El nuevo gobierno asumirá con cuentas pendientes en DD.HH. y sin ayuda del gas


Tres diplomáticos bolivianos subrayan la urgencia de hacer una reestructuración total en la política internacional de Bolivia, reestablecer relaciones con países clave para salir de la crisis económica y respetar los derechos fundamentales.

Yolanda Mamani Cayo

 

El presidente saliente de Bolivia, Luis Arce posa con otros mandatarios de países que integran el Mercosur. Fue en 2024, en Brasil.
El presidente saliente de Bolivia, Luis Arce posa con otros mandatarios de países que integran el Mercosur.

 



Fuente: El Deber

El viraje político que atraviesa Bolivia tras los últimos comicios, que desplazaron a la izquierda popular del poder, tendrá repercusiones inmediatas en la política exterior. Todo apunta a una reconfiguración de la diplomacia nacional, aunque el nuevo gobierno deberá enfrentar un arranque marcado por cuentas pendientes: denuncias de violaciones a los derechos humanos que ya alcanzaron instancias internacionales y los señalamientos contra la gestión saliente por la existencia de presos políticos de la oposición.

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A este escenario se agrega que el Estado boliviano ya no cuenta, como en 2006 cuando Evo Morales llegó al poder, con ingentes recursos por la venta de gas. Es más, está en puertas de enfrentar un nuevo arbitraje internacional que anunció la transnacional Shell por incumplimiento de contrato.

Mientras tres expertos y exautoridades diplomáticas coinciden en que el nuevo gobierno debe partir por una reestructuración total de la diplomacia boliviana -para encausar un nuevo modelo económico anticrisis- el presidente saliente, Luis Arce (MAS), realiza tres acciones que ratifican su ideología ante la comunidad internacional.

Primero, expresa su firme apoyo al régimen de Nicolás Maduro, en un momento de alta tensión con Estados Unidos; perfila un acercamiento en la relación con Chile, y asegura ante los mandatarios del bloque del ALBA-TCP que, tras la derrota electoral, la izquierda volverá a resurgir en Bolivia con “el pueblo”.
Presos políticos y DD.HH.

En los últimos días, un informe del Departamento de Estado de Estados Unidos y una representante del Parlamento Europeo pusieron en agenda las denuncias de vulneración de los derechos fundamentales de los ‘presos políticos’, como es el caso del gobernador de Santa Cruz Luis Fernando Camacho, la expresidenta Jeanine Áñez y el excívico potosino, Marco Antonio Pumari.

“El Parlamento Europeo ha aprobado resoluciones que manifiestan su preocupación y que piden la liberación sobre determinadas personas que en el país han sido perseguidas y detenidas, y que aún continúan en prisión”, dijo Annalisa Corrado, jefa de la delegación del Parlamento Europeo.

Además de estos casos, el Estado boliviano enfrenta más de 20 juicios ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte-IDH) por violación a los derechos humanos, torturas y ejecuciones. Uno de los casos más sonados es el del operativo del Hotel Las Américas (2009, gobierno de Evo Morales) donde murieron el irlandés Michael Dwyer y otras dos personas.

Reestructuración

La excanciller Karen Longaric plantea tres pilares para la nueva diplomacia boliviana: el respeto a los derechos humanos en el marco del derecho internacional; fortalecer las relaciones bilaterales con todos los estados democráticos, y reconstruir la institucionalidad de la cancillería boliviana con el escalafón diplomático para todos los profesionales del servicio exterior.

“Creo firmemente que el próximo gobierno será respetuoso de los derechos humanos, de la Constitución y de las leyes”, dijo a EL DEBER la diplomática boliviana. Longaric quien ve como pilar de la diplomacia, el respeto a personas y estados.

El diplomático y diputado, Gustavo Aliaga, a tiempo de concluir que la ‘diplomacia de los pueblos’, impuesta por los gobiernos del MAS “destruyó la imagen de la política exterior de Bolivia”, plantea cuatro ejes.

Mejorar las relaciones con los países vecinos, en especial Argentina, Perú y Chile, países que en los últimos meses lanzaron serias observaciones al gobierno de Bolivia; reestablecer las relaciones diplomáticas plenas con Estados Unidos; analizar las relaciones con la Unión Europea, y que el gobierno saliente se abstenga de tomar decisiones en representación del Estado boliviano en el ámbito internacional, como es el caso de su respaldo al régimen de Maduro o su acercamiento con Chile.

Para el diplomático Jaime Aparicio, “Bolivia tiene que cambiar su política exterior de forma radical”, dejar de lado los intereses ideológicos y priorizar los intereses del Estado. “Para solucionar la crisis económica, Bolivia necesita reestablecer las mejores relaciones con la Unión Europea, Estados Unidos y los países que nos van a ayudar en temas de inversión. Si no tenemos el apoyo de Europa, de Japón, del Banco Mundial, Bolivia no va a poder conseguir los recursos que necesita”, sentenció el experto.

Fuente: El Deber