Elecciones 2025: ¿Qué saldo dejó el primer debate presidencial?


Los apodos, las amenazas y descalificaciones se impusieron en el cara a cara

DEBATE. Los candidatos presidenciales, en un pasaje del encuentro, que se desarrolló en Santa Cruz.
DEBATE. Los candidatos presidenciales, en un pasaje del encuentro, que se desarrolló en Santa Cruz. Foto: APG

 

Fuente: Correo del Sur



El esperado primer debate presidencial en más de dos décadas, lejos de iluminar el camino hacia el futuro de Bolivia, se convirtió en un agrio y personalísimo ajuste de cuentas. El encuentro, que prometía ser una fiesta democrática para contrastar propuestas, terminó siendo un festival de reproches y dardos envenenados entre candidatos sobre su papel en los gobiernos de los últimos 40 años, lo que dejó como saldo más recriminaciones que soluciones y la amarga sensación de que la clase política sigue atrapada en el retrovisor.

El ring verbal tuvo dos esquinas principales: por un lado, los representantes de los gobiernos neoliberales, Jorge Tuto Quiroga y Samuel Doria Medina; por el otro, los herederos de los gobiernos del Movimiento Al Socialismo (MAS), Andrónico Rodríguez y Eduardo Del Castillo, con el primero como principal blanco por su ausencia en los debates previos organizados por los canales de televisión privados UNO y Unitel.

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Los candidatos casi no dieron oportunidad para contrastar propuestas. En el encuentro, organizado por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB) y la Asociación Nacional de Periodistas (ANP), cada eje temático fue usado como excusa para lanzar ataques personales y endilgar culpas.

Rodríquez enmarcó el debate desde su primera intervención en esa caja, y apuntó directamente a sus adversarios de mayor edad. “Crecí de niño- adolescente en la gestión, precisamente, del señor Doria Medina y Tuto Quiroga. Ellos fueron presidente, ministro, vicepresidente (y) viceministros en toda esta etapa, del 85 al 2005, que es la (etapa de la) derecha y (del) modelo neoliberal”, lanzó.

El contraataque de Quiroga no se dejó esperar y fue contundente. Cuando tuvo la oportunidad, le exigió a Andrónico una postura sobre el caso del Hotel Las Américas. “Le pregunto si va a respetar el dictamen del Sistema Interamericano (de Derechos Humanos), que ha establecido que aquí, en el hotel Las Américas, hubo ejecución extrajudicial, y si va a procesar a Evo Morales”. Además, lo acusó de proteger el narcotráfico. “Esa coca, (la) del Chapare, se va al narcotráfico. La Ley 906 legalizó la producción de cocaína. Conmigo, Andrónico, y tu jefe Evo Morales lo sabe, no va a haber narcotráfico”, agregó.

La detención del gobernador electo de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, fue otro de los temas que derivó en ataques. Doria Medina increpó a Del Castillo por ese caso. “Yo quisiera que nos expliques por qué el 28 de diciembre del año 2022 diste la instrucción de secuestrar al gobernador de Santa Cruz”, lanzó. Del Castillo, exministro de Gobierno de Luis Arce, se defendió alegando el cumplimiento de una orden fiscal y contraatacó recordando el pasado empresarial de Doria Medina. El intercambio escaló, en un momento, escaló a descalificaciones personales, con Del Castillo diciéndole “Samuelitio”, por supuestamente haber negociado el litio con el empresario Marcelo Claure. “Cómo que no tenés apodo, si todo el país sabe que sos un q’encha”, le dijo, a lo que Doria Medina replicó: “A vos te decían Sonia, un narcotraficante, ¿no? Vos, con esos tus amigos, tenías apodos. No me pongas apodos”.

Reyes Villa tampoco dudó en sumarse a esta dinámica y lanzó un dardo contra Rodríguez.  “Mira, 14 años, un gobierno que tanto daño le ha hecho al país. Tú haz sido parte de ellos”, soltó, y también arremetió contra Doria Medina, a quien acusó de tener un acuerdo con Claure por el litio. ¿Tú podrías decirle a Marcelo Claure que no se intrometa en la política (boliviana), cuando estamos en plena elección?”, lanzó.

