El epígrafe de la presente entrega es una inversión de la famosa frase del filósofo francés, René Descartes: «Pienso, luego existo» (Cogito, ergo sum), en la que el célebre pensador galo establece la existencia a partir del pensamiento. Nosotros, inspirados en unas declaraciones del actual presidente del Senado y candidato a la presidencia del Estado Plurinacional, Andrónico Rodríguez, sostenemos que la existencia puede también construirse a través de la mentira, la ficción y la utopía, sin referirnos a ella como engaño, sino más bien como una forma de construcción de una candidatura, mediante la ilusión, la imaginación y la añagaza.
En efecto, este bisoño burócrata, que constitucionalmente ocupa el tercer puesto de la sucesión presidencial, abstrayendo el frondoso, como oneroso equipo de asesores con el que cuenta, aseguró haber conversado con su par chileno, sobre la posible cesión de un puerto marítimo y dijo: “Ellos, por ejemplo, nos quieren ceder el puerto de Tocopilla, una concesión de 30, 40 o 50 años, donde nosotros podemos implementar nuestra tecnología. Es prácticamente como de nosotros”.
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Como era de suponer, tales afirmaciones arrancaron el inmediato desmentido del presidente del Senado chileno, Manuel Ossandón, así como de algún Gobernador del norte chileno, negando públicamente tales afirmaciones y restándoles toda veracidad. De esta manera, volvían a ponernos en ridículo a todos los bolivianos, del mismo modo que ese infausto 1 de octubre de 2018, cuando estos mismos bellacos nos expusieron ante el Tribunal de La Haya, a una sentencia «inapelable y obligatoria», donde la Corte concluyó, que Chile no tiene obligación de negociar el pleno acceso soberano al océano Pacífico para Bolivia.
A la luz de lo expuesto, el tratar de explayarse con un tema que tanto significado histórico y sentimental guarda para los bolivianos, como es nuestra centenaria reivindicación marítima, a más de denotar una imperdonable falta de experiencia política y diplomática, revela una ignorancia excesivamente atrevida.
Más lamentable aún fue la aclaración posterior del propio Andrónico. En lugar de asumir el error, optó por la vaguedad; dijo que no hizo una declaración oficial, que todo ocurrió en el marco de la “diplomacia parlamentaria”, donde se tocaron temas enmarcados en sus competencias y, volviendo a cantinflear, habló también sobre posibles gestiones que podrían beneficiar a ambos países.
Un exvicecanciller del Estado Plurinacional declaró que la expresidenta chilena, Michelle Bachelet, llegó a considerar la entrega a Bolivia de un enclave de costa en la provincia de Tarapacá, ubicada en el sur de la quebrada de Camarones y el norte de Iquique, empero que todo cambió cuando la Cancillería chilena dio a conocer el trato a sus nuevas autoridades, o sea al expresidente Piñera, quién lo consideró excesivo. Tómese en cuenta que se trataba de una franja de terreno de apenas 28 kilómetros de extensión, de los 4,200 que ellos tienen.
Existe una distancia muy grande entre cómo se actúa y como se debería actuar, como aquel que desprecia el mundo real, para vivir en un mundo imaginario, lo que hará que encuentre su ruina, antes que su salvación. Esta es una sabia recomendación para Andrónico que, después de meter la pata, podría parafrasear a Descartes, acuñando la sentencia “Miento, luego existo”