Tailandia y Camboya han firmado una tregua, tras un primer cara a cara de sus líderes en Kuala Lumpur, Malasia, que está por ver si es duradera
Después de cinco días de intensos combates en la frontera más explosiva del Sudeste Asiático, Tailandia y Camboya han firmado una tregua que está por ver si es duradera.
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Pero en el éxito de las negociaciones de paz han intervenido también otros actores relevantes como se ha podido apreciar en la escenografía del encuentro: un triángulo formado por el líder interino tailandés, Phumtham Wechayachai, frente al primer ministro camboyano.
Ambos manteniendo una distancia prudencial, separados por una hilera de flores. Colocado en el vértice estaba el moderador de la charla, el primer ministro malasio, Anwar Ibrahim, quien a su vez se encontraba escoltado por diplomáticos de Estados Unidos y China.
«Las dos partes han expresado su posición y voluntad de un alto el fuego inmediato e incondicional a partir de la medianoche», anunció el malasio Ibrahim en una rueda de prensa tras la cumbre.
Para saber más
El presidente de Estados Unidos se ha atribuido todo el mérito de haber empujado a Tailandia y a Camboya a firmar una tregua, al igual que hizo cuando India y Pakistán, dos potencias nucleares, pusieron fin antes de verano a varios días de combates en la región en disputa de Cachemira y varias provincias fronterizas.
El domingo, mientras Trump se reunía en Escocía con la jefa de la Unión Europea, Ursula von der Leyen, para negociar los aranceles a Bruselas, el republicano reconoció que había utilizado los acuerdos comerciales como palanca para mediar en el choque militar del Sudeste Asiático, y que tanto para Tailandia como Malasia «debería ser fácil resolver la disputa».
Un día antes, Trump llamó a los líderes de Tailandia y Camboya, quienes agradecieron públicamente al estadounidense su medición. «No vamos a llegar a un acuerdo comercial a menos que resuelvan la guerra», advirtió Trump. En abril, EEUU anunció aranceles del 49% para las importaciones procedentes de Camboya y del 36% para las de Tailandia.
Para impulsar el éxito de las conversaciones de paz, el secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, también telefoneó a sus homólogos antes de la cumbre en Malasia, un país que también ha sido clave en el acuerdo ya que su primer ministro ha estado muy activo estos últimos dos en la mediación.
Antes de que se sellara el alto el fuego, los ejércitos de Tailandia y Camboya intercambiaron disparos. «Ahora es el momento de empezar a reconstruir la confianza entre Camboya y Tailandia en el futuro», dijo el líder camboyano. «Tailandia está comprometida con la paz», aseguró el tailandés.
Ahora está por ver si los ejércitos de ambos países respetan el alto el fuego negociado. Especialmente Tailandia, ha tenido una política muy marcada siempre por la influencia militar. Aunque oficialmente es una monarquía constitucional con un gobierno civil, los militares, que han tenido muchos enfrentamientos con el actual Ejecutivo, siguen jugando un papel central en el sistema político.
La disputa entre estos dos países se remonta a más de un siglo, cuando Francia, que ocupó Camboya hasta 1953, trazó por primera vez la frontera terrestre. Las tensiones han estado latentes durante todo el año. Pero fue el pasado jueves cuando estalló una batalla mortal. Ambas partes se culpan mutuamente de provocar la escalada. También se han denunciado por crímenes de guerra. Desde Phnom Penh aseguran que el ejército tailandés lanzó bombas de racimo, prohibidas por la ONU, sobre siete áreas fronterizas dentro del territorio camboyano.
Durante el fin de semana y el lunes continuaron circulando en las redes sociales imágenes de civiles tailandeses y camboyanos buscando refugios seguros mientras perduraban los combates. Algunos se escondían en improvisados búnkeres subterráneos, mientras que otros se han metido en escuelas, gimnasios y hasta en las pagodas de los templos budistas.