Una mujer creyó que tenía el oído tapado y le detectaron un tumor: su compleja recuperación


Nicole Cutler estaba por aterrizar en Boston cuando percibió que algo no andaba bien. Lo que parecía una molestia sin importancia se convirtió en una noticia inesperada que alteró todos sus planes.

Nicole Cutler enfrenta secuelas físicas y emocionales tras el diagnóstico de un tumor cerebral

Nicole Cutler, de 28 años, voló de California a Boston en mayo de 2021. Nadie alertó sobre tormentas en la ruta ni turbulencias inusuales. Su oído derecho, en un instante, dejó de captar el mundo exterior. En la cabina de un avión cualquiera, su vida se partió tan súbitamente como silencio.

“Inicialmente, pensé que mis oídos se habían tapado, pero cuando mi esposo probó un auricular en mi oído derecho y lo subió al máximo volumen, no escuché nada; comprendimos que algo pasaba”, rememoró Nicole. La pista llevó al consultorio de un audiólogo y, pronto, a una resonancia magnética.



“Mis resultados de la MRI mostraron que tenía un tumor del tamaño de una palta presionando mi cerebro. Fue un momento aterrador —solo quería regresar a casa con mi familia—”, relató Nicole. Los médicos rastrearon el origen hasta quince años atrás. Creció con ella y, en silencio, reorganizó su infancia torpe, los huesos rotos y ese vértigo sin explicación. “Fui muy torpe durante mi infancia. Me rompí huesos, tengo vértigo y perdía la audición, todo tiene sentido ahora”, sintetizó a The New York Post.

Un síntoma inesperado durante unUn síntoma inesperado durante un viaje puso en evidencia una afección silente en el sistema nervioso de Nicole

Dentro del quirófano, con la espera afuera

La operación llegó a fines de julio de 2021: doce horas donde familiares aguardaron noticias y el equipo médico luchó por separar la masa del nervio facial. Solo la mitad del tumor salió. Las consecuencias fueron inmediatas. “Perdí el equilibrio completamente —no podía caminar durante un tiempo—. Perdí la función motora en la mano derecha y el rostro quedó paralizado en ese lado durante seis meses”, relató. La joven, acostumbrada al movimiento, aprendió de nuevo a sentarse, pararse, caminar. Solo después de semanas de rehabilitación facial, fonoaudiológica y física, recuperó lo suficiente para tomar una decisión: intentarlo otra vez.

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La biopsia arrojó el nombre desconocido que resignificó su pasado: neurinoma del acústico. Mayo Clinic ha divulgado que se trata de un tumor no canceroso “en el nervio principal que va del oído interno hasta el cerebro. Este nervio se llama nervio vestibular. Los ramos del nervio afectan directamente el equilibrio y la audición”.

La detección del neurinoma cambió radicalmente la vida cotidiana y profesional de Nicole

En 2023, una revisión interrumpió la breve calma: el tumor volvió a crecer. Radioterapia urgente, luego una segunda cirugía cerebral en febrero de 2024. Los riesgos ya no eran hipótesis: la afectación en su rostro y equilibrio se profundizó. “Sabía los riesgos y esta vez el daño sería permanente”, aceptó Nicole. Los controles por resonancia pautan el ritmo de sus siguientes pasos.

La cirugía, en el fondo, fue apenas el prólogo de una rehabilitación que duró meses. Reaprendió movimientos, palabras y expresiones. Solo la mitad de su rostro respondió, así que los expertos propusieron sacar un nervio de su pie y de su pierna izquierda para intentar recrear una sonrisa. “Los médicos retiraron el nervio sensitivo del pie izquierdo y la pierna con el objetivo de reconstruir mi sonrisa”, contó. Caminar, de nuevo, adquirió una connotación distinta.

Nicole Cutler durante uno de
Nicole Cutler durante uno de los maratones internacionales que completó tras su cirugía cerebral

Con la cabeza marcada y una sonrisa distinta, Nicole eligió sumar metas. Mientras adaptaba su cuerpo a sus nuevos límites, tejió planes de largo aliento. Prometió correr los seis maratones más importantes del mundo y hacerlo en nombre de quienes atraviesan tumores cerebrales. Ya completó los circuitos de BostonLondresChicago y Nueva York. Apunta a los 42 kilómetros de Berlín en septiembre. Cada zancada se convirtió en parte de una colecta para The Brain Tumour Charity.

“Puede que nunca recupere mi sonrisa por completo, pero estoy aprendiendo a sonreír de corazón. Y con cada procedimiento, cada kilómetro y cada momento, avanzo para recuperar lo que se fue”, expresó. Corrió por ella. Ahora deja que avance la meta: “No corro solo por mí. Corro por toda la comunidad de tumores cerebrales, por los pacientes frente a decisiones imposibles, por los sobrevivientes que reconstruyen sus vidas, por los investigadores que luchan por una cura y por las familias que han perdido a un ser querido. Lucho por todos nosotros”, reiteró a Daily Mail.

El trayecto no tiene línea de llegada fija. Cada resonancia define el próximo desafío. Ahí, entre chequeos médicos y maratones, Nicole Cutler escribe una biografía donde la resistencia se conjuga paso por paso, sonrisa por sonrisa.