Se termina otro período de nuestra historia. El próximo domingo Bolivia elegirá un nuevo presidente que marcará la Segunda República de Unidad, Fraternidad y Prosperidad. Cobijada en una extensa geografía, los once millones de bolivianos podrán desarrollar una intensa prosperidad basada en la explotación e industrialización del litio, de la producción alimentaria, de la generación de empleos para aquellos jóvenes que egresados de la segunda enseñanza no han tenido hasta ahora otra opción que abandonar la Patria para buscar un destino halagador. Comprobado está que la solución no está en alejarse de Bolivia y encontrar tareas productivas en la lejanía, la solución está en hacer de la Patria, un hogar capaz de brindar real bienestar a la formación de nuevas familias, a los hijos y nietos que se merecen el destino justo con apego a la Ley, al disfrute de la tierra generosa y pródiga en el debido confort al que tiene pleno derecho.
Hemos padecido un calvario que parecía interminable. Nuestro colectivo cayó presa, engañada por las falsas promesas, burlada por los administradores de la primera década masista, con una real bonanza por los mejores precios de nuestros minerales y del gas natural que se exportó sin parar hasta su casi total extinción. De gran productor de hidrocarburos, se fue reduciendo al punto de importar el carburante para sus necesidades más apremiantes, el transporte y la combustión domiciliaria. ¡El gas se convirtió en elemento imprescindible para la vida diaria, pero ay!, por desgracia, la imprevisión, el derroche, la irresponsabilidad condujeron a la carencia de todo, dólares, medicinas, alimentos, combustibles.
Ha sido un largo Vía Crucis plagado de abusos, injusticia, bochorno y corrupción. No extrañe, por tanto, el hartazgo de los ciudadanos que buscarán el cambio en la justa popular del 17 de agosto, justamente en los 200 años de vida republicana. Hará falta un cambio radical, primero de la CPE para lo que es necesario contar con una Asamblea Legislativa responsable y patriota, apta para procesar la base legal, jurídicamente indiscutible de nueva Ley que permita la mudanza más transparente y justa, de beneficio para todo el colectivo boliviano y que llegue con premura, sin las esperas que presagian los agoreros de un porvenir nebuloso y que ellos califican de inevitable.
Invoquemos al Creador, cuya Providencia nunca abandonó a Bolivia, que su divina inspiración, aliente acertada tarea a los legisladores, que Bolivia ofrezca al mundo un ejemplo de corrección y enrrumbe hacia lo más valedero y realista. Que nuestra plegaria sea intensa, auténtica, inspirada en la fe de nuestros padres, que es también la nuestra. Que el nuevo amanecer irradie su luz, nos despoje de toda maldad y revancha, que nos permita alumbrar el sendero de la Patria, abierto a todos los bolivianos de Buena Voluntad.
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