Johnny Fernández buscó presentarse como una alternativa a la polarización, pero inició su participación criticando a los protagonistas del pasado y el presente: “Yo aquí veo lo mismo (…) Para que haya transformación, para que hayan reformas, tiene que haber una nueva conducta, tienen que haber nuevos actores”, señaló.

Rodrigo Paz Pereira, quien destacó junto con Quiroga, según distintos comentarios en redes sociales, intentó elevar el nivel del debate, peor también terminó arrastrado en un momento por la dinámica trazada por sus rivales. “La pelea de Manfred-Samuel parece, perdón, la de (doña) Florinda con el profesor Jirafales, grande como Claure, y la Bruja del 71”, comentó. Y también entró al juego de las acusaciones al cuestionar a Del Castillo por “los 180 muertos de 20 años de gestión del MAS”.

Pavel Aracena también entró a la dinámica, catalogando a sus contrincantes como “la vieja casta política que ha manejado el país 20 años” y lamentando que “hay gente que va a votar por todos estos señores, 25-30 años en lo mismo. Eso es lo que más me preocupa”. Al final de la noche, en un debate que duró alrededor de tres horas, el ejercicio que debía servir para un voto informado se transformó en un espejo de la polarización que marcó la historia reciente del país. Las propuestas para resolver la crisis quedaron en segundo plano, dejando la pregunta sobre el futuro de Bolivia sin una respuesta clara.

ANTECEDENTE

El último debate presidencial, antes de la asunción de Evo Morales, ocurrió en 2002. El panel estuvo compuesto por Gonzalo Sánchez de Lozada (MNR), Jaime Paz Zamora (MIR) y el dirigente campesino Felipe Quispe (MIP). Después de eso, Morales nunca más acudió a un encuentro similar.

Coincidieron en reformar la CPE y la justicia

Pese al clima de confrontación, del debate emergieron algunas coincidencias programáticas, principalmente en la necesidad de una reforma profunda a la Constitución y al sistema judicial. Varios candidatos manifestaron la urgencia de reestructurar la justicia para garantizar su independencia y eficacia.

Entre las propuestas destacaron la selección de altas autoridades judiciales mediante dos tercios en la Asamblea Legislativa, planteada por Tuto Quiroga, o el cierre del Ministerio de Justicia, sugerido por Rodrigo Paz Pereira. Pavel Aracena fue más allá y propuso convocar a una nueva Asamblea Constituyente, mientras que Manfred Reyes Villa se centró en conformar un tribunal nacional de selección y postulación para terminar con la cooptación política del Órgano Judicial.

Del debate al ring: apodos y amenazas

El primer debate presidencial se salió del libreto para convertirse en un ring de apodos, amenazas y descalificaciones. La noche estuvo marcada por distintos intercambios de dardos.

El cruce más virulento fue protagonizado por Eduardo Del Castillo y Samuel Doria Medina. El exministro se refirió repetidamente a su rival como “Samuelitio” y hasta lo “q’uencha”. La respuesta fue igual calado: “A vos te decían Sonia, un narcotraficante, ¿no? Vos con esos tus amigos tenías apodos. No me pongas apodos”, espetó Doria Medina, quien luego lanzó una amenaza directa: “En mi gobierno vas a tener que rendir cuentas por lo que has hecho con Luis Fernando Camacho y Yanine Áñez”. Andrónico Rodríguez, por su lado, le lanzó un dardo a Del Castillo que dejó mucho de qué hablar: “Con lo guapo e inteligente que eres, creo que estás muy extraviado”. La peculiar interacción no pasó desapercibida para Rodrigo Paz, quien ironizó: “Como se han piropeado, supongo que son del mismo equipo”.

Manfred Reyes Villa, tras un despectivo “no no sé tu nombre, no te conozco” a Pavel Aracena, dirigió su artillería contra Rodríguez: “Y si se tratara de Evo Morales, ¿sería igual el castigo? La pena máxima, 30 años, o podrías tomar otras medidas como, por ejemplo, una castración química?”.

Quiroga también cuestionó a Andrónico sobre la muerte de los esposos Andrade y este replicó acusándolo de los 30 campesinos muertos en su gestión.

Fuente: Correo del Sur