¿Por qué está bajando el dólar en Bolivia?: El impacto en el bolsillo de cada boliviano


El tipo de cambio del dólar paralelo ha comenzado a descender, te explicamos las razones.

Ligia Portillo

 



Fuente: Red Uno

El tipo de cambio del dólar paralelo, que hace semanas llegó a rozar los 19 bolivianos, ha comenzado a descender. Esta caída ha generado una mezcla de expectativa, incertidumbre y preocupación en la población boliviana. ¿Qué está detrás de este fenómeno? ¿Por qué baja el dólar cuando todo indica que la economía está bajo presión? ¿Y qué significa esto para el ciudadano común?

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Para responder a estas preguntas, conversamos con el economista y especialista en finanzas John Rojas, quien advierte que este fenómeno no es estructural ni permanente. “Hay muchas señales de volatilidad. El dólar ha bajado, sí, pero esto no quiere decir que se estabilice o se mantenga bajo. En cualquier momento puede volver a subir”, aclara.

¿Qué está haciendo bajar el dólar?

Uno de los factores principales es la intervención del Estado. Según Rojas, el Gobierno ha empezado a introducir divisas al mercado, ya sea a través de líneas de crédito o por instrumentos de captación como el Bono Bicentenario, que ofrece una rentabilidad atractiva del 9.75%, indexada además al oro. Este bono ha sido una alternativa para canalizar parte del ahorro ciudadano y reducir la demanda de dólares.

Otro aspecto clave es el contexto político: “Estamos en un periodo electoral. Muchas decisiones económicas se frenan, las inversiones se aplazan, la gente está en pausa. Eso reduce la demanda de dólares”, señala el economista.

A ello se suma el factor psicológico. La incertidumbre ha llevado a muchas personas a comprar dólares como refugio, lo que en algún momento impulsó la subida. Pero al mismo tiempo, el Estado lanzó medidas para incentivar el ahorro en bolivianos, provocando una disminución temporal en la presión sobre el dólar.

Inflación silenciosa pero evidente

Mientras tanto, los precios en los mercados suben. Aunque los datos oficiales reconocen una inflación controlada, en productos básicos como alimentos, la ciudadanía percibe un alza mucho mayor, incluso superior al 20%. “La gente lo siente al comprar carne, verduras o medicamentos. La variación es diaria. Hoy compras a un precio y mañana ya es diferente”, señala Rojas.

Este aumento de precios, aunque no siempre reconocido en cifras oficiales, ha erosionado el poder adquisitivo. “Los salarios no se ajustan al ritmo de la inflación. Eso genera malestar, y la gente deja de ahorrar en bolivianos porque siente que su dinero pierde valor”, añade.

El impacto no se limita a las familias. Las empresas, especialmente las importadoras, también están sufriendo. El costo de traer productos del exterior se ha duplicado, y como es habitual, ese costo se traslada al consumidor final.

El problema se agrava porque Bolivia importa más de lo que exporta, lo que genera un déficit comercial. Y con menos dólares ingresando por exportaciones, la disponibilidad de esta divisa es cada vez más escasa.

¿Qué puede pasar tras el 17 de agosto?

La fecha clave es el 17 de agosto, cuando el país conocerá los resultados del proceso electoral. Según John Rojas, a partir de ese momento se definirá una tendencia más clara: “Las expectativas en torno a quién administrará la economía y cómo lo hará influirán directamente en el comportamiento del dólar. Podría subir, estabilizarse o volver a caer, todo depende de la confianza que inspire el nuevo escenario político”.

Por otro lado, también hay factores externos. El dólar a nivel internacional ha mostrado señales de depreciación, perdiendo valor frente al euro en un 10%. “Eso también influye en nuestro mercado, aunque con menor peso que los factores internos”, explica el experto.

Recomendación: calma y educación financiera

En medio de este panorama, la principal recomendación es evitar decisiones impulsivas. “Cuando todos corremos a comprar dólares, alimentamos la especulación. Necesitamos una cultura financiera más fuerte, aprender a diversificar nuestros ahorros y no dejarnos llevar por el miedo”, concluye Rojas.

En resumen, aunque el dólar ha bajado, no hay razones estructurales que aseguren su estabilidad. El futuro inmediato dependerá de decisiones políticas, el comportamiento de los mercados internacionales y, sobre todo, del manejo responsable de las expectativas de la población.