¿Despacito o de golpe?


 

 



 

  1. CONSIDERACIONES GENERALES

El actual período presidencial noviembre 2020-noviembre 2025 es una continuación desde enero 2006 del programa, Modelo de Economía Social Comunitaria Productiva (MESCP) y política económica de expansión elevado del gasto público utilizando los recursos públicos disponibles y no disponibles sin restricción presupuestaria genuina, organizando la producción y la distribución económica de transición hacia el socialismo[1]. El resultado macroeconómico después de dos décadas es de desequilibrios económicos externos e internos y a nivel microeconómico el sistema de precios que se determinan en los mercados internos fue intervenido mediante controles gubernamentales de los precios y cantidades que ocasiono la escasez de dólares, combustibles, otros y una inflación galopante reprimida.

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La jornada electoral del 17 de agosto del 2025 no logró elegir a las nuevas autoridades nacionales para el período 2025-2030 según los porcentajes requeridos de acuerdos a la normativa vigente y por ello se convocó a una segunda vuelta entre las dos opciones más votadas.

La segunda vuelta del 19 de octubre no solo definirá quién ocupará la presidencia. También será una elección entre dos visiones de país: la que busca quebrar con el ciclo de dos décadas de promesas inviables que endeudan y fulmina al país, que amenaza con mantenerlo bajo nueva apariencia, pero con el mismo libreto actual.

  1. NUEVO PROGRAMA, MODELO Y POLÍTICA ECONÓMICA 2025-2030

Los dos candidatos que van a la segunda vuelta en sus presentaciones públicas anuncian metas agradables a conseguir sin considerar ni enunciar explícitamente las medidas económicas de ajuste de corto plazo, reformas estructurales y sin mencionar el costo económico sobre quien recaerá y la visión de país y programa económico pasa a segundo plano.

Al respecto sobre los candidatos a la presidencia de un país para lograr convencer a los electores que les den sus votos generalmente no se refieren a las medidas económicas que aprobarán y los costos sociales, así como el exrector y profesor emérito de la UCEMA Carlos Alfredo Rodríguez se refiere a la etapa electoral 2023 en Argentina: “A pocos meses de las elecciones, los políticos están totalmente ocupados en la carrera por la conquista del trofeo sin pensar qué harán con él si es que lo conquistan. Como mucho, la mayoría arriesga promesas vacías como la vuelta al crecimiento con pleno empleo, sin inflación ni deuda o pobreza. Todos coinciden en criticar como fallido casi todo lo que se ha hecho antes y ninguno dice lo que se hará.” Y continuó: “Existe un consenso generalizado en el mundillo político de que en campaña electoral no es conveniente anunciar medidas, solo metas agradables. Las medidas vendrán después.

Una experiencia de economía práctica a finales de la gestión 2023 de la República Argentina por el presidente Javier Milei que en su programa económico que ofertó a los electores enfatizó en las profundas reformas económicas estructurales para enfrentar el desequilibrio fiscal y la inflación y señalaba en sus principios lo siguiente: “Es mejor decir una verdad incómoda que una mentira confortable” y “Nunca hay que negociar las ideas para rascar un voto” , y su prioridad de política económica dirigió con el eslogan de ”No hay plata” reduciendo drásticamente el gasto público y cero emisión de dinero del Banco Central de la República Argentina, consiguiendo en pocos meses reducir la tasa de inflación.

En Bolivia en las elecciones presidenciales del 2025, después de los resultados electorales el expresidente Jaime Paz Zamora[2] en una conversación hace dos semanas con su hijo Rodrigo Paz candidato presidencial que participará en la segunda vuelta le dijo: “Muy bien tu campaña te he observado respeto a la gente  cariño con la gente y me parece que a partir de ya eso tú puedes decir hacer lo que quieres con la gente, pero una vez que la gente se dé cuenta que la quieres que amas al país que le das ternura al pueblo nuestro pueblo es el más tierno de América Latina entonces no hay programa no hay futuro sin un presidente que no sea tierno con su pueblo, eso está claro.

Tanto en Argentina y Bolivia existe una opinión que en campaña electoral no es conveniente anunciar medidas económicas señalado por un académico economista y un expresidente político que coinciden en ofertar solo metas agradables, para conquistar electores y luego de conseguirlo viene el ajuste económico y el costo social, excepto el actual presidente argentino Javier Milei hizo lo contrario porque durante su campaña anunció su programa económico.  Entonces, si es conveniente o no que los candidatos hagan conocer su programa a los electores depende de varios factores y varia según la propia historia económica, política y social de cada país.

