Un chaqueo terminó en tragedia y el fuego consume la serranía del Sama


Desde 2002, Sama ha sufrido incendios cíclicos que se repiten por malas prácticas rurales. El fuego vuelve a poner en jaque al ecosistema y a las autoridades.

David Maygua
Los bomberos trabajan en las zonas afectadas para evitar que las llamas se expandan
Los bomberos trabajan en las zonas afectadas para evitar que las llamas se expandan

 

Fuente: El Deber



La serranía de Sama, al sur del departamento de Tarija, arde sin tregua desde hace varios días. El incendio forestal, uno de los más graves desde 2017, ha consumido más de 4.000 hectáreas de vegetación nativa, pastizales y zonas de recarga hídrica, amenazando no solo a comunidades cercanas, sino también a las principales fuentes de agua de la capital tarijeña.

El fuego se originó el jueves pasado en la comunidad La Victoria, ubicada a 15 kilómetros de la ciudad de Tarija. Inicialmente, todas las miradas apuntaron a Juan Pari, de 57 años, quien trabajaba como casero en un predio de la zona. Según vecinos, Pari habría encendido una quema de ropa un día antes del desastre y, al remover las cenizas parcialmente enterradas, las ráfagas de viento reavivaron las llamas que rápidamente se propagaron por la serranía. Con quemaduras en el 90% de su cuerpo, el hombre fue trasladado al hospital San Juan de Dios, donde falleció tras más de un día en terapia intensiva.

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Sin embargo, el caso dio un giro cuando el viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes, informó que existen otras dos hipótesis sobre el origen del siniestro. La primera sigue siendo el descuido de Pari. La segunda señala que un tendido eléctrico habría colapsado debido al viento, generando chispas que iniciaron el incendio. La tercera apunta a un chaqueo ilegal en la zona de San Pedro de Sola, práctica aún común en áreas rurales pese a las restricciones y campañas de concienciación. “Estas tres hipótesis ocurrieron de forma paralela y llama la atención la coincidencia. Es demasiada casualidad”, reflexionó Calvimontes, a la espera de los resultados de la investigación policial en curso.

Mientras las causas siguen bajo análisis, las consecuencias ya son evidentes. En la zona norte del incendio, 350 brigadistas —entre bomberos voluntarios, militares y comunarios— lograron controlar las llamas tras una ardua operación terrestre en terreno escarpado. A esta labor se sumó un helicóptero equipado con Bambi Bucket que realizó descargas de agua desde el aire.

Pero en el flanco sur de Sama, el fuego aún sigue activo. La Reserva Biológica, que abastece de agua potable y riego a la capital departamental, está en peligro. Alfonso Blanco, investigador ambiental, alertó que el fuego ha destruido la cobertura vegetal que actúa como “una esponja natural” para captar y retener el agua de lluvia. “Está ardiendo la fuente de agua. Se quema la esponja donde se infiltra el líquido en la zona del pie de monte”, señaló preocupado.

El fuego en la serranía de Sama provocó miedo e incertidumbre en Tarija.
El fuego en la serranía de Sama provocó miedo e incertidumbre en Tarija.

El secretario municipal de Medio Ambiente, Paúl Castellanos, confirmó que los pastizales de la reserva han sido arrasados y llamó a erradicar las quemas agrícolas. “No puede ser que todos los años hablemos de incendios. La gente no cambia el chip. En invierno, la paja seca es como combustible”, dijo.

El presidente Luis Arce sobrevoló la zona el viernes junto al gobernador Óscar Montes. Desde el aire, constataron la gravedad del desastre en Turumayo y la cercanía del fuego al barrio Los Tajibos, donde el alcalde Johnny Torres encabezó operativos de control con ayuda de vecinos.

Torres también alertó sobre la expansión del fuego en San Pedro de Sola y solicitó intensificar el combate aéreo por la dificultad de acceso terrestre. “No se puede arriesgar vidas en una topografía tan complicada. Necesitamos más apoyo aéreo”, afirmó, con la esperanza de que el incendio pueda ser controlado hasta el domingo.

La tragedia revive la memoria del devastador incendio de 2002, que arrasó 12.000 hectáreas, y el de 2017, con 10.000 más. Aunque la superficie afectada ahora es menor, las condiciones climáticas, la continuidad de prácticas de quema no autorizadas y la falta de conciencia ciudadana mantienen en riesgo permanente a la región.

La Unidad Municipal de Gestión de Riesgos contabiliza hasta el momento más de 4.000 hectáreas calcinadas entre La Victoria y San Pedro de Sola. La Policía Nacional continúa con las pesquisas para determinar cuál de las tres hipótesis será confirmada como la causa oficial del incendio. Mientras tanto, el fuego sigue avanzando en los rincones más vulnerables de Sama.

La tragedia en Sama evidencia la urgente necesidad de políticas sostenibles de prevención y educación ambiental. Más allá de identificar al responsable, el desafío es colectivo: cambiar prácticas ancestrales, reforzar controles y preparar a la población para enfrentar una realidad cada vez más marcada por la crisis climática.

Fuente: El Deber