Estados Unidos impone un gravamen del 50% a productos indios, buscando frenar la adquisición de crudo ruso y forzar un alto el fuego en Ucrania, mientras exime a China de sanciones similares.
Fuente: Infobae
La filtración a la prensa de que Donald Trump busca reunirse pronto con Vladimir Putin y mediar un encuentro entre el líder ruso y el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky revela una jugada diplomática de alto riesgo. Este movimiento, conocido el miércoles por la noche, se produce en un contexto en el que el mandatario estadounidense ha decidido intensificar la presión sobre Moscú, pero lo hace a través de un actor inesperado: India.
De acuerdo a una columna editorial de la junta directiva del diario The Wall Street Journal, la estrategia de la Casa Blanca apunta a forzar un alto el fuego en Ucrania, aunque la elección de los objetivos y la asimetría en el trato a otros compradores de petróleo ruso, como China, generan interrogantes sobre la coherencia y el alcance real de la política.
La nueva ofensiva de Trump se materializa en una orden ejecutiva titulada “Abordar las amenazas a los Estados Unidos por parte del Gobierno de la Federación de Rusia”, que introduce un arancel del 50% a las importaciones indias si Nueva Delhi no modifica su política de compras de crudo ruso.
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Esta medida, que se sumaría a un gravamen previo del 25% ya aplicado a los productos indios y que entra en vigor el jueves, representa uno de los impuestos más elevados impuestos por Estados Unidos a cualquier país. No obstante, queda lejos del 500% que contempla un proyecto de ley de sanciones en el Senado para quienes adquieran petróleo ruso, iniciativa que cuenta con más de 80 co-patrocinadores y que podría someterse a votación en septiembre, según el medio.
El trasfondo de esta decisión radica en el papel de India como uno de los principales compradores de energía y armamento ruso. El propio Trump lo expresó en su red social Truth Social: “India siempre ha comprado la gran mayoría de su equipamiento militar a Rusia, y es el mayor comprador de ENERGÍA de Rusia, junto con China, en un momento en que todos quieren que Rusia DETENGA LA MATANZA EN UCRANIA”. Desde la invasión rusa a Ucrania, las adquisiciones indias de crudo ruso han crecido de forma notable, desplazando a proveedores tradicionales como Irak y Arabia Saudita, y beneficiándose de precios considerablemente inferiores al valor de mercado internacional.
La reacción de Nueva Delhi no se hizo esperar. El Ministerio de Asuntos Exteriores indio lamentó la imposición del arancel y defendió la necesidad de importar petróleo ruso para satisfacer la demanda energética nacional. Sin embargo, evitó mencionar el cambio de proveedores y el aprovechamiento de los descuentos ofrecidos por Moscú.
En su defensa, las autoridades indias subrayaron que “Trump está castigando a India por acciones que también realizan otros países en función de sus intereses nacionales”, en alusión directa a China. Hasta el momento, la administración estadounidense ha eximido a Beijing de sanciones similares, pese a que el gigante asiático supera a India en compras de crudo ruso.
Esta diferencia de trato ha suscitado especulaciones sobre los motivos de la Casa Blanca. The Wall Street Journal sugiere que podría estar vinculada a la intención de Trump de distanciar a China de su alianza con Rusia, una estrategia que el medio ya había analizado la semana anterior.
Sin embargo, la realidad sobre el terreno complica este objetivo: China no solo mantiene su flujo de importaciones energéticas desde Rusia, sino que también proporciona tecnología clave para el esfuerzo bélico ruso. Además, esta semana Ucrania presentó pruebas de la presencia de mercenarios chinos combatiendo junto a las fuerzas rusas cerca de Járkov.
El impacto económico de la medida estadounidense sobre India es considerable. Hasta junio de este año, las exportaciones indias a Estados Unidos alcanzaron los 56.300 millones de dólares, lo que sitúa a India como el duodécimo socio comercial del país norteamericano. Entre los productos afectados figuran medicamentos, fármacos genéricos y teléfonos, entre otros bienes. Si la amenaza arancelaria se concreta, el golpe para la economía india será significativo, aunque la presión política podría ser aún mayor.
En paralelo a la vía económica, la administración Trump explora canales diplomáticos directos. El miércoles, el enviado especial Steve Witkoff mantuvo una reunión de tres horas con Putin en Moscú, aunque al cierre de la edición de The Wall Street Journal no se conocían detalles sobre el contenido del encuentro. La filtración sobre la posible cumbre entre Trump y Putin, y la eventual mediación con Zelensky, añade una capa de incertidumbre a la estrategia estadounidense.
La decisión de golpear a India con aranceles, mientras se evita sancionar a China, plantea riesgos para la política exterior de Estados Unidos en Asia. Varios presidentes estadounidenses han invertido tiempo y recursos en fortalecer la relación con Nueva Delhi como contrapeso estratégico a Pekín en la región Asia-Pacífico. La imposición de gravámenes a un socio clave por la compra de petróleo ruso, sin aplicar el mismo rigor a China, podría deteriorar la confianza en la relación bilateral y complicar los equilibrios geopolíticos.
En este escenario, la mejor interpretación posible, según The Wall Street Journal, es que Trump busca demostrar a Putin que la negativa a negociar el fin de la guerra en Ucrania acarreará sanciones y un aumento del apoyo militar estadounidense a Kiev. Mientras tanto, la presión sobre Moscú podría incrementarse si Washington decide ampliar la lista de países sancionados por la compra de petróleo ruso e incluye finalmente a China.