La estrategia con drones kamikazes en Puerto Príncipe apunta a frenar el avance de las bandas armadas, pero muchas de las víctimas son pandilleros de bajo rango o civiles.
Fuente: Infobae
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Las fuerzas de seguridad de Haití han desplegado drones explosivos en su lucha contra las bandas armadas que dominan gran parte de Puerto Príncipe, provocando la muerte o heridas graves a cientos de pandilleros en lo que va del año. Sin embargo, diversas organizaciones consideran que los resultados siguen siendo insuficientes para estabilizar el país, donde la violencia alcanzó niveles alarmantes: solo en el segundo trimestre de 2025 se registraron más de 1.500 muertes y más de 600 heridos.
De acuerdo con la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos, alrededor de 300 miembros de las bandas fueron abatidos y más de 400 resultaron heridos en los últimos cinco meses. Pero los principales líderes permanecen intocables, pese a los bombardeos selectivos.
Según el más reciente informe de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití, al menos 814 personas murieron y otras 449 resultaron heridas durante las operaciones de las fuerzas de seguridad haitianas, el 36% de ellas por drones explosivos, entre abril y junio de 2025.
Formación y asistencia internacional
El primer ministro, Alix Didier Fils-Aimé, anunció a principios de marzo pasado la creación, por parte de la Presidencia y el Consejo Presidencial de Transición (CPT), de un grupo de trabajo para llevar a cabo operaciones a gran escala contra las pandillas, iniciando la utilización de drones kamikazes.
Un contingente de unos 360 agentes de unidades especializadas de la Policía Nacional de Haití ha recibido instrucción sobre el uso de drones por parte del cuerpo de élite francés RAID, experto en operaciones de alto riesgo. Sin embargo, los resultados muestran que la tecnología no se está aplicando con el nivel de exactitud necesario para neutralizar a los jefes de las pandillas.
“Los resultados hasta ahora no nos parecen concluyentes. En cualquier caso, no lo suficiente”, declaró Marie Rosy Auguste Ducéna, responsable de programas de la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos, en una entrevista con EFE.
Incluso se sospecha que los cabecillas reciben información previa que les permite escapar. “Para nosotros, hasta ahora, no tiene sentido que se realicen intervenciones a ciegas. Incluso de la forma más aleatoria, y los jefes de las bandas logran escapar. Esperamos que solo sea una cuestión de precisión”, señaló Ducéna.
Las primeras operaciones se llevaron a cabo en Delmas 6, bastión del temido ex policía Jimmy Cherizier, conocido como “Barbecue”. Aunque varios de sus hombres murieron, él logró escapar ileso, lo que alimentó la percepción de que las acciones carecen de efectividad estratégica.
Riesgos y daños colaterales
El uso de drones kamikazes ha dejado también un saldo preocupante en las filas policiales y en la población civil. Uno de los episodios más graves ocurrió en agosto, cuando un dron explotó accidentalmente en Kenscoff, causando la muerte de dos agentes del cuerpo especial SWAT. Este hecho encendió las alarmas sobre los riesgos de manipulación y el potencial de daños colaterales, especialmente en contextos urbanos densamente poblados.
Los informes preliminares señalaron que el dron explotó mientras era transportado por vecinos “en un gesto de buena fe”, lo que obligó a la Policía Nacional de Haití a abrir una investigación con el fin de esclarecer las circunstancias del incidente. No obstante, el Sindicato de la Policía Nacional cuestionó la versión oficial, asegurando que “la situación es más preocupante de lo que se presenta”.
“Aunque se trate de drones pilotados a distancia, la persona que los pilota debe buscar un nivel de precisión para evitar en la medida de lo posible los daños colaterales”, advirtió Auguste Ducéna.
Por su parte, la ONU confirmó que en barrios como Gran Ravine, Martissant y Village-de-Dieu se ha intensificado el uso de drones en operaciones de seguridad. Si bien esta táctica logró frenar la expansión territorial de las pandillas, no logró impedir que continuaran los abusos contra los residentes de las zonas ya controladas.
El organismo internacional también criticó la falta de transparencia en torno al grupo de trabajo que coordina el programa de drones, destacando que aún no se ha hecho pública información sobre su composición, su mandato ni los protocolos bajo los que opera.
(Con información de EFE)