El nacimiento de Bolivia en 1825


(Disertación realizada en el Ilustre Colegio de Abogados de Santa Cruz).

es del Bicentenario de Bolivia en Santa Cruz. / Foto: El Deber.
El inicio de las celebraciones del Bicentenario de Bolivia en Santa Cruz. / Foto: El Deber

Nino Gandarilla Guardia

Se me ha encomendado realizar una disertación histórica sobre el Bicentenario de Bolivia… Esta presentación, no puede ser otra que la exposición de la verdad que yo conozco a través de mis investigaciones y las transmitidas por maestros a través del tiempo.



Sin embargo, confieso que esta conferencia no es la misma que preparé al inicio. Una vez terminada, vi que podría incomodar el ambiente festivo de mis apreciados anfitriones y sus distinguidos invitados.

He tenido que hacer una nueva…. Y comencé por preguntarme ¿Qué es lo bueno que tiene Bolivia? Por supuesto, la respuesta es que Bolivia es hermosa en toda su extensión y su mayor valor es la Diversidad territorial y cultural.

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La siguiente pregunta: ¿De qué pueden estar orgullosos los bolivianos? Obviamente, la respuesta infalible es: De nosotros mismos… y, particularmente, de Santa Cruz.

De Santa Cruz y sus riquezas naturales unidas a la república desde 1825, de su modelo productivo, de sus paisajes, de su cultura, su gente, de sus hermosas mujeres, sus intelectuales, de sus próceres y de su Gloriosa Historia.

Hemos dicho “unidas”, no regaladas… A 200 años de la creación nuestra Bolivia, es necesario y obligatorio, saber la verdad de cómo fue conformada. Porque partiendo de la verdad, vamos a mejorarla.

¿Qué es Bolivia?

Bolivia, históricamente, es la unión de dos grandes países, cuyos territorios fueron juntados el 6 de agosto de 1825, bajo las armas del Ejército Colombiano. Estos dos territorios eran: Las 4 provincias del Alto Perú (La Paz, Cochabamba, Chuquisaca y Potosí) y las 5 provincias de la Gobernación libre y soberana de Santa Cruz de la Sierra (Santa Cruz y su cercado, Mojos, Cordillera, Vallegrande y Chiquitos).

Cada uno de estos territorios logró su independencia con su propio esfuerzo, su propia sangre y su propio Ejército. En el caso cruceño, fue el único Ejército formal en este territorio que hoy se llama Bolivia.

Cabe remarcar que, cuando hablamos de Santa Cruz, estamos hablando de más de la mitad de Bolivia, conocido hoy como Oriente boliviano. De ahí su importancia mayor en el análisis histórico.

¿Cómo fue que los unieron? La forma más clara de explicarlo es haciendo un resumen cronológico que se verifique por su propio contenido:

Entre 1810 y 1825, Santa Cruz luchó por su autonomía y su soberanía, acompañando a los pueblos de América en la etapa de la Emancipación. El pueblo cruceño cumplió su parte: Cuando los ejércitos auxiliares del Sur tenían sus reveses y el ejército del Norte aún no aparecía en el territorio, entre 1814 y 1816 el Ejército Cruceño, que era el del Centro, sostuvo la causa continental con sus propios medios, en las batallas de Florida, Santa Bárbara y El Pari, tres victorias de trascendencia continental.

Llegó el año 1825 y apareció el Ejército del Norte, llamado de “Libertador”, pero que en el Alto Perú, ni en el Territorio Cruceño había liberado nada. Había llegado el tiempo de los oportunistas.

Antes de cruzar el desaguadero, Sucre estaba inquieto por el ambiente político de la región; en una nota dirigida a Bolívar le dice: “Supongo que usted no querrá que yo quede tan mal en estos pueblos; en consecuencia no me exigirá que me quede aquí mientras suceden cosas que por una parte chocan a mi conciencia y que por otra comprometen mi palabra…”

Aparece entonces en ese escenario el doctor de Charcas Casimiro Olañeta, quien se encontró con el Mariscal Antonio José de Sucre el primer día de febrero. Ahí se fraguó todo lo que ocurriría en el Alto Perú y en la gobernación de Santa Cruz de la Sierra. El día 6 de febrero, el Ejército Unido cruzó el Desaguadero y con ellos un plan a espaldas del pueblo y del libertador Simón Bolívar. Sucre y Olañeta se habían entendido.

Mientras tanto, a inicios de febrero, el Gobierno de Santa Cruz de la Sierra aún se encontraba en poder de funcionarios de la corona española, excepto Cordillera que se mantuvo libre desde el inicio de la guerra.

El mariscal Sucre, ni bien llegó a La Paz, el 9 de febrero de 1825 emitió el famoso Decreto Convocatorio a las 4 provincias del Alto Perú, denominándolos “Departamentos” y a un quinto Departamento que no lo era: Santa Cruz de la Sierra y sus provincias.

