona del Chapare, a cambio de que el Departamento de Estado levantara el veto al MIR para que pudiera formar parte del gobierno de Banzer. En ese momento, los dirigentes miristas estaban sin visas para ingresar a EEUU, y uno de sus más altos dirigentes cumplía, hidalgo, una larga sentencia carcelaria.

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En aquel fatídico verano, Tuto me pidió gestionar una cita con Jeffrey Sachs, con quien yo trabajaba en Harvard. Volamos a Boston y lo visitamos en su casa.
Tuto le expuso su propuesta, presentada previamente al Departamento de Estado y al Banco Mundial, FMI y BID.

Sachs no pudo creer lo que escuchó. En su clásico estilo directo le dijo: “Coca Cero es una pésima idea. Que el gobierno de EEUU les dé 3.000 millones de dólares si quieren que ustedes hagan eso”. Pero mayor fue su asombro cuando Tuto le explicó que esa propuesta era una iniciativa suya que había traído a Washington y no una imposición del gobierno estadounidense. Sachs no salía de su asombro. “Van a convertir a miles de campesinos pobres en criminales”, le advirtió. Tuto y Samuel se miraron mudos. Por supuesto que no revelaron que ese era el precio que ofrecieron pagar para la participación del MIR en el gobierno de Banzer y la devolución de sus visas.

La aplicación de esa política antidrogas por parte de la administración Banzer-Quiroga –sumada la expulsión de Evo Morales del Congreso en enero de 2002, orquestada por el exmirista y actual operador de Tuto, Luis Vásquez Villamor– dio lugar a una fuerte resistencia campesina en el Chapare y al consecuente potenciamiento del líder cocalero. En las elecciones de 2002, Evo pasó de un cuarto lugar marginal en las encuestas a quedar segundo, muy cerca del ganador Gonzalo Sánchez de Lozada.

Si bien muchos culpan al exembajador estadounidense Manuel Rocha por su advertencia a los votantes sobre Morales, fue el propio Tuto, ya presidente por entonces, quien llevó al diplomático al acto político donde se pronunciaron esas palabras. Según Rocha, Tuto conocía el tenor de su “diplomática” declaración anti-Evo.

Ya en 2000, cuando era ministro de Hacienda, le expliqué al presidente Banzer el impacto de la interdicción cocalera combinada con la ofensiva contra la economía informal –que genera la mayoría del empleo– y la institucionalización de la Aduana. “De haber sabido las consecuencias de estas medidas, nunca las hubiera aceptado”, me dijo Banzer. “Por eso usted es mi ministro y me responde a mí y no a Tuto, como lo fue su antecesor”.

Para llegar hasta ese punto, desde 1989 se había trazado una estrategia de copamiento de ADN. Ello incluyó persuadir al general Banzer en 1993 a postularse acompañado de “Motete” Zamora, jefe fundador del Partido Comunista Boliviano pro-China, como su vicepresidente, quien antes había ejecutado ocupaciones de tierras en “Chane-Bedoya”, al norte cruceño.

Esa campaña fue el “Waterloo” de Banzer; perdió estrepitosamente. Sus cojefes de campaña eran nada menos que Tuto Quiroga por ADN y una carismática dirigente del MIR. Tuto oficiaba además de discurseador subrogante del general, en una suerte de ensayo político a futuro.

Tras la muerte de Banzer en mayo de 2002, Tuto asfixió al partido impidiéndole su participación en elecciones futuras. A la vez, Jaime Paz suicidaba políticamente al MIR, allanando el camino presidencial para Tuto. Pero no fue así.

Con las siglas de ADN y MIR eliminadas, Tuto fundó “Podemos” para las elecciones de 2005, bajo la “estrella roja” como símbolo, y con la asesoría del venezolano Alfredo Keller, exconsultor de Hugo Chávez.

Hoy, irónicamente, quien lleva casi a detalle la agenda liberal de ADN de 1985 es nada menos que Jaime Dunn, hijo de un adenista, a quien ahora Tuto le implora apoyo para su candidatura “liberal”, dispuesto a adoptar su programa libertario, similar al que llevó a Banzer a la inverosímil victoria electoral de 1985 y a la presidencia en 1997, con Tuto a cuestas.

Así, Tuto y Samuel disputan hoy el pacto secreto asumido en 1997, que dio origen al Chapare insurrecto y al ascenso político de su némesis común, Evo Morales. Todo ello, pese a la sabia y visionaria advertencia de Jeffrey Sachs, allí en Boston, aquel julio de 1997.

 

*Enseñó en Harvard; fue alcalde de La Paz y ministro de Estado.