El joven binomio concentra la atención, pero sus primeros pasos no han generado especial ilusión: la resolución del «misterio evista» será clave
Fuente: El País.bo
Que el binomio Andrónico Rodríguez – Mariana Prado es el “enemigo a batir” lo saben todos los candidatos habilitados y los que concursan sin estar habilitados. Ellos también. Las encuestas todavía le siguen dando un discreto 15% pero su campaña apenas ha empezado… aunque tal vez esa sea la mejor de las noticias para ellos.
Andrónico Rodríguez llevaba tiempo siendo la joven promesa del MAS, llamado a dirigir la renovación cuando Evo Morales lo designara; Mariana Prado fue un vigoroso golpe de aire fresco en un gabinete que agonizaba enrocado en el conspiracionismo y el culto al líder… a ambos se les adivinaba futuro en esto…, pero ambos debían mostrar su valía.
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Rodríguez aguantó hasta el último minuto al lado de Evo Morales e intentó convencer a su entorno de que su tiempo había pasado, pero obviamente no lo consiguió. Dudó durante unas semanas y al final acabó sucumbiendo a los cantos de sirena – y las encuestas no oficiales – que le señalaban como la mejor ficha del bloque popular. Intentó el frente amplio, pero cuando todo hizo aguas, se lanzó en solitario en una candidatura apadrinada por Álvaro García Linera y la izquierda continental más progresista, apadrinada desde España.
Su primer discurso develó todas las claves: unidad para apuntalar el proceso; tender la mano a Evo, pues es su electorado el que más necesita; reconocer errores en el proceso; y hablar de juventud y renovación sin perderse demasiado en promesas concretas: la situación es compleja y no es un economista experto.
El día que inscribió su candidatura presentó a Mariana Prado como vicepresidente y María Galindo, guardiana de las esencias feministas, le cayó con todo. Ya le tenía ganas al presidente del Senado desde que comentó aquello de que la Ley 348 era una Ley “antihombres”, y a eso se sumaba la vieja herida del feminicidio de la hija de una de sus compañeras de armas a manos de un exnovio de Prado a quien – según Galindo – protegió en el juicio.
Prado, ex jefa de gabinete de Álvaro García Linera, Calvert, UCB, Sorbona, resultó “demasiado blanca” para algunos sectores populares que cuestionaron su elección, también por el propio recuerdo del papel de García Linera. Andrónico enmudeció y Prado se metió en la heladera un mes mientras se deshojaba la margarita, pues además la sigla había sido eliminada por una sala del TCP y Rodríguez tuvo que emplearse a fondo para reponerla. En ese breve espacio de tiempo también fue eliminado el “jefe de campaña” Mario Cronembold por un escándalo relacionado con el narco brasilero y su asesor personal, Israel Quino, acusado de violencia sexual. La mano de Eduardo del Castillo, candidato del MAS y desde siempre celoso del tirón de su excompañero de filas, se dejó ver en esas y también luego de que Andrónico Rodríguez recuperara la sigla del MTS: el ministro Siles – supuesto enlace entre el gobierno y los distintos Tribunales – ha acabado entre rejas.
Prado, de familia política y meteórica carrera, se había acostumbrado a caer bien en los espacios populares que iba descubriendo como si fuera algo normal y no adherente a su condición de ministra; un rasgo clásico de la clase acomodada transgrediendo sus normas como entretenimiento, hasta que lo convierte en forma de vida. Elige entrevistas entre amiguetes con los que hace bromas, pero en esos relajos suele dejar perlas que son carnaza para los tiburones: el pasado jueves explicó – adherida al objetivo principal de campaña – que no pretendían destruir el legado del proceso de cambio pero los titulares lo simplificaron: “contra Evo, nada”. Cosas de relajarse entre amigos.
Prado y Andrónico son vulnerables en su exposición y también muy influenciables por el destino de la conversación, y aun así, siguen siendo el enemigo a batir y la mayor incógnita de la campaña: Morales no ha desvelado su estrategia con UCS y el joven binomio sigue esperando que en algún momento de la señal para que los suyos se inclinen por apoyarlos y acercarse así al 40% que les puede dar una victoria en primera vuelta vista la división de la oposición… pero de momento, desde luego, ese momento está muy lejos: Morales sigue siendo el principal enemigo de una candidatura que vive con miedo a su propio éxito.
Fuente: El País.bo