El 14 de febrero de 1825, el Ejército Cruceño, a la cabeza del entonces coronel José Manuel Mercado, ingresó a la plaza de Santa Cruz liberándola militarmente y convocando al Cabildo para el día siguiente. Asumió el gobierno patriota cruceño.

El 15 de febrero de 1825, el gobernador Mercado, junto al Cabildo de la ciudad y el pueblo cruceño, proclamaron su Independencia definitiva de la corona española.

El Gobierno soberano de José Manuel Mercado, el Colorao, duró hasta principios de marzo, cuando entran en acción los políticos de Charcas. El Dr. Antonio Vicente Seoane fue uno de los principales operadores para apartar del poder al Libertador Cruceño. Provocó una crisis política en la capital cruceña que logró sustituir a Mercado por el cabildante Juan Manuel Arias.

Queda claro que el decreto convocatorio de Sucre fue firmado el 9 de febrero y cinco días después Santa Cruz declaró su Independencia. Sin embargo, en el mismo mes, el Mariscal invasor, para asegurar sus objetivos en el Oriente, había designado a un Comandante del Departamento, en sustitución de los mandos cruceños: Envió a Don Francisco María Del Valle, como “Comandante en Jefe de los Departamentos libres de Santa Cruz”, quien no llegaba aún, sino hasta fin de ese mes, coincidiendo con la confabulación del Cabildo.

El 1º día de marzo, Sucre, desde La Paz, le escribió al Comandante General de Cochabamba, coronel Saturino Sánchez, lo siguiente: “El decreto adjunto para la reunión de la Asamblea General del Alto Perú lo hará V.S. cumplir y ejecutar en el Departamento de Santa Cruz, procurando con todo interés que para el 15 de abril estén en Oruro los cinco diputados…”

“Lo hará cumplir” decía su mandato, pero en su Decreto Convocatorio evocaba otros principios cuando decía: “Toda intervención de la fuerza armada en las decisiones y resolución de esta Asamblea, hará nulos los actos en que se mezcle el poder militar…”

El 5 de marzo, mediante nota al Cabildo de Santa Cruz, Sucre les ofrece sus armas y, antes que alguien le responda, el invasor decide por los cruceños diciendo: “Para conservar el orden, que se respeten las leyes y disfrute el país de felicidad positiva, he nombrado Presidente y Comandante militar de ese Departamento al señor coronel don José Videla”.

Y así llegó la llamada “felicidad” a nuestro territorio: El Presidente y Comandante militar, representante del Ejército Invasor colombiano, desplazó a los jefes patriotas cruceños y erradicó de la ciudad a sus tropas. Bajo las armas colombianas se sostuvo el Decreto Convocatorio en Santa Cruz de la Sierra.

Entonces, el 3 de abril de 1825 surgió en Vallegrande una sublevación cruceña que condenaba los mandos colombianos y la nueva situación geopolítica. Los batallones patriotas “Libres de Santa Cruz” y “Libres de Vallegrande” protestaban “diciendo a voces que no querían nada de Colombia, ni el que los mandase jefe dependiente de las órdenes del E.S. Libertador…”

¿Por qué se levantaron el 3 de abril? No hay dudas de que se trataba de una emergencia por la razón de que, al día siguiente, el 4 de abril se reuniría el Cabildo de Santa Cruz para elegir los diputados a la Asamblea Deliberante. Esa era la situación política, militar y geopolítica que se vivía en aquellos días.

El Cabildo, dominado por el Dr. Seoane, lo eligió diputado por Santa Cruz y a Vicente Caballero por Vallegrande, territorio que en esos momentos protestaba por lo que ocurría. Este Cabildo emitió un pliego de instrucciones, cuyo contenido nunca fue expuesto.

La respuesta del mariscal Sucre, a la protesta cruceña, no se hizo esperar. El 12 de abril de 1825 instruyó al Presidente de Chuquisaca marchar sobre Santa Cruz. Su nota Dice: “Como es menester contener esta facción, dispondrá V.S. que el señor coronel López con toda su tropa vaya a poner en orden esas cosas de Santa Cruz (…)El coronel López, después del principal encargo de arreglar las cosas de Santa Cruz y ponerlas en orden, llevará la prevención de fusilar en el momento de su llegada a los caudillos de esta revolución, sin atender al objeto con que la hayan hecho, sino que indistintamente pasará por las armas a todo caudillo que haya desobedecido la autoridad que estaba constituida…”

De esa manera, la voz militar de los cruceños fue callada por un ejército invasor, con la complicidad del partido altoperuanista de los doctores de charcas. De esa manera, Sucre cumplía su palabra de traer “felicidad positiva” a los cruceños.

