Expertos consideran que fue más propaganda política que la información técnica y no consideró los problemas estructurales de los hidrocarburos. Se invierten alrededor de $us 420 millones
Fuente: eldeber.com.bo
El pasado 21 de agosto, el presidente Luis Arce convocó a los candidatos a la Presidencia, “para mostrarles el problema del combustible” y “para que vayan viendo este problema para poderlo encarar”.
La invitación realizada, a menos de tres meses de su despedida del poder, fue interpretada como un reconocimiento del fracaso de la política hidrocarburífera del partido gobernante, que en el último tiempo acusó a la oposición y al evismo de bloquear créditos multilaterales en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP).
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Sin embargo, Arce dijo que deja “la solución estructural al problema” al próximo gobierno, con 58 proyectos de exploración petrolera, de los cuales 18 han resultado exitosos.
“Si a eso añaden ustedes la estrategia que han tomado nuestro gobierno, de hacer las plantas de biodiésel, una funcionando en Santa Cruz, la otra que en el próximo mes la inauguramos aquí en la Ciudad del Alto, y la de HVO que, finalmente por la escasez de dólares no vamos a poder completarla, tenemos por lo tanto todo el panorama diseñado para que el 2026-2027 Bolivia no tenga el problema de los hidrocarburos”, señaló el mandatario.
Para los expertos y algunos sectores, el programa de biocombustibles fracasó porque, precisamente, no brinda una solución estructural al problema.
De acuerdo con los anuncios que vienen haciendo el Ministerio de Hidrocarburos y YPFB, se priorizaron dos proyectos para la producción de biodiésel: la Planta de Biodiésel I en Santa Cruz y la Planta de Biodiésel II en El Alto, cada una proyectada para producir 1.500 barriles diarios a partir de aceite vegetal y aceite reciclado.
La primera fue emplazada en la refinería Guillermo Elder Bell e inaugurada en marzo de 2024. La segunda será inaugurada en septiembre y la de HVO (diésel renovable), prevé entrar en operaciones en 2026, en Santa Cruz.
Estos proyectos forman parte de la Ley 1407, que aprueba el Plan de Desarrollo Económico y Social (PDES) 2021-2025. Según explicó Arce, cuando todo este sistema esté en funcionamiento Bolivia solo necesitará importar un 20% del combustible fósil que consume.
Producción detenida
Desde la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas (Anapo), el pasado jueves manifestaron que el suministro de diésel es una preocupación constante del sector productivo, porque se encuentra en plena época de cosecha de los cultivos de invierno y la siembra en el norte integrado.
El gerente de Anapo, Jaime Hernández, explicó que se han implementado cisternas móviles para llevar diésel ULS (bajo en azufre), desde Palmasola hasta los pequeños productores, pero no se cuenta con el combustible.
“Estamos preocupados porque desde el sábado antes de las elecciones, las entregas de diésel ULS han quedado paralizadas para medianos y grandes productores y, hasta la fecha, no ha sido retomada la entrega de ese combustible, con el perjuicio que ya esta generando para los productores”, indicó Hernández.
Según se supo en la entidad soyera, hubo una paralización en la producción de biodiésel de la planta en Santa Cruz y, como se lo necesita para mezclar con el diésel fósil —para obtener ULS—, no se entrega el producto.
Fracaso estructural
El analista en hidrocarburos de la Fundación Jubileo, Raúl Velásquez, calificó como “un fracaso” el programa de biocombustibles del gobierno porque el proyecto fue mal concebido y fue una propaganda más política que técnica.
“Nunca he concordado con que esto pueda sustituir al diésel convencional, no solamente por la escala sino porque requiere mezclarlo con el convencional que no producimos (…). El gobierno buscaba generar un parche, postergar la discusión sobre el problema de fondo que es la subvención a los hidrocarburos, el precio fijo del barril de petróleo de 27,11 dólares que no atrae inversión en exploración”, opinó Velásquez.
Mencionó que el único programa que tuvo éxito, pero gracias a la inversión privada, fue el de Etanol, pero que sigue generando tensiones por el precio, porque el gobierno no reconoce que debe tener, mínimamente, su costo de oportunidad de exportación.
Por su parte, el analista Fernando Rodríguez, también coincidió que es un fracaso el tema de los biocombustibles porque supone consumir una gran cantidad de soya, que si se compara con la producción de aceite comestible, llega a costar hasta Bs 25.
“Eso supone por lo menos tres millones de litros por día. Para que la gente entienda, es más de un litro por familia por día de aceite comestible que le estamos quitando al mercado. Entonces, es mejor vender ese aceite en el exterior e importar el diésel en 10 bolivianos. Entonces, por supuesto que esto no va a funcionar”, consideró Rodríguez.