La campaña puerta a puerta, sector a sector, del candidato de Alianza Popular insiste en que se debe quemar la última bala en la vía electoral antes de plantear cualquier movilización
Fuente: El País.bo
En 2019 algunas encuestas colocaron a Carlos Mesa por encima de Evo Morales a días de elecciones y en 2020 Luis Arce no pasaba del 30%, aunque acabó ganando con un 55% en una elección administrada por Salvador Romero bajo la muy estrecha supervisión del ministerio de Gobierno y la OEA.
Peor sin reunificación, pero aún así nadie estima que las facciones del MAS que concurren a esta elección alcancen el 50 por ciento de la votación, ni siquiera el 40% que le permitiría ganar si las dos primeras opciones que dan las encuestas (Samuel Doria Medina y Tuto Quiroga sobre el 20%) se confirman.
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Sin embargo, pocos creen en el desahucio total.
Ya sin Morena en el escenario – aunque está en la papeleta – y con Eduardo del Castillo pagando el desgaste del gobierno al que ha pertenecido, el panorama se ha aclarado en esa parte del tablero: Andrónico Rodríguez, para bien o para mal, es el único candidato del bloque popular.
Rodríguez empezó tarde y mal. En enero seguía profesando subordinación a Evo Morales mientras escenificaba el pulso con críticas veladas que eran respondidas con fiereza. En marzo se lanzó un día cualquiera. En abril presentó candidatura junto a Mariana Prado y hasta hoy no es capaz de decir lo que piensa exactamente sobre Evo Morales. Por el camino un rosario de entrevistas fallidas y apenas un debate donde salvó la cara.
Hasta ahí la lectura más o menos pública de la secuencia, pues hay menos constancia de la campaña soterrada que se mueve en redes para jóvenes, por un lado, y el trabajo que se está haciendo entre los grandes sectores corporativos y movimientos sociales apelando a la racionalidad y a la necesidad de apostar por la vía institucional antes de recurrir a la pelea en las calles.
Andrónico y sus asesores son conscientes de que el voto popular está ahí y que el gran enemigo, ahora sí, es Evo Morales.
Morales ha lanzado su campaña del voto nulo. Lo ha pedido para sí con una claridad meridiana, por lo que Evo Morales sí “está en la papeleta”, como repetía en modo promesa su cada vez más mermado círculo rojo, solo que no con su cara, sino con la opción de votar nulo. No habrá medias tintas ni especulaciones ni rectificaciones: el voto nulo será el voto de apoyo a Evo.
Para el equipo de Rodríguez era más fácil que Morales se rindiera y pidiera el voto para él, pero ahora le toca hacer el trabajo: visitar federación por federación, provincia por provincia, para explicar a sus bases que votar por Andrónico supone una oportunidad de mantener las posiciones (unos le llaman conquistas, otros privilegios), pero votar nulo, suponiendo que sea numeroso, supondrá salir a los caminos a hacerlo valer, con violencia, muertos, presos y mucha represión.
Algunos operadores son optimistas, otros no tanto. Otros advierten que habrá problemas cuando Andrónico aparezca en una segunda vuelta que todas las encuestas le han negado sistemáticamente. De momento el trabajo hormiga se está haciendo.
Queda una semana para elecciones y el conservadurismo siempre ha sido un factor importante a tener en cuenta en el comportamiento político de los bolivianos. Hay muchos que pueden perder demasiado.
Fuente: El País.bo