El 30 % del electorado es un enigma de cara a las elecciones del próximo 17 de agosto. ¿Hacia qué candidato acabará inclinándose? ¿O también acabará dispersándose? Una vez que se acerca la cita electoral, en vez de acrecentarse las certidumbres, más bien se alejan y ese voto silencioso toma la forma
Péndulo político
Fuente: Correo del Sur
Inflexión
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“Esta elección es una elección que rompe el paradigma y los esquemas de anteriores elecciones..
A dos semanas de las elecciones generales, el panorama electoral boliviano, lejos de aclararse, parece sumirse cada vez más en una densa neblina. La última encuesta de Ipsos Ciesmori para la red Unitel, lejos de despejar el camino hacia el 17 de agosto, mostró que se mantiene la incertidumbre sobre el desenlace de los comicios de este año. Si bien se confirmó un empate técnico en la delantera entre Samuel Doria Medina (21,5%) y Jorge Tuto Quiroga (19,6%), el dato que acrecentó la intriga fue el 34,1% que agrupa al voto nulo (13,6%), indeciso (12,4%) y blanco (8,1%). Se trata de un tercio del electorado, según esta encuesta, que creció siete puntos en los últimos dos meses hasta alcanzar su nivel más alto desde 2005. ¿Quiénes son, qué piensan y, sobre todo, serán ellos quienes inclinen la balanza de forma definitiva?
Para los analistas, este electorado es un complejo rompecabezas. Coinciden en que el “voto oculto”, aquel que no se revela en las encuestas, sigue siendo un bastión eminentemente rural e indígena con una inclinación histórica hacia el MAS. Sin embargo, el “voto indeciso” presenta una nueva cara: ya no es exclusivo de la oposición, sino que, en esta “elección atípica”, se volvió transversal, afectando también a las bases oficialistas. Finalmente, el “voto nulo” dejó de ser una expresión de simple apatía para transformarse en una calculada herramienta política, promovida activamente por el expresidente Evo Morales para medir su propio capital frente a los nuevos liderazgos del masismo.
Para entender qué se esconde detrás de las cifras y estos tipos de voto, este diario habló con tres reconocidos analistas.
Análisis de Gustavo Pedrazas, politólogo:
“Andrónico es de la misma madera que Evo Morales”
PREGUNTA (P). ¿Quién va a decidir estas elecciones? ¿El llamado voto oculto e indeciso?
RESPUESTA (R). A ver, siempre, antes de la elección, hay un determinado porcentaje de votos blancos, nulos e indecisos. Juntos, siempre han sumado cerca del 20%. Si revisamos las últimas cinco elecciones, vamos a verificar que siempre se han tenido estos números. Por lo tanto, no hay que alarmarse. No es raro. Además, hay un porcentaje de alrededor del 10%, quizás un poco más, de electores que decide su voto el mismo día. Eso está estudiado y verificado en cada evento electoral.
P. Usted menciona que no es raro, pero las encuestas suelen tener grandes diferencias con el resultado final, especialmente con el MAS. ¿Dónde está la falla?
R. Hay un elemento que vale la pena tomar en cuenta y son las muestras de las encuestas. Tenemos un país muy disperso en el campo rural. Si bien hay una concentración de más del 70% en áreas urbanas, hay departamentos con población mayoritariamente rural, como Potosí. Entonces, las muestras de las encuestas, el tamaño, las características, a veces, no representan el campo rural o, incluso, algunas poblaciones periurbanas. Además, estas investigaciones, que deberían abarcar muchas poblaciones rurales, son caras, son costosas, porque hay que ir al lugar. Y a eso se le puede llamar voto oculto. A ese sector que no ha sido representado en la muestra, a esa población rural y esas poblaciones rurales que tienen un tipo de vida comunitaria, con sentido cultural, un voto consigna, un voto vertical. Y en muchos casos, ese vacío en la muestra salta el día de la elección. Ahí está el denominado voto oculto, el que no sale en las encuestas.
