El apoyo gubernamental con la aprobación de biotecnología quedó en papeles para la soya y los fondos creados para promover la producción no cumplen sus metas, por ello plantean reordenar las funciones.
Fuente: El Diario
Días atrás el ministro de Desarrollo Rural y Tierras, Yamil Flores Lazo, informó de los logros que se tienen en la producción agrícola, así como en la implementación de biotecnología; sin embargo, las declaraciones están lejos de la realidad, debido a que la población debe pelear o dormir en los centros de venta para conseguir productos de la canasta familiar. La falta de aceite, el elevado precio de la carne y el incremento ahora de las hortalizas y verduras, muestran un escenario que afecta a las familias más vulnerables y a la población en general. Bolivia va quedando a la zaga en producción y uso de herramientas tecnológicas.
En el caso de la biotecnología, la autoridad indicó que entre los años 2021 y 2025 se generó y liberó 32 variedades de cultivos agrícolas con alto potencial de rendimiento, tolerancia a factores bióticos y abióticos, y de alta calidad, hecha en Bolivia.
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Según las cifras oficiales que expuso, con 17 variedades de trigo liberadas por el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (Iniaf), se elevó la producción de 1,4 a 2,5 toneladas del grano por hectárea (t/ha). Lo mismo pasó con 17 variedades de maíz, con las que el rendimiento por hectárea creció de 2,5 a 4 toneladas.
En arroz, la producción creció de 2,9 a 8,1 t/ha y en papa, solo con cinco variedades del Iniaf, de 6,2 a 40 t/ha. Lo propio ocurrió con hortalizas y frutales, afirmó. Además, resaltó el desarrollo del área con 19 centros de innovación tecnológica, ubicados en todo el territorio nacional.
Los expertos lamentan que, al no ser del área rural, las autoridades repitan lo que sus asesores les informan y que en los hechos la importación de algunos de esos productos continúa, debido a que el país sigue siendo deficitario.
Mundo
Al respecto, el presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Klaus Frerking, luego de la presentación del foro industrial, dijo que mientras los países de la región avanzan en la implementación de la biotecnología para aumentar la producción y abastecer a su mercado interno y al exterior, Bolivia hace todo lo contrario.
El mundo va girando, se va actualizando y modernizando cada día, mientras que en Bolivia, en 2007 fue el año que se aprobó el único evento de biotecnología. “Paraguay maneja 43 eventos, Brasil 80, Argentina más de 90. Todos usamos algo en biotecnología. Nosotros estamos quedando atrás”, lamentó Frerking.
Detalló que el 2024 tuvieron varias reuniones agropecuarias y se acordaron la aprobación de dos eventos de soya, una de algodón y luego trabajar en el tema del trigo. No obstante, lo de la soya quedó solo en papeles, en el caso del algodón está en prueba.
Explicó que en trigo el país es deficiente, por ello compra harina argentina producida con biotecnología. En maíz, cada año el país debe comprar 800 mil toneladas, ya que la demanda del mercado alcanza a 1.2 millones y Bolivia sólo produce 400 mil.
Años
“Hace algunos días escuché al ministro Yamil Flores, con un análisis muy débil sobre la biotecnología como algo reciente y novedoso, asimismo lanzó datos de avances en productividad, tomando línea base de indicadores de rendimiento del 2012, cuando se desarrolló la ‘Agenda patriótica’. Información muy teórica nada sustentada in situ en los escenarios territoriales agrícolas de nuestro país”, reflexionó el magíster, investigador y docente de postgrado de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), Lucio Tito.
Precisó que la biotecnología ya se la utilizaba hace 10.000 años a.C., donde se trabajó en la domesticación de las especies de cultivares que hoy en día podemos aprovechar para nuestra alimentación.
De 8.000 a 9.000 años a.C. en la domesticación de los animales; incluso se conoce la producción de la cerveza hace 6.000 a.C.; la elaboración de panes hace 4.000 años a.C., señala en su análisis sobre la situación actual del estado de la producción en Bolivia.
“En 1.880 se producen ya las vacunas, en 1940 la producción de antibióticos, en 1.950 el desarrollo de cultivos de tejidos vegetales y lamentablemente desde 1.990 se desarrollan plantas Genéticamente Modificadas (GM) y Bolivia a partir de 1985 ingresa a la producción de soya transgénica que hoy al 2025 superamos 1.825.000 hectáreas, constituyéndose en el 40% de toda la superficie sembrada en esta campaña 2024-2025 (4.572.582 has) y posicionando a Bolivia en el puesto 11 a nivel mundial en el uso de transgénicos”, apuntó.
Tito aseguró que gracias a nuestros antepasados hoy gozamos de tanta potencialidad agroproductiva. Bolivia posee 84 ecosistemas de los 103 del planeta, fruto de la biotecnología empleada que hoy estamos descuidando y permitiendo su pérdida. “Aun así, Bolivia posee más de 40 cultivos ocultos en regiones alejadas que son altamente nutritivos y desde ahí podrían constituirse como estrategia ante una posible hambruna mundial”, anticipó.
