En Noruega, el primer servicio comercial de almacenamiento de CO2 en el mundo inyectó con éxito carbono liquido en los fondos marinos del mar del norte.
La inyección de CO2 en capas geológicas profundas es una tecnología conocida desde hace décadas y que se usaba para extraer hidrocarburos. En Noruega, Northern light, un consorcio de 3 empresas petroleras europeas -con la ayuda de subsidios gubernamentales- realizó el lunes la primera inyección de CO2 en los fondos marinos en el mar del norte con fines de almacenamiento comercial y evitar su liberación en la atmosfera. El gas carbónico fue captado a la salida de chimeneas de centrales eléctricas europeas, licuado, transportado en barco e inyectado por tuberías en un acuífero salino a 2600 metros bajo el lecho marino.
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El consorcio prevé almacenar anualmente 5 millones de toneladas de CO2 de aquí a finales de la década.
La captura y almacenamiento de CO2, CCS en inglés, es una de las soluciones prometedoras para reducir las emisiones de este gas de efecto invernadero del sector industrial. Pero es costosa, necesita años de estudios de las capas geológicas y conlleva riesgos de fuga. Durante experimentos anteriores en Noruega, el CO2 se movió en las capas geológicas superiores y amenazó con escaparse.
Este método es criticado por las ONG ambientales que insisten más bien en la necesidad de reducir el uso mismo de los combustibles fósiles, principal fuente de gases de efecto invernadero.
Además de su elevado coste, “la tecnología de captura y secuestro de carbono reduce la eficiencia de las centrales térmicas. Se tiene que quemar hasta un 30% más de combustible para lograr la misma cantidad de energía”, apuntaba la ONG Greenpeace en un informe de 2007.
Con información de AFP.