  • PLAN DE ESTABILIZACIÓN DESPACITO (GRADUALISTA) O DE GOLPE (SHOCK)

El nuevo presidente elegido en segunda vuelta que asumirá el 8 de noviembre recibirá un país con déficit de balanza de pagos, déficit fiscal, crisis cambiaria, el dólar paralelo supera a la cotización oficial, inflación galopante, escasez de combustibles y pocos ingresos, un país al borde del colapso que pondrá a prueba su capacidad porque tendrá que aprobar una serie de medidas de ajuste para resolver los problemas económicos que afectan a los bolsillos de las personas.

El nuevo Gobierno necesitará dólares para cubrir la importación de combustibles, servicio y amortización de la deuda externa, además de cubrir salarios y el aguinaldo de fin de año. Existe expectativas favorables de que comenzará una nueva etapa en la historia económica, política y social de Bolivia por la instrumentalización de un plan de estabilización efectivo y consistente durante cinco años.

Un plan de estabilización  en su formulación tiene que considerar la situación del estado de salud de la economía, es decir, utilizando como analogía la de un paciente que se siente mal de salud visita a su médico de cabecera porque tiene fiebre que es un síntoma que hay que tratar para evitar mayores consecuencias, le tomará los signos vitales de fiebre, presión sanguínea, peso, corazón y pulmones, además le pide análisis complementarios de sangre y otros, para tener un diagnóstico médico lo más preciso posible para darle un tratamiento adecuado que elimine la causa de la enfermedad y determine si es ambulatoria o requiere internación  hospitalaria. De manera similar un economista analiza los datos económicos de un país si registra desequilibrio en balanza de pagos, déficit fiscal, una inflación elevada, la escasez de dólares y combustibles y otros desequilibrios que son los síntomas de una enfermedad económica, y busca más información sobre los problemas económicos existentes, acudiendo a datos macroeconómicos y microeconómicos para contar con un diagnóstico económico que permita determinar la causa que originó la crisis económica, y generalmente el que ocasiona es el modelo y la política económica que se adoptó que está muy alejado de la realidad concreta, entonces una solución es cambiar el modelo y su política económica por otro. Entonces, en la medicina y la economía tratar los síntomas sin tratar las causas subyacentes no soluciona los problemas de fondo.

Por otra parte, uno de los problemas conceptuales que se plantean los diseñadores de política económica al formular un plan de estabilización es el tiempo requerido para alcanzar los objetivos perseguidos y el costo social a confrontar.

Decidir si la política económica de ajuste sea “despacito” (gradualismo) o de “golpe” (shock) continúa siendo discutido cuando se busca resolver los problemas económicos de un país, y la diferencia entre estas dos políticas es el tiempo al factor de credibilidad del equipo económico y los activos del Banco Central.  Una política gradualista requiere buscar un apoyo político de mayor plazo de tiempo, para evitar un elevado costo social de una política de shock. También la elección del tipo de política gradualista o de shock depende del estado de la economía, es decir si la inflación es tres dígitos o más como fue la hiperinflación de Bolivia y las reservas internacionales netas negativas del BCB a mediados de la década de los ochenta en el siglo XX, se justificaba aprobar una política de ajuste de shock y un elevado costo social.

En la actualidad la inflación acumulada entre enero y julio 2025 llego a 16,92 por ciento que son de dos dígitos, a doce meses 24,86 por ciento, el tipo de cambio fijo oficial de Bs6,97 = $US1 y en el mercado paralelo el dólar se compra en Bs 13,50 y los activos del BCB al cierre del primer semestre de 2025, alcanzaron un saldo de $us 2.807 millones. La elección de la política gradualista o de shock y tengan éxito con los pocos datos económicos publicados está sujeta al factor de credibilidad del equipo económico, es decir si: dicen lo que es, piensan lo que es y hacen lo que es, es consistente, y si: dicen lo que es y con lo que dice que piensa y actúa de manera diferente no hace consistencia, entonces no tiene credibilidad para una política gradualista o de shock.

La causa de la actual crisis económica de Bolivia es el programa, modelo, política económica y sus resultados de la agrupación política que viene gobernando el país durante casi dos décadas contínuas porque las cifras de las principales variables macroeconómicas 2006-2025 no lograron alcanzar o superar las programadas oficialmente.

La solución es un nuevo modelo y política económica con un enfoque integral y simultáneo que genere los incentivos para que el sector económico privado formal crezca, sea cada vez más eficiente, genere empleos y los actuales beneficiarios del sector público tengan incentivos para aprovechar las nuevas oportunidades en el sector privado.  Una reforma superficial no sería suficiente y muchas reformas requerirán cambios constitucionales para asegurar su credibilidad.

