El rol del TSE en medio de las tormentas: no naufrago


Fue una de las instituciones del Estado más golpeadas y violentadas por actores internos y externos. Esos golpes buscaban minar la débil credibilidad que le quedaba. Sospechas que se venían arrastrando desde las elecciones de 2019, cuando ese Tribunal Supremo Electoral (TSE) fue parte del fraude electoral, que luego la narrativa del poder lo convirtió en golpe de Estado.

Así nos hemos estado polarizados hasta el tuétano: golpe de Estado vs. Fraude electoral, palabras que han repetido hasta el cansancio en mitines políticos, concentraciones cívicas, coberturas de prensa, discursos del Presidente y Vicepresidente y en la justicia, que se prestó a la narrativa del golpe, generando que existan presos políticos en las cárceles de Bolivia y muchos otros en el exilio.



El nuevo TSE, que surgió en el gobierno de Jeanine Añez, gracias al gran acuerdo político que hubo en el Legislativo, tuvo que vestirse con armadura para resistir lo que se venía: organizar las elecciones nacionales del 18 de octubre de 2020; las departamentales y municipales de marzo de 2021, y los comicios generales del 17 de agosto de 2025. Las dudas arreciaban contra los vocales.

Los golpes vendrían de forma directa de los mismos protagonistas políticos. Desde la feroz campaña que hizo el expresidente Evo Morales, victimizándose porque no querían que “un indio esté en el poder” cuando ya fue presidente por más de 14 años; hasta las graves amenazas de incendiar los tribunales electorales y atentar contra la vida de los vocales.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Pero también los golpes lo hemos visto desde el interior del TSE con la actitud demagógica e irresponsable del vocal Tahuichi que, con chullu en la cabeza, lanzaba cada incongruencia, poniendo entredicho al mismo TSE, del cual percibe su salario y su estabilidad hasta el próximo año.

Muy cerca del día de las elecciones hicieron surgir serias discrepancias entre los siete vocales, anunciando la renuncia del presidente Oscar Hassenteufel, a lo cual se prestaron varios medios de prensa, dando por hecho esta delicada situación. Cuando ocurrió que el Presidente pidió licencia por algunos días afligido por malestares en su salud. No renunció, estaba enfermo. Reasumió sus funciones.

En las redes sociales, algunos presentadores que tienen espacios con mucha audiencia, no se cansaron de repetir y de acusar a los vocales del TSE de estar preparando el fraude electoral, de hacer votar a fantasmas, a los muertos y de inflar el Padrón Electoral. Claro que eso tuvo sus repercusiones colectivas con la desconfianza en las elecciones, en el TSE y sus departamentales.

En todo proceso democrático de las elecciones, la mayor carga y responsabilidad recae en los órganos electorales, Bolivia no fue la excepción. El TSE organizó dos debates entre los candidatos. Al segundo solo asistieron tres, pero ya es un avance importante, tomando en cuenta que hace más de 20 años los candidatos no se veían frente a frente para hablarle al país.

Ahora el TSE tendrá que reglamentar y pedir la obligatoriedad de los debates, por la salud de la democracia y para hacer realidad el voto informado.

Resistió a los embates de los radicales y violentos del sector evista, que organizaron bloqueos y una campaña contra las elecciones, bajo los gritos “Sin Evo no hay elecciones”, “sin Evo no hay democracia”. Fue fuerte ante las cientos de demandas judiciales y pedidos de parar las elecciones por parte de abogados del oficialismo y de la oposición.

Pero ahí vimos a seis vocales del TSE firmes, decididos, valientes y listos para garantizarnos un proceso electoral amplio y resultados electorales transparentes. “Yo a mis 80 años qué me voy a prestar a hacer fraude o tapar cosas”, dijo el presidente Hassenteufel a la prensa.

El expresidente Carlos Mesa opinó: “El TSE llevó adelante un gran trabajo en medio de un clima político complejo y en un escenario de escepticismo y desconfianza. Especial reconocimiento a Óscar Hassenteufel, cuyo liderazgo generó certidumbre. Cuando hay instituciones que hacen lo que tienen que hacer, la democracia se fortalece”.

Así también se pronunciaron los dos candidatos que van a la segunda vuelta electoral. Eso es lo saludable, saber reconocer los logros conseguidos en medio de tanta tormenta y guerra que tuvieron que soportar los vocales del TSE. Ahora tienen la enorme tarea de llevar adelante la segunda vuelta electoral, que se observa que será intensa, dura y violenta a nivel verbal, y, ante lo cual, ya se planteó un acuerdo entre los candidatos de no hacer ni prestarse a ninguna guerra sucia llena de insultos, carajazos, denuncias infundadas, injurias, calumnias y burlas.

Así marcha la democracia, la que hemos conquistado todos los bolivianos. No es regalo, ni de la derecha ni de la izquierda, que nadie se la apropie, porque en Bolivia necesitamos de líderes capaces, carismáticos, responsables. Ya no más jefazos, caudillos, patrones, mesías, dictadores, tiranos.

El 17 de agosto ganó la democracia, ganamos todos y le dimos un mensaje claro a los violentos, a los bloqueadores, a los que gozan con los muertos ajenos. Eso debemos demostrar de nuevo el 19 de octubre.

¡Que el fantasma del fraude electoral sea enterrado para siempre!

Hernán Cabrera es periodista.