La verdad sobre la condonación de la deuda externa: No fue Tuto


 

Jorge Tuto Quiroga intenta atribuirse el mérito de la histórica condonación de la deuda externa boliviana, diciendo que fue gracias a que él hablaba inglés y supo negociar con organismos internacionales. Lo cierto es que esa versión no solo es falsa, sino que borra deliberadamente a los verdaderos protagonistas de un proceso largo, complejo y profundamente colectivo.



Bolivia accedió a la Iniciativa para Países Pobres Altamente Endeudados (HIPC, por sus siglas en inglés) gracias a un acuerdo multilateral impulsado desde 1996 por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, con el respaldo del G7 y una de las presiones más importantes: la de la Iglesia Católica a través de la campaña internacional “Jubileo 2000”.

Esa campaña, liderada por organizaciones católicas, obispos y laicos en todo el mundo, exigía la condonación de la deuda externa de los países más pobres como acto de justicia moral y social, tomando como símbolo el Jubileo bíblico. En Bolivia, la iniciativa fue respaldada activamente por la Iglesia Católica boliviana y derivó en una articulación nacional con sectores sociales, instituciones y organismos internacionales que apoyaron el proceso.

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Gracias a esa presión, Bolivia fue el primer país del mundo en alcanzar el “punto de decisión” del HIPC en 1997, durante el gobierno de “Gonzalo Sánchez de Lozada”. Desde entonces se inició un camino que incluyó el cumplimiento de políticas de ajuste, reformas estructurales, inversión en lucha contra la pobreza, y negociaciones técnicas con organismos multilaterales.

El proceso avanzó bajo el gobierno de Banzer y en el año 2001 Bolivia alcanzó el “punto de cumplimiento” del HIPC II. En ese momento, Tuto Quiroga hereda la presidencia por sucesión constitucional, debido a la renuncia de Banzer por enfermedad. Es decir, no llegó ahí por elección ni por mérito personal: fue el azar político el que lo colocó como firmante de una decisión ya madurada por años.

Por eso es deshonesto que hoy intente presentarse como el protagonista de ese logro. Y peor aún, que lo haga borrando el rol fundamental de la Iglesia Católica, que pocas veces recibe el reconocimiento que merece por su labor social, educativa y moral en el país. Robarse ese mérito no solo es mentir: es también un acto de ingratitud política y falta de ética, no puede venir a decir que fue gracias a él y anular el trabajo de gestión previo de los verdaderos actores.

Pretender decir que Tuto fue quien logró la condonación de la deuda es como afirmar que Evo fue el artífice de la explotación del gas en Bolivia y la bonanza de Bolivia. Ambas proposiciones son falsas. En los dos casos, simplemente llegaron en el momento exacto para poner la firma sobre procesos que ya venían en marcha, impulsados por otros actores, decisiones previas y condiciones internacionales que no dependieron de ellos.

Lo que se logró con el HIPC fue gracias a la movilización internacional de las Iglesias, a la acción de organizaciones como Jubileo 2000, al trabajo de equipos técnicos de gobiernos anteriores (Gonzalo Sánchez de Lozada y Hugo Banzer Suárez), y a la presión social por justicia económica. No fue el inglés de Tuto, ni sus contactos en organismos internacionales. Fue la fe, la constancia, la solidaridad y el trabajo colectivo internacional.

Fuentes para verificar y profundizar:

Fuente: Facebook Nadia Beller