En Bolivia se tiene que “poner orden en la casa”, es decir iniciar a equilibrar todas las cuentas económicas: fiscal, monetaria, cambiaria, financiera y deuda pública. Una política fiscal que únicamente aprobará gasto público si cuenta con ingresos fiscales y sincronizada con la política monetaria que no otorgará crédito interno, excepto en dos situaciones: para atender necesidades impostergables derivadas de calamidades públicas, conmoción interna o internacional, declaradas mediante Decreto Supremo y para atender necesidades transitorias de liquidez, dentro de los límites del programa monetario, para mantener la estabilidad de precios con la finalidad de contribuir a generar un nivel óptimo de producción de bienes y servicios y nivel de empleo, sincronizada con una política fiscal con principios fundamentales de evitar convertirse en una fuente de inestabilidad y de gastar únicamente con ingresos fiscales genuinos para conseguir un equilibrio fiscal.

Un aspecto crucial para dirimir el dilema de cuánto y cuándo devaluar la moneda “boliviano” es la evolución del stock de las reservas internacionales netas del BCB y del flujo de los dólares de las exportaciones que permitiría un tipo de cambio «único, real y flexible» acompañado con la entrega obligatoria de divisas al Estado[3].

Son dos principales regímenes cambiarios que los países determinan adoptar: tipo de cambio fijo y tipo de cambio flotante. Hay diversas modalidades cuando adoptan el flotante, entre los cuales están: flotación sucia (dirty float), bolsín, deslizante o reptante (crawling peg), tabla cambiaria y banda cambiaria. La flotación sucia, es un sistema en el que el valor de una divisa se determina principalmente por las fuerzas del mercado, pero con la intervención ocasional del gobierno o banco central para influir en el cambio. El mecanismo del Bolsín, todos los que desean divisas deben presentar en un sobre cerrado una propuesta del precio que desea pagar para obtener un monto de divisas; todos los que ofrezcan un precio similar al precio fijado por el comité de cambios (desconocido por el público), se adjudican. El «crawling peg» es un sistema de tipo de cambio en el que el valor de una moneda se ajusta gradualmente, de forma periódica y controlada, en relación con otra moneda. La anunciación anticipada de la devaluación de la moneda doméstica mensual respecto al dólar se conoce como la tabla cambiaria.  En el régimen de banda cambiaria, el gobierno establece límites para la fluctuación de la moneda. Cuando los tipos de cambio exceden los límites establecidos, la autoridad monetaria interviene comprando y vendiendo la moneda, para asegurar que las fluctuaciones permanezcan dentro de los límites.

La elección del régimen cambiario por un país es una decisión fundamental para su economía, con implicaciones directas en las operaciones comerciales externas e internas y en el desarrollo económico.

En Bolivia 1985-2025 se distingue varios regímenes cambiarios utilizados, uno desde septiembre de 1985 funcionó en Bolivia el mecanismo del Bolsín, que a partir de 1987 evolucionó hacia un sistema de tipo de cambio deslizante o reptante (crawling-peg), caracterizado por movimientos graduales y no anunciados de la paridad cambiaria frente al dólar estadounidense hasta el 10 de noviembre del 2011 y a partir del 11 de noviembre del mismo año hasta la actualidad rige un régimen de cambio fijo, que las autoridades monetarias de esa época justificaban dicha medida para evitar lo que denominaban “el rodeo innecesario[4]” que se refería a una comparación al comportamiento de la moneda de los países vecinos que adoptaron un régimen de cambio flotante en sus diversas modalidades respecto al dólar que variaba y retornaban casi al mismo nivel y por ello consideraban no necesario que se continúe en el país con el sistema de tipo de cambio deslizante o reptante (crawling-peg).

Finalmente, un nuevo modelo, política económica y elegir tipo de cambio fijo o flotante en sus diversas formas de régimen cambiario es muy importante como ancla nominal de lucha contra la inflación, pero no es suficiente, para solucionar los actuales problemas económicos, porque se requiere de un programa de ajuste económico y reformas estructurales que ponga en orden las cuentas económicas, reestableciendo los incentivos, para que todos los bolivianos realicen sus actividades cotidianas generando riqueza para el país.

 

 

Germán Molina Diaz, Economista, miembro de número de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas, docente de la UCB e Investigador asociado del IISEC.

 

[1] El modelo económico social comunitario productivo. ECOPLURAL. Ministerio de Economía y Finanzas Públicas. 2021. Página 6.

[2] Información del sitio WEB del expresidente Jaime Paz Zamora.

[3] Artículo 5 del D.S. 21060. 29 de agosto de 1985 que hace cuatro décadas fue aprobada en el gobierno del Dr. Víctor Paz Estensoro.

[4] Presentado en las Jornadas Monetarias del Banco Central de Bolivia.