Bolivia en el top 10 de países del mundo con mayor complejidad para hacer negocios


 

 



 

Hace poco TMF Group, el cual es proveedor global de servicios administrativos esenciales que ayuda a las empresas a invertir y operar de manera segura en todo el mundo, ha publicado su informe de SKIN O SWIN (HUNDIRSE O NADAR) “Trazando un crecimiento empresarial exitoso en un mundo cada vez más incierto”, donde refleja el “Índice de complejidad empresarial global 2025 o en inglés “Global Business Complexity Index 2025”. Este índice evalúa la complejidad de establecer, operar y expandir negocios en diferentes países del mundo. Este índice ayuda a las empresas a entender los desafíos y las oportunidades que existen en diversos mercados internacionales.

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Según este informe, las 10 jurisdicciones (países) menos complejas de este año para hacer negocios son República Checa, Curacao, Islas Vírgenes Británicas, Jamaica, Países Bajos, Jersey, Hong Kong, Nueva Zelanda, Dinamarca e Islas Caimán. (el orden es del puesto10 a 1). Esto debido a que estos países han reflejado una menor complejidad y mayor facilidad para hacer negocios y empresa, debido a la baja burocracia estatal, regímenes tributarios “amigables”, sistemas financieros modernos, Estado de derecho consolidado y libertad económica alta, entorno político favorable, inversión en digitalización y en inteligencia artificial, otros.

El lado opuesto de la moneda, está el top 10 de los lugares más complejos para hacer negocio o empresa del mundo, según este estudio. Lo encabeza Grecia, Francia, México, Turquía, Colombia, Italia, Bolivia, Kazakhstan y China Continental. Evidentemente en dichos lugares existe una alta complejidad para los negocios y empresas que va desde la alta carga administrativa y fiscal, hasta un “poco favorable” ecosistema de negocios, donde el Estado no brinda plenamente las condiciones y la seguridad jurídica para las empresas e inversiones, entre varias razones.

En el caso de Latinoamérica, países como México, Colombia, Brasil y Bolivia conforman parte de la lista de los 10 países más complejos para hacer negocios en el mundo según este informe, esto debido a la burocracia excesiva, incertidumbre política, elevada carga impositiva, regulación estatal, entre los principales factores. Sin embargo, hay países en la región que demuestran menos complejidad y un clima más óptimo para los negocios, tal es el caso de Honduras, Costa Rica, República Dominicana, Uruguay y Chile.

De acuerdo a lo que indica este informe, Bolivia pasa del 5.º al 8.º puesto en el ranking de este año. Sin embargo, el país continúa enfrentando importantes desafíos en materia de A&T y HRP, principalmente debido a la dependencia de la documentación de cumplimiento físico. Este requisito está obstaculizando los esfuerzos de transformación digital.

La inestabilidad macroeconómica, las restricciones cambiarias y la tensión política también siguen siendo importantes obstáculos para la inversión extranjera, lo que dificulta la entrada al mercado y el crecimiento económico.

El mercado laboral en Bolivia se mantiene estable, aunque la economía se encuentra estancada debido a las continuas luchas políticas internas y las presiones inflacionarias. Existen oportunidades de crecimiento en proyectos de infraestructura, como carreteras, puentes y hospitales, que prometen estimular la creación de empleo y la actividad económica. Sin embargo, estos proyectos aún no alcanzan la escala necesaria para un crecimiento económico significativo.

El potencial de los recursos naturales de Bolivia, como el litio y el gas, sigue subutilizado debido a las condiciones regulatorias y económicas actuales. Sin embargo, existe la posibilidad de un cambio significativo de gobierno en las elecciones de 2025, lo que podría hacer que Bolivia sea más atractiva para los inversionistas en dichos sectores.

“Tanto el GEM como el HRP son complejos en Bolivia debido a las dificultades para digitalizar la información. Las autoridades insisten en la documentación física para la presentación de las nóminas de los trabajadores, lo cual ha sido la norma tradicional desde hace mucho tiempo. Además, Bolivia enfrenta importantes obstáculos para atraer inversión extranjera, principalmente debido a problemas macroeconómicos. El mercado cambiario es particularmente problemático, con estrictas regulaciones para la conversión de dólares a bolivianos y viceversa. Estas restricciones cambiarias representan un serio desafío para las empresas que operan en Bolivia.”, tal como indica un experto de TMF Bolivia.

Finalizando, el que Bolivia sea unos de los países del mundo más complejos para hacer negocios no es casual sino causal, no es coyuntural sino estructural. Una economía, cuya principal fuente de ingresos fiscales (gas natural) ha caído en un 50% en los últimos 10 años, por lo contrario, ha sostenido un gasto público elevado, que ha dado como consecuencia un desequilibro macroeconómico en varios frentes (falta de carburantes, iliquidez de divisas e inflación). Si a esto se suma una estructura normativa e institucional poco favorable (anticuada) para hacer empresa, la inestabilidad política y social, baja seguridad económica y jurídica para hacer negocios, ha resultado también en que Bolivia sea uno de los países menos atractivos para invertir de la región.

Pero no todo está perdido, Bolivia tiene un gran potencial en recursos naturales y materia prima, en su sector agropecuario, turismo y otros, que necesitan sin duda de recursos privados, sobre todo extranjeros, para ser desarrollados e industrializados a favor de su economía, con una perspectiva en diversificación y generación de valor agregado. Pero para ello se requiere una modernización, simplificación y digitalización de sus normativas e instituciones, se debe reducir al mínimo la burocracia estatal, reajustar o implementar nuevas leyes en el área de inversión, hidrocarburos, laboral, impositiva y otros. Para que Bolivia se considere un país óptimo para hacer negocios y sea atractivo para invertir, se debe literalmente refundar el país. Será un proceso largo y complicado, cuya tarea primordial debería ser asumida por el nuevo gobierno, que, si es de una línea política “amiga” del empresariado, será más factible, sin duda.

Por: Luis Fernando Romero Torrejón

Economista, investigador y docente universitario