Transversal
Para el presidente de la CAO, el uso de la biotecnología es vital, ya que es transversal a todo el aparato productivo y como el mundo avanza en el desarrollo de nuevas formas de producir, posiblemente esta quede obsoleta.
Hace unas semanas, autoridades del sector agrícola anunciaron trabajar en una ley para implementar la biotecnología, pero Frerking cuestionó que la actual administración tenía cinco años y no lo hizo.
Lamentó que las mesas de diálogo sólo haya quedado en la foto y por ello ya no se reúnen con autoridades de gobierno, porque ellos tienen la agenda del sector hace más de 18 años, que contempla: biotecnología, seguridad jurídica y la viabilidad de las exportaciones.
El Gobierno tiene claro lo que necesita el agro, mientras tanto el sector está estancado, el crecimiento no supera el 0,05% desde el 2019, señaló a tiempo de indicar que se requiere crecer en productividad.
Centros de investigación
A pesar de que el Gobierno destaca al Iniaf como innovador en la investigación; por otro lado, los productores lamentan que no haya un centro de investigación que fomente a los alumnos y que presente variedades adaptadas a Bolivia.
“Se hace productividad con tecnología y biotecnología”, dijo el titular de la CAO a tiempo de reiterar que el país está último en producción, en casi todos los cultivos.
Por ejemplo, el rendimiento de la quinua por hectárea, en La Paz apenas llega a 600 kilos, mientras que el Perú registra 1,5 toneladas. Esto muestra la escasa investigación y trabajo en el área agrícola.
Público vs. Privado
La semana pasada, el ministro de Desarrollo Rural y Tierras destacó el modelo económico del Gobierno y cuestionó a los candidatos presidenciables de la derecha y sus propuestas para el sector agropecuario.
En conferencia de prensa y con cifras oficiales dejó establecido que el crecimiento del sector agropecuario es hasta diez veces superior ahora, respaldado por inversión estatal, asistencia técnica y programas focalizados que no se habían implementado en gobiernos pasados, de acuerdo con un boletín de prensa del Ministerio.
Lo hizo al responder a las críticas y cuestionamientos de los candidatos presidenciables: Samuel Doria Medina, Manfred Reyes Villa y Tuto Quiroga, quienes en un foro agropecuario cuestionaron al Gobierno y su política de fomento a la actividad productiva.
Sostuvo que entre 2005 y 2024, la producción de alimentos se incrementó de 12,7 a 23 millones de toneladas/año, casi el doble, gracias al actual Modelo Económico Social Comunitario Productivo (Mescp).
Flores Lazo agregó que la superficie cultivable creció en el mismo período de 2,6 a 4,5 millones de hectáreas a nivel nacional. Lo propio ocurrió con las exportaciones del rubro, que se elevaron de 537 hace 20 años a 1.751 millones de dólares en 2024.
Privado
Por su parte, el presidente de la CAO, a la pregunta sí la inversión del Gobierno apoya a la seguridad alimentaria o el sector privado es clave en la provisión de productos, respondió que todos los fondos creados por el Gobierno nunca dieron resultados.
En tanto, el magíster e investigador de la UMSA sostiene que para aprovechar los proyectos de industrialización de alimentos propuestas por el Gobierno, se debe reordenar el accionar de los 26 programas y proyectos (Iniaf, Senasag, PACU, INSA, Empoderar, Nuestro Pozo, Procamelidos, Fonadin, Ipdsa, etc.) para fortalecer la asistencia técnica, dotar de semillas e insumos de calidad, fomentar riego a todo nivel, desarrollar planes de contingencia, atender temas sanitarios de plagas y enfermedades, establecer manejo adecuado de suelos, trabajar con crédito rural, fomentar la industrialización a todo nivel, entre otros.
“(En otras palabras), orientar el accionar de las agencias de cooperación para fortalecer las cadenas de valor, transformación y mercados para diversos productos”, puntualizó.
El ejecutivo de la CAO enfatizó que los fondos o instituciones no llevaron ayuda a los campesinos y peor a los del oriente, por ello el privado es el que invierte, sea pequeño, mediano o grande.
“Esperemos que cambie”, resaltó y lamentó que el Gobierno haya puesto la ideología por encima de la producción, que afecta al bienestar de los bolivianos.
“Con el hambre han hecho política”, criticó y pone como ejemplo a la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa), que como actor político tenía la misión de que bajen los precios de los alimentos, pero no en la producción, que no subió.
Señaló que 13 mil vacas no se ordeñan; en octubre podría faltar arroz, ya que se registró 30% menos de producción; a pesar de ello la soya tuvo una buena campaña.
Alertó que Cochabamba puede enfrentar problemas de producción y abastecimiento de pollo el próximo mes.
Situación
Frerking pidió seguridad jurídica porque a nivel nacional hay 140 avasallamientos y no hay una solución. Se registra en todo el país 450 abigeatos, casi dos por día, pero tampoco se hace nada, es por ello que exigen reglas claras para todos.
Fuente: El Diario