Este domingo, 7 de septiembre, después de haber presidido la Misa con el rito de canonización de Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis, en sus palabras antes de rezar la oración del ángelus el Pontífice recuerda que, “las aparentes victorias logradas por las armas, sembrando muerte y destrucción, son en realidad derrotas y nunca traen paz ni seguridad”. Además, recordó la beatificación en Estonia y en Hungría del jesuita Eduard Profittlich y de la joven María Magdolna Bódi.
Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
Fuente: Vatican News
“¡Escuchen la voz de la conciencia! Las aparentes victorias logradas por las armas, sembrando muerte y destrucción, son en realidad derrotas y nunca traen paz ni seguridad”, este es el llamamiento que realizó el Papa León XIV en sus palabras antes de rezar la oración mariana del ángelus, al final de la celebración Eucarística con el rito de canonización de Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis, que presidió este domingo 7 de septiembre, en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
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Dios no quiere la guerra. ¡Dios quiere la paz!
Después de canonizar a estos dos jóvenes laicos, el Santo Padre invocó la intercesión de los santos y de la Virgen María, por la paz en el mundo, especialmente en Tierra Santa y en Ucrania, así como en cualquier otra tierra ensangrentada por la guerra. Y a los gobernantes los invitó a escuchar la voz de la conciencia.
“Las aparentes victorias logradas por la fuerza de las armas, sembrando muerte y destrucción, son en realidad derrotas y nunca traen paz ni seguridad. Dios no quiere la guerra. ¡Dios quiere la paz! Y Dios sostiene a quienes se comprometen a romper la espiral del odio y a recorrer el camino del diálogo”.
La alegría por dos santos y dos mártires testigos del Evangelio
Asimismo, el Santo Padre, antes de concluir esta esperada celebración, saludó y agradeció a todos los que han participado en la canonización de estos dos nuevos santos. Especialmente saludó con afecto a los Obispos y sacerdotes, y a las delegaciones oficiales y autoridades. Además, en este clima de fiesta, el Pontífice recordó que ayer, sábado 6 de septiembre, la Iglesia también se enriqueció con dos nuevos beatos.
“En Tallin, capital de Estonia, fue beatificado el arzobispo jesuita Eduard Profittlich, asesinado en 1942 durante la persecución de la Iglesia por parte del régimen soviético. Y en