Fue tras una nota de LA NACION que recopiló 611 insultos en los últimos 100 días (hasta el sábado); el Presidente prometió un cambio durante un evento de la Fundación Faro
Durante su participación en el evento nocturno de la Fundación Faro, el presidente Javier Milei se comprometió a parar con los insultos -que suele usar en sus discursos, entrevistas y también en redes sociales- y a empezar a discutir “las ideas”.
Esta frase del mandatario llega luego de que LA NACION publicara una nota que documentó su escalada verbal, con 611 insultos en los últimos 100 días, hasta el sábado.
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Durante la cena de esta entidad que conduce uno de los principales propagandistas del Gobierno e impulsor de la “batalla cultural” de ultraderecha, Agustín Laje, Milei ahondó sobre la violencia de sus dichos en un pasaje de la alocución, al cierre de la velada.
Fue en medio de críticas al “colectivismo”, a la “izquierda” y a los “parásitos mentales”, como llamó a parte de sus detractores, a quienes los acusó de “violar la restricción de presupuesto” para intentar lograr que todas las personas puedan acceder “a los mismos bienes” garantizados por el Estado.
“La interpretación que tenemos acerca de este parásito mental es que el tema de los derechos sociales aparece frente al fallo del parásito… pero aún así no tanto como para hacer seguir aumentando el contador de insultos“, deslizó Milei y sostuvo: ”Voy a hacer esto: voy a dejar de usar insultos a ver si están en condiciones de poder discutir ideas. Porque yo creo que discuten las formas porque carecen de nivel intelectual suficiente para discutir las ideas».
En ese momento, el público -todo afín a su gobierno- lo aplaudió. En la primera fila se encontraban su hermana, la secretaria general, Karina Milei; el vocero Manuel Adorni; los ministros de Economía y Defensa, Luis Caputo y Luis Petri; la diputada nacional Lilia Lemoine; y Laje, entre otros.
“Igual quiero hacer una nota de color. Había un señor que fue presidente, que era un insultador serial. Le decían El Loco y fue el que transformó la educación argentina. El señor se llamaba Domingo Faustino Sarmiento“, comentó el mandatario.
”Este conjunto de abanderados y exquisitos de las formas lo hubieran directamente condenado a la hoguera. Pero bueno, es así… La dictadura de las formas… Vamos a enfrentarlos respetándoles sus formas, así de una vez por todas, a ver si muestran tener nivel intelectual para poder darnos la batalla en las ideas. Porque lo único que hacen, como no pueden responder en las ideas, es apalancarse sobre las formas. Así que ahora les estamos lanzando un desafío, abanderados de las formas. Ahora vamos a usar las formas que a ustedes les gustan, ¿saben para qué? Para que queden en evidencia que son una cáscara vacía», enfatizó Milei, en plena campaña para las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre y en la misma semana en que se cierran las alianzas para los comicios nacionales del 26 de octubre.
Milei: «Voy a dejar de usar insultos»
El informe de LA NACION
Los modos del Presidente, que incluyen malas palabras y agresiones sobre todo para denostar a sus adversarios políticos, fueron una constante crítica que le hizo la oposición incluso desde antes que accediera al poder.
Tal como marcó LA NACION, estas reacciones fueron su carta de presentación en los programas de televisión con los que se hizo famoso, formaron parte de la retórica contra “la casta” que lo llevó a la Presidencia y se mantuvieron durante lo que va de su gestión.
Según recopiló este medio en la nota de Nicolás Cassese y Paz Rodríguez Niell, en sus primeros 12 meses en la Casa Rosada, Milei lanzó 4149 insultos y descalificaciones contra quienes identificó como detractores políticos.
Lejos de amedrentarse, este año aumentó su retórica belicosa: en los últimos 100 días (hasta el sábado 2 de agosto) dio 28 entrevistas y discursos en la Argentina, en los que incluyó 611 insultos. Lo novedoso es que, en esta escalada, el Presidente también se volvió más chabacano: 57 de esos insultos utilizaron términos sexuales.
El año pasado las referencias de ese tipo eran esporádicas y, por lo general, metafóricas. En los últimos tiempos, sobre el ya generalizado “mandriles”, se impone la versión “culos rotos”.
La tasa de insulto sexual pasó de 0,70 por hora en el primer año de gobierno a 1,62 por hora en los últimos 100 días. Casi todas son metáforas alrededor de la idea del coito anal como elemento de sometimiento.
Analistas del discurso político consultados por LA NACION coincidieron en que las diatribas de Milei tienen la virtud de que son percibidas como auténticas, no impostadas, y en que operan como útiles distractores, aunque advirtieron que funcionan sólo por un tiempo.