¿Por qué se unirían los candidatos del MAS?


El cinismo político asume las más variadas formas, desde la más repugnante impudencia hasta las pérfidas astucias diplomáticas.

Guillermo Francovich



 

La política puede relacionarse con diferentes conceptos. Hannah Arendt se decantaba por asociarla con la libertad y Schmitt, a su vez, pensaba en el conflicto. Hay otros enfoques, desde luego; sin embargo, existe uno que me parece hoy más provechoso. Aludo a su lazo con las coaliciones. Porque, conforme a Torcuato di Tella, tendríamos aquí algo que le resulta fundamental. Sin esas alianzas, acuerdos, pactos o frentes, los procesos políticos, peor todavía en democracia, serían esencialmente afectados. Pero no basta con describir este fenómeno. Cabe asimismo la reflexión sobre los motivos que llevan a conformar un grupo con miras al ejercicio del poder. Subrayo que no me refiero a los discursos engañosos, la lírica del amor al pueblo, entre otras tonterías. No, por ética ciudadana, lo que se debe hacer es aventurarse a develar sus mentiras, al desenmascaramiento de una estafa electoral.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Independientemente del que los convoque, Andrónico Rodríguez, Eduardo del Castillo y Eva Copa se podrían unir, en primer lugar, por la impunidad. Estar ahora en el Gobierno permite que tanto jueces como fiscales concentren sus recursos para evitar la sanción de quien ejerce la primera magistratura, así como también del grupo al cual representa. Es obvio que numerosos casos de corrupción pueden ser olvidados. Incluyo, por supuesto, las investigaciones que giran en torno a negocios millonarios del hijo de Arce Catacora. El mismo destino tendrían las denuncias contra Morales Ayma, aun cuando se haya jugado a impulsar su procesamiento durante los últimos tiempos. Lo peor es que, en esta falta de castigo, entrarían violaciones a los derechos humanos. Ganando ellos, nunca se condenaría a quienes dispusieron las ejecuciones extrajudiciales del hotel Las Américas. Por cierto, no es casual que ninguno reniegue de los crímenes perpetrados en aquella oportunidad.

Los tres candidatos del Movimiento Al Socialismo (ir en diferentes siglas no cambia su naturaleza) están igualmente unidos por el apego a las prácticas autoritarias. A ninguna de estas personas importó cómo fue despreciada la voluntad popular que se manifestó en el referendo del año 2016. Por lo contrario, ellos celebraron la infame decisión del Tribunal Constitucional Plurinacional de inventarse un “derecho a la reelección”. Estaban de acuerdo con su caudillo, pues la democracia les parece un instrumento que puede ser relegado si es adverso a intereses suyos. A propósito, por mucho que se hable del distanciamiento con Morales, Copa convalidó varios de sus atropellos. Es la misma situación de Rodríguez, a quien se presenta como candidato más o menos moderado; empero, su actuación en el Legislativo lo desmiente. Nunca protagonizó una denuncia en favor del Estado de Derecho. Por último, con las capturas de Añez y Camacho, huelga decir que Del Castillo comparte idéntico vicio.

El tercero de los argumentos principales para justificar su alianza sería ideológico. Aunque, por enésima vez, un proceso político de izquierda haya resultado ser desastroso, pueden sentirse tentados a procurar su salvación. En lugar de reconocer que las soluciones a problemas centrales no pasan por el socialismo, ellos prefieren negar la realidad. No desestimo la hipótesis de que, al hablar contra medidas liberales, sean hipócritas; el punto a resaltar es su insistencia en pregonar una doctrina tan nociva como ésa. No les interesa qué ha pasado con Cuba, Venezuela y otros países en los cuales el igualitarismo ha mostrado sus miserias. Con esta clase de actitudes, sin duda, impiden a sus propios seguidores que tengan días mejores. En vez de contribuir a terminar con un terrible mal, vale decir, el estatismo, apuestan por su robustecimiento. Ninguno desea terminar con la burocracia parasitaria, puesto que, en incontables casos, eso implicaría poner fin a su militancia. Así, con descaro, son capaces de aliarse para salvarse a sí mismos, sin importar que esto conlleve la ruina del resto.