Entonces, el voto oculto no es alguien que miente en la encuesta, sino alguien que no es encuestado. ¿Qué diferencia hay con el voto indeciso? El indeciso es otro, o sea, no nos equivoquemos. El indeciso ha sido encuestado. Y ha dicho: “No he decidido mi voto”. Pero el voto oculto no ha sido encuestado, justamente, porque la muestra no ha llegado a ese tipo, a esa población o comunidad tipo.
P. Y, según esa diferencia, ¿qué perfil tienen cada uno de estos grupos?
R. El voto oculto es eminentemente rural, indígena, aymara, quechua. En el pasado, tenía una preferencia por el masismo, siempre la tuvo, y ahí es donde se verificaba esa diferencia. El voto indeciso, yo creo que está básicamente concentrado en jóvenes y también en poblaciones urbanas populares. Porque la clase media, los sectores sociales informados, ya tienen su voto decidido. Me parece que podemos caracterizar a este voto indeciso como eminentemente popular, que ha votado antes por el MAS, no en su totalidad. Yo creo que hoy la mayoría está esperando por quién decantarse.
P. En esta elección no está Evo Morales como candidato. ¿Qué pasará con ese voto?
R. La consigna de Evo Morales es el voto nulo. Está tratando de trabajar sobre la cama base del voto nulo, que siempre ha habido en Bolivia, que está alrededor del 4 o 5%, y que él busca aumentar un poco más para atribuírselo. Con ese voto nulo, va a querer cabalgar en su consigna de que él representa más que otros, los que queden por debajo. Como no está él, va a llamar al voto nulo. Esa es la idea.
P. ¿Qué escenario ve más probable para el día de la elección: una reagrupación popular o una dispersión definitiva del voto?
R. Yo creo que va a haber mayor reagrupación, mayor desplazamiento hacia el candidato que vaya de primero en la oposición. De eso no tengo dudas. Las investigaciones más serias dicen que al menos la mitad de la gente, cuyo candidato no va de primero, va a optar por votar por el primero. Esa es una lección que se aprendió en 2019. Eso que se lo denomina el voto útil. Es un voto inducido por la causa democrática.
En el caso del masismo, va a haber también un agrupamiento, pero no como en el de la oposición democrática, porque Evo Morales está promoviendo el voto nulo. El interés de Evo es que los nulos que está promoviendo le ganen a (Eduardo) Del Castillo y a Andrónico (Rodríguez). Por lo tanto, no va a haber un reagrupamiento.
P. ¿No le alcanzaría a Andrónico Rodríguez para llegar a una segunda vuelta?
R. Eso está en gran duda. Andrónico empezó una precampaña que levantó expectativa, incluso en sectores jóvenes. Pero cuando empezó a justificar, por ejemplo, el caso de la protesta en Yapacaní, cuando no censuró las acciones de Evo Morales, esa violencia, perdió mucho. Se mostró como un candidato renovador, distinto, pero, en realidad, venía de la misma madera de Evo Morales. Y en la campaña como tal, eso quedó muy claro y ha perdido simpatía. Probablemente, lo recupere el día de la elección, en el campo rural, con la gente del Chapare, pero no lo veo con la fuerza con la que inició su precampaña.
Análisis de Paul Antonio Coca, analista político:
“Ningún segmento va a decidir el voto”
P. ¿Hay algún un grupo en particular que decidirá la elección de agosto?
R. Ningún segmento va a decidir el voto, sino una mezcla de todos (los grupos de votantes): indecisos, personas que no son consultadas por las diferentes encuestas… Esta es una elección atípica. No (definirán) solamente los indecisos.
P. Usted la define como una “elección atípica”. ¿Qué la hace tan diferente a las anteriores, sobre todo en cuanto al perfil del votante indeciso?
R. Hay que tomar en cuenta lo siguiente: a diferencia de anteriores elecciones, los indecisos que hay hoy día, dentro y fuera de las encuestas, ya no son solamente de oposición. También hay indecisos dentro del grupo de las izquierdas. Esta elección es una elección que rompe el paradigma y los esquemas de anteriores elecciones. Y así como hay indecisos en el oficialismo, también los hay en la oposición y viceversa. Anteriormente, se veía que los indecisos que querían apoyar a alguien de oposición y no encontraban a alguien migraban al oficialismo. Pero ahora no hay esa situación. Ya no se puede decir eso, y sería incorrecto decir que el 100% de los indecisos apoya al oficialismo o a la oposición, porque eso es falso.