Mientras tanto, en el Sur, el 9 de mayo el Congreso Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata emite una resolución que dice entre otras cosas: “Aunque las cuatro provincias del Alto Perú han pertenecido siempre a este Estado, es la voluntad del congreso jeneral Constituyente, que ellas queden en plena libertad para disponer de su suerte, según crean convenir mejor a sus intereses y a su felicidad”.

Expresamente se autorizó a las Cuatro provincias del Alto Perú disponer de su suerte. Sin embargo, el Decreto Convocatorio del 9 de febrero había convocado a 5 provincias convertidas en Departamentos, porque se había adicionado a Santa Cruz; un país que había enviado diputados al congreso de 1813, como territorio independiente, que se había adherido como tal a la Independencia de Sudamérica declarada en 1816 y que el 15 de febrero de 1825 había proclamado su Independencia de la corona española.

En Chuquisaca, en la reunión preparatoria del 13 de julio, la Asamblea Deliberante se declaró un receso hasta el 18 para dar tiempo a la llegada de los referidos representantes de Santa Cruz.

Y mientras todo aquello pasaba en el exterior, Santa Cruz seguía viviendo un régimen de terror impuesto por el mariscal Sucre. El 12 de julio de 1825 un Consejo de Guerra condenó a la pena de muerte a los patriotas cruceños que habían protestado contra los invasores.

Todo avanzaba según los acuerdos de Sucre y Olañeta, bajo las armas colombianas. El presidente Videla se metía en todo y vetaba a los representantes de Mojos y Chiquitos con calumnias ante la Asamblea. Sólo Cordillera se mantenía libre, gracias a la acción del comandante José María Ramos y sus leales patriotas.

En Chuquisca, a finales de julio de 1825, la Comisión Redactora del Acta de Independencia, a la cabeza de José Mariano Serrano, terminaba su trabajo y pasaba a revisión. El texto, entre otras cosas ya decía: “Les mostraremos un territorio con más de trescientas leguas de extensión de norte a sur, y casi otras tantas de este a oeste, con ríos navegables, con terrenos feraces, con todos los tesoros del reino vegetal en las inmensas montañas de Yungas, Apolobamba, Yuracaré, Mojos y Chiquitos, poblado de los animales los mas preciosos y útiles para el sustento, recreo e industria del hombre…” (Acta)

El territorio de Santa Cruz, que había sido ocupado por las armas colombianas, ahora era anexado en los papeles; pero los representantes de aquella inmensa Gobernación no estaban presentes para consultarles, ni para debatir, ni para cumplir con alguna instrucción de su Cabildo.

El 1ero. de agosto de 1825 la Asamblea Deliberante “realizó su primera sesión secreta porque las credenciales de los delegados ausentes por Santa Cruz habían sido observadas y existía una acusación de que ellos habían sido electos por fraude. En esta sesión secreta la asamblea revisó las credenciales y no adoptó ninguna resolución, pero se decidió que los diputados por Santa Cruz deberían recibir sus asientos camarales”, dice el historiador Charles Arnade.

Sobre aquello, existe un Acta de esa reunión donde se registra la afirmación con otros detalles, verificándose la intromisión del presidente Videla en las elecciones de los cruceños y que, literal: “todos los actos populares en aquel Departamento” son “efecto de la colución” (sic).

El 3 de agosto de 1825, en la Asamblea de Diputados de las Provincias Altoperuanas, que incluyó a Santa Cruz sin serlo, fue aprobado el texto final del Acta de Independencia: “En la décima sesión de la Asamblea, la comisión terminó de redactar la Declaración de la Independencia, pero debido a la continuada ausencia de los diputados por Santa Cruz fue nuevamente pospuesto el gran momento en que las provincias declararíanse independientes…” (Ch. Arnade).

De esta manera, desde la Comisión Redactora, se violaba el objeto deliberativo para lo cual fue convocada dicha Asamblea y la convirtió en una Constituyente a espaldas del pueblo y de los congresos del Perú y del Río de la Plata.

El 6 de agosto de 1825, en la 12º sesión de la Asamblea de Diputados de las Provincias Altoperuanas se proclamó la Independencia de esas provincias. Ningún diputado por Santa Cruz asistió a la Asamblea Deliberante ni al acto formal del 6 de agosto, pero todo su inmenso territorio fue anexado a la nueva República.

Cabe recordar, otra vez, que cuando se habla de Santa Cruz, en esos tiempos, se habla de más de la mitad de Bolivia en territorio. Era una acción geopolítica de gran magnitud.

El doctor de Charcas, Antonio Vicente Seoane, diputado por Santa Cruz, llegó por la tarde, después de proclamada la independencia. Le informaron rapidito sobre toda la deliberación en las 12 sesiones: “Aunque se había determinado proceder a la votación (…), mas hallándose ya reunido el Sr. Seoane podía exponer su opinión conforme al voto general de los pueblos que representa, a lo que contestó el señor Diputado decidiéndose por la Independencia de estas provincias…” (Acta).

El Dr. Seoane, solito y a destiempo, consolidó la anexión de todo un territorio que fue libre y soberano por sus propios medios. “Seoane, altoperuanista convencido por razones intelectivas y por razones materiales, hizo vehemente acción de altoperuanismo…”, decía el historiador Hernando Sanabria Fernández.

Tres días después, el 9 de agosto, llegó el doctor de Charcas Vicente Caballero, con una dudosa representación de Vallegrande, a la 14º sesión.
A la pregunta respondió: “Que desde antes había meditado con la debida naturalidad sobre este punto tan delicado y que aconsejado por los mismos intereses de éstas provincias, y el voto general de los pueblos que representa, se decidía por la soberanía e Independencia del Alto Perú…”

Seoane y Caballero anexaron a Santa Cruz y Vallegrande, sin exponerlo y sin que conste en acta de manera precisa, pero estaban consolidando el decreto convocatorio del 9 de febrero y la ocupación militar de Santa Cruz ordenada por Sucre. Ellos se pronunciaron por la independencia del Alto Perú… Mojos, Chiquitos y Cordillera no fueron representados en esa Asamblea, aunque tuvieron acción plena durante la Emancipación.

Así nació Bolivia, en medio de invasiones militares y maniobras políticas.

Dos grandes libertadores cruceños fueron testigos. El entonces coronel José Manuel Mercado, que sólo asistió a la Asamblea entre los invitados del mariscal Sucre y José Miguel de Velasco que, aunque no conocemos registros de su participación en esos días, es evidente su conformidad con la nueva República porque había luchado bajo el mando de Bolívar y Sucre y más adelante fue sugerido para Vicepresidente.

En octubre de 1825, se disolvió la Asamblea convocada por Sucre y el libertador Simón Bolívar emitió un Decreto, dictado con fecha 26 de noviembre de ese año, convocando a Constituyente y desconociendo las atribuciones de la anterior Deliberante. Textualmente dice: “1° Que la Asamblea Jeneral del Alto Perú, que se declaró disuelta por decreto del 6 de octubre, carecía de facultades para poder constituir a la decretada República boliviana…” Y convoca a la Asamblea Constituyente para el mes de abril del año 1826.

Y así continuará la Historia tal cual había comenzado… Hasta el día de hoy.

Ese fue el inicio de un estado agonizante con una democracia cautiva y un pueblo oprimido, cuya debilidad intestina se convirtió en pérdidas territoriales para la Patria, fundamentalmente para Santa Cruz al que todos le han mordido un pedazo.

Y la historia de la brega cruceña por recuperar al menos parte de su soberanía ha seguido con diferentes formas, a través de dos siglos, ininterrumpidamente. Siendo sus mayores logros el Estado Federal de Andrés Ibáñez y la Revolución de Los Domingos; la conquista de las Regalías del 11%, las Autonomías Municipales y las Autonomías Departamentales.

La Verdad nos tiene que hacer libres… Libres del yugo centralista, que durante 200 años nos ha mentido y nos ha sometido a una “verdad oficial”, enseñada desde el Estado, para silenciar las voces patrióticas que intentaron e intentan mejorar la vida de los bolivianos. Una Historia de mentira que les sirve para tratarnos como ciudadanos de segunda en nuestro propio país; como si les debiéramos algo… cuando en realidad nos deben todo!!!

Generación tras generación, nos hacen cantar que Bolivia «coronó nuestros votos y anhelos» pero en 200 años eso no ha sucedido.

Las únicas satisfacciones que le da Bolivia a los bolivianos, son las que los propios bolivianos se las dan a sí mismos, con grandes esfuerzos individuales y grupales. El Estado constituido en 1825 sólo nos ha dado tristezas y muchas veces náuseas colectivas.

Con todo, Bolivia es el único país que tenemos y es un deber histórico corregir el mal que lo viene desangrando. El centralismo altoperuano, que tanta sangre cruceña ha cobrado, debe dejar de existir y dar paso al Sistema Federal de Estado. La sangre de todos nuestros próceres clama por estos cambios a 200 años del engaño.

En este Bicentenario, conmemoremos recordando a los verdaderos héroes de nuestra emancipación; aquellos que, hasta el día de hoy, esperan que su sangre derramada no haya sido en vano.

Es un deber para con la Patria, ponerle cabeza al pasado, para proyectar un futuro de unidad, de libertad y de progreso.

Muchas gracias.

Santa Cruz de la Sierra, 5 de agosto del 2025