Mantenerse activo se asocia con una disminución del 30% al 40% del riesgo de muerte por cualquier causa en la vejez.
Fuente: Globo G1
Cada día surgen nuevas investigaciones sobre cómo envejecer bien, ¿verdad? Pero si prestas atención, verás que los estudios serios, los resultados de investigaciones bien diseñadas, nunca prometen una fórmula mágica para la longevidad. De hecho, este blog siempre recalca la necesidad de esforzarse para disfrutar de una vejez activa y placentera. Hoy he recopilado tres estudios publicados recientemente que muestran maneras de vivir bien en nuestro tercer año, y todos dejan un mensaje: no tienes que ser un «adicto al gimnasio» para mejorar tu condición física.
Mantente activo:
Volvamos a uno de mis temas favoritos: la actividad física en la edad adulta se asocia con una disminución del 30% al 40% en el riesgo de muerte por cualquier causa en la vejez, excluyendo accidentes, por supuesto. Quienes abandonan el sedentarismo y comienzan a hacer ejercicio, incluso por debajo de los niveles recomendados, se benefician: su riesgo también disminuye, entre un 20% y un 25%. Recuerde: la Organización Mundial de la Salud recomienda de 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada (o de 75 a 150 minutos de actividad vigorosa) por semana. El estudio , publicado en el British Journal of Sports Medicine , revisó 85 estudios publicados hasta abril de 2024, consolidando esta evidencia.
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Acelera el ritmo:
La fragilidad es una condición de salud asociada con una mayor vulnerabilidad, lo que incrementa el riesgo de caídas, hospitalizaciones y pérdida de independencia. Los signos de fragilidad incluyen pérdida de peso involuntaria; marcha lenta; sensación de debilidad; fatiga persistente; y bajos niveles de actividad física.
Caminar es una forma sencilla y eficaz de mejorar los indicadores de salud y mantener la independencia durante más tiempo, lo que plantea la pregunta: ¿a qué velocidad se necesita una persona para sentir los beneficios del ejercicio? La Universidad de Chicago hizo cálculos y concluyó que el ritmo ideal es empezar con 14 pasos por minuto, por encima del ritmo habitual . Empieza midiendo tu número habitual de pasos y, a partir de ahí, aumenta gradualmente el ritmo hasta alcanzar un nivel vigoroso pero cómodo.
Tocar un instrumento:
Según un estudio publicado en la revista PLOS Biology , el entrenamiento musical a largo plazo puede fortalecer la reserva cognitiva y mitigar los efectos del deterioro mental. Esta llamada reserva cognitiva actúa como una especie de repositorio que ayuda a mantener la integridad de las redes neuronales. Investigadores de la Academia Baycrest para la Investigación y la Educación (Canadá) y la Academia China de Ciencias analizaron tres grupos mediante resonancias magnéticas: 25 músicos mayores; 25 no músicos mayores; y 24 adultos jóvenes sin experiencia musical. Todos se sometieron a pruebas de percepción auditiva con sílabas enmascaradas por ruido. El desempeño de los músicos mayores fue similar al del grupo joven y superior al de los no músicos mayores, lo que sugiere una protección neuronal asociada con la práctica musical.