P. En este panorama de crisis y dispersión, ¿cómo se manifestará el voto oculto?
R. Hay personas que ya saben por quién van a votar, pero no lo dicen públicamente. En este momento, en el oficialismo, hay una situación de crisis y en la oposición, una situación de dispersión. Entonces, el proceso de elecciones va a ser la mejor encuesta. Y ahí el voto oculto le dará la razón a las personas que dicen que el oficialismo es mayoría o que lo es la oposición. Pero si vamos a una segunda vuelta, ahí nos vamos a dar cuenta también de que el panorama en Bolivia ha cambiado radicalmente.
P. La oposición parece confiar en que la dispersión del MAS le dará la victoria. ¿Comparte ese optimismo?
R. Hay que ser realista. No hay una unidad contra el Movimiento Al Socialismo. La oposición muestra un nivel elevado de confianza, basándose en la dispersión del (voto del) MAS y la crisis (económica del país). Pero en Bolivia y en la política, y en una elección muy atípica, como la que estamos viviendo, todo puede llegar a pasar. Absolutamente todo. Hay un excesivo nivel de confianza en la oposición, pero aquí hay un detalle: es el MAS-IPSP el que está en el poder en este momento. [P]
EVO
“La consigna de Evo Morales es el voto nulo. Está tratando de trabajar sobre la cama base del voto nulo, que siempre ha habido en Bolivia, que está alrededor del 4 o 5%, y que él busca aumentar un poco más para atribuírselo.
La brecha entre las encuestas y la realidad
Un análisis de las encuestas y los resultados oficiales de las últimas cinco elecciones, contenido en el trabajo “Comicios mediáticos III / Medios masivos, encuestas y redes sociodigitales en las Elecciones 2020 en Bolivia”, publicado por la Friedrich-Ebert-Stiftung en Bolivia (FES Bolivia), permite cuantificar la brecha entre las proyecciones electorales y los resultados oficiales. Estas cifras revelan un desajuste significativo, especialmente en las elecciones de 2020.
“Voto no declarado”
El porcentaje promedio de votantes que no declararon su intención en las encuestas varió en cada ciclo electoral. En 2009, el voto no declarado se situó en un 14%; en 2014, la cifra descendió a su punto más bajo, con un 12%; en 2019, el porcentaje ascendió al 17%; en 2020, el voto no declarado alcanzó un pico histórico: las encuestas presenciales (en hogares) promediaron un 21%, mientras que las encuestas telefónicas elevaron ese promedio hasta un 28%.
Proyecciones vs. resultados para el primer lugar (MAS)
La precisión de las encuestas para medir al candidato ganador viró drásticamente.
Elección 2009 (resultado oficial: 64%): Las encuestas fueron mayormente precisas, con proyecciones que oscilaron entre el 59% y el 65%.
Elección 2014 (resultado oficial: 61%): Los sondeos proyectaron entre un 64% y un 65%, una leve sobreestimación de 3 a 4 puntos.
Elección 2020 (resultado oficial: 55%): Se produjo una subestimación notable y generalizada. Las encuestas pronosticaron entre un 37% y un 45%. Esto representó una diferencia de entre 10 y 18 puntos porcentuales por debajo del resultado final. Proyecciones vs. resultados para el segundo lugar
Las estimaciones para el candidato que obtuvo el segundo puesto también muestran importantes desviaciones.
Elección 2009 (resultado oficial: ~27%): Las proyecciones fueron variables, con un rango que fue desde el 25% hasta un 38%.
Elección 2014 (resultado oficial: 24%): La dispersión continuó, con estimaciones que se movieron entre un 16% y un 25%.
Elección 2020 (resultado oficial: 29%): La tendencia fue una sobreestimación consistente. Los sondeos le otorgaron al segundo lugar entre un 34% y un 37%, ubicándose entre 5 y 8 puntos por encima del voto que finalmente consiguió en las urnas.
Fuente: Correo del Sur