Trump advirtió sobre una “guerra económica” con Rusia si Vladimir Putin no accede a un alto el fuego en Ucrania


El mandatario estadounidense dijo que contempla medidas severas si Moscú insiste en sus agresiones. “Es muy serio lo que tengo en mente, si llega a ser necesario”, afirmó.

FOTO DE ARCHIVO: El presidenteFOTO DE ARCHIVO: El presidente estadounidense Donald Trump y el presidente ruso Vladimir Putin se miran durante una conferencia de prensa después de su reunión para negociar el fin de la guerra en Ucrania, en la Base Conjunta Elmendorf-Richardson, en Anchorage, Alaska, EEUU, el 15 de agosto de 2025 (REUTERS/Kevin Lamarque/Foto de archivo)

Fuente: Infobae.com



En el ala este de la Casa Blanca, el presidente Donald Trump lanzó este mates una advertencia clara: si el presidente ruso Vladímir Putin no acepta un alto el fuego en Ucrania, Estados Unidos impondrá sanciones económicas severas.

El contexto de estas palabras no es nuevo. Desde julio Trump ha impulsado una política de presión económica directa: el 14 de ese mes amenazó con aranceles del 100% y sanciones secundarias a los países que importaran petróleo ruso, exigiendo un alto el fuego en el plazo de 50 días, aunque luego redujo ese plazo al 8 de agosto.

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FOTO DE ARCHIVO: Una vista aérea muestra la plataforma terrestre Yastreb (Hawk) en el campo Chaivo de Sakhalin-1, a unos 1.000 km al norte de Yuzhno Sakhalinsk el 10 de octubre de 2006 / (REUTERS/Sergei Karpukhin)

Ese enfoque mixto refleja una diplomacia que busca combinar presión y concesiones. Por un lado, Trump habla de sanciones “muy graves”. Por otro, su administración explora caminos que permitan aliviar restricciones económicas si Rusia muestra disposición negociadora.

El senador Lindsey Graham, fuerte aliado republicano en el Congreso, refuerza esa política. Según información reciente, está dispuesto a respaldar sanciones que incluyan aranceles totales —hasta 500%— sobre países que compren energía rusa, si Putin no acepta sentarse con el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky. Además, la Ley de Sanciones a Rusia de 2025, promovida por Graham, ya prevé esas medidas en el Congreso. Fue introducida en abril con respaldo bipartidista.

Esta línea firme se sostiene también sobre un historial reciente. El 15 de agosto, en una cumbre en Alaska, Trump se reunió con Putin y dejó abierta la posibilidad de un encuentro posterior que incluyera a Zelensky, siempre que hubiese avances. Días más tarde, el 22 de agosto, insistió ante los medios: “Vamos a saber en dos semanas si hay posibilidades; si no, decidiremos entre sanciones masivas, aranceles o hacer nada”.

Estados Unidos no actúa en solitario. Se ha planteado abrir canales de negociación de desnuclearización con Rusia y China como parte de una agenda mayor de seguridad global. Al mismo tiempo, el envío de su enviado especial Steve Witkoff a Moscú y las conversaciones con líderes europeos buscan articular una estrategia conjunta ante la escalada del conflicto en Ucrania.

FOTO DE ARCHIVO REFERENCIAL. Una vista muestra edificios residenciales fuertemente dañados durante un ataque militar ruso, en medio del ataque de Rusia a Ucrania, en la ciudad de primera línea de Chásiv Yar, en la región de Donetsk, Ucrania 2 de septiembre 2024 (Oleg Petrasiuk)

Para Ucrania, la posición de EE UU, bajo la administración Trump, ha sido ambivalente. Por un lado, ofrece garantías de seguridad robustas y apoyo logístico, como vigilancia y defensa aérea, sin desplegar tropas estadounidenses en el terreno. Por otro lado, descarta explícitamente la adhesión de Ucrania a la OTAN, insistiendo en que no es un resultado realista en ningún eventual acuerdo de paz.

Putin, por su parte, sigue firme en su postura. Ha rechazado repetidamente ceder en el terreno, bajo premisas que califican de inaceptables por Occidente. El Kremlin ha insistido en condiciones políticas previas a cualquier diálogo significativo y hasta ahora no ha mostrado señales de flexibilizar su posición.

El trasfondo económico es clave. Rusia, aislada desde 2022 por sanciones occidentales, busca alivio en proyectos estratégicos como Sakhalin‑1 y el LNG ártico. Su receptividad ante señales de Washington es un termómetro del posible giro diplomático. A su vez, EEUU espera que Rusia reoriente su dependencia tecnológica hacia Occidente y no hacia China, debilitando así su alianza con Beijing.