‘Es casi tortura’: Human Rights Watch denuncia abusos en las cárceles de migrantes en Estados Unidos


Un informe publicado por la ONG relata prácticas en tres centros de detención de Florida que vulneran los derechos humanos y la legislación estadounidense en materia de migración.

Por Juan Cascón

Un agente federal patrulla durante una audiencia de inmigración dentro del edificio federal Jacob K. Javits el 11 de junio de 2025 en la ciudad de Nueva York.
Un agente federal patrulla durante una audiencia de inmigración dentro del edificio federal Jacob K. Javits el 11 de junio de 2025 en la ciudad de Nueva York. Getty Images via AFP – ANDRES KUDACKI
Fuente: RFI

Hacinamiento, maltrato físico y psicológico, humillación e incluso muertes por falta de atención médica. La organización no gubernamental Human Rights Watch publicó el lunes 21 de julio un informe acerca de las violaciones de derechos humanos en tres centros de detención de migrantes en Estados Unidos, en el estado de Florida, entre los meses de enero y junio de 2025.



Estos abusos, resultado de la actuación sistemática y deliberada de los guardias de seguridad y de los agentes de inmigración del gobierno estadounidense en estas cárceles, son «el resultado de un sistema de detención fundamentalmente deficiente», según el informe, elaborado a partir de entrevistas con reclusos del Centro de Procesamiento de Servicios de Krome (Krome), el Centro de Transición de Broward (BTC, por sus siglas en inglés) y el Centro Federal de Detención (FDC, por sus siglas en inglés) en Miami.

«Algunas de estas personas estaban detenidas en los lugares donde hacen el procesamiento hasta 11 días, donde no había camas, el aire acondicionado estaba muy alto y tenían que dormir en el piso, sobre el cemento», señala Vicki Gaubeca, directora asociada de HRW para temas de migración.

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El texto recoge casos en los que se obligaba a los presos a comer en el suelo como si fuesen perros, y también de mujeres forzadas a usar el retrete a la vista de los hombres. Sin embargo, los abusos comienzan antes de llegar a las instalaciones, dentro de los autobuses en los que transportan a los detenidos.

«Los trasladaban a todos encadenados, amarrados de pies, manos y cintura. También descubrimos que, en algunas ocasiones, los tuvieron detenidos en un autobús durante una noche entera, sin darles agua, ni comida ni la oportunidad de ir al baño. Es casi tortura», deplora Gaubeca.

Saturación de cárceles

En los tres centros de detención se supera la capacidad operativa. De acuerdo con el informe, en marzo, el número de detenidos en Krome era un 249% superior al nivel previo a la toma de posesión de Donald Trump, y en junio, los tres centros registraban una población un 111% más alta que antes de la investidura.

Esto se debe principalmente a que el número de personas arrestadas por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) no ha hecho más que aumentar desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca. A finales de junio eran 56.000, un 40% más que hace un año. Es la cifra más alta en la historia de Estados Unidos.

Sin embargo, 7 de cada 10 detenidos no tenía antecentes penales. Desde Human Rights Watch lo consideran una vuelta de tuerca respecto de la primera administración Trump.

«Lo que ahora estamos viendo es una intención por parte del presidente en cuanto al maltrato y la crueldad en contra de los inmigrantes. Lamentablemente, creo que vamos a observar un aumento en los abusos a los derechos humanos de los inmigrantes. De todos, no sólo de los detenidos, sino también de los que están en la comunidad».

De acuerdo con Vicki Gaubeca, la superpoblación de las cárceles sirve de pretexto para construir más, como la polémica «Alligator Alcatraz» en el parque nacional de los Everglades, al sur de Florida, con capacidad para 5.000 personas.

Human Rights Watch está investigando otros centros en los estados de Tejas, Arizona y California, donde ya se han detectando abusos similares.