Tras la muerte de policías en Llallagua, norte de Potosí, el Gobierno ejecutó varios operativos en esas comunidades armadas donde reinan actividades ilegales como el narcotráfico, el contrabando y el comercio de autos robados en otros países.
Fuente: ANF / La Paz
El viceministro de Régimen Interior, Jhonny Aguilera, indicó que algunas comunidades consiguen armas de los cuarteles cuando los jóvenes cumplen el servicio militar. Esa práctica se mantuvo como parte de un “ritual” cultural, dijo la autoridad.
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Tras la muerte de policías en Llallagua, norte de Potosí, el Gobierno ejecutó varios operativos en esas comunidades armadas donde reinan actividades ilegales como el narcotráfico, el contrabando y el comercio de autos robados en otros países.
En esos conflictos, varios uniformados recibieron disparos de armas de fuego por parte de los comunarios. Uno de ellos murió por impacto de bala.
El viceministro Aguilera indicó que una de las hipótesis del origen de las armas es que hace un tiempo se sustrajeron armamento de guerra en una unidad militar. Sin embargo, resaltó que también se conoce que los jóvenes de comunidades rurales sacan armamento, como parte de una tradición, cuando van a los cuarteles a cumplir su servicio militar.
“Se trata de fusiles Mauser que, en el momento de cumplir el servicio militar, eran ‘exfiltradas’ de los cuarteles por parte de estas comunidades. Es parte, lo vamos a llamar, de un ritual que se ha mantenido de manera permanente. Ahora, no estamos recriminando la cuestión cultural. Lo que estamos recriminando acá es la protección criminal que ha existido para impedir que la Policía Boliviana por fin llegue a estas áreas en las cuales se generan este tipo de delitos”, dijo la autoridad esta mañana en Cadena A.
Varios especialistas en criminología advirtieron que en esas regiones del norte de Potosí, llamada México Chico, el crimen prevalece ante la nula presencia del Estado. Es considerado un territorio de intercambio de droga por vehículos robados o armas de fuego.