Hacen unos 15 años se conoció un documento secreto del MAS sobre su estrategia para Bolivia que, al fin de cuentas, era la estrategia del autodenominado Socialismo del Siglo XXI formulada por los cubanos.
Los cubanos, después de hundir en la miseria y destrucción a su pueblo, empezaron por exportar sus recursos humanos como ‘médicos’ que en realidad eran total o parcialmente activistas políticos completamente adoctrinados en la tarea de penetrar los países latinoamericanos; luego, con igual objetivo, exportaron ideología que oriente y conduzca a sus fuerzas ya constituidas en cada uno de los países copados.
Así se formó un contubernio con el poder económico ilegal y se constituyeron en el poder omnímodo en su área de influencia, donde ya los gobiernos tienen un alto grado de sometimiento que, como sucede en este campo, ya no pueden salir, no tienen margen de autonomía propia, son marionetas manejadas por lo que ellos mismos llaman ‘decisiones de nivel superior’..
No vamos a enumerar aquí cada uno de los daños causados a los países, baste señalar que sus consecuencias son la destrucción total de la institucionalidad y de la moral de los pueblos bajo su dominio.
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Esta es la respuesta a lo que ingenuamente nos preguntamos: ¿por qué a los mandatarios no les importan los problemas de sus pueblos, por qué hacen todo lo contrario de lo que la más elemental razón les señala hacer? Porque a los ‘superiores’ sólo les importamos como espacio territorial de poder, producción y distribución ilegal.
En el ocaso del instrumento político de este proyecto político- ideológico, como fiera herida de muerte, dan zarpazos entre sí y contra la patria indefensa, sacan sus garras para arañar los últimos beneficios y en ese afán no pueden evitar las evidencias del latrocinio formado y alimentado durante el ejercicio de poco menos de 20 años. Sus protagonistas, el uno encarcelado en sus propios barrotes del reino que construyó procurando evitar la cárcel por violación y estupro, y el otro encerrado en un patético palacio para eludir la furia de la gente en las calles, siguen extendiendo sus tentáculos para recoger lo último que puedan de los devastados recursos del pueblo. Como no tienen concepto de familia, ni Dios ni Ley, el valor de la vida de los bolivianos es cero, por eso no les conmueve que la mesa familiar de los bolivianos tenga hambre, que los jefes de hogar deambulen buscando trabajo para terminar, si pueden, engrosando las filas de los informales, de subordinados de otros informales sean chinos o bolivianos, o en las esquinas o rotondas vendiendo un chicle o pidiendo limosnas compitiendo con los inmigrantes venezolanos.
En este desgraciado proceso, a pesar de que parecemos estar adormecidos en la resignación, la patria ha llegado a una encrucijada definitoria. Hay que aprovechar las condiciones en que se encuentra el monstruo para derrotarlo, defender militantemente el 17 de agosto, asistir masivamente a votar y cuidar los resultados voto a voto, mesa a mesa, vigilando el proceso de escrutinio donde a veces el maletín tuerce los datos.
Y, finalmente, para definir la encrucijada, desde el 8 de noviembre fecha-ícono desde el 2019, iniciar el proceso de depuración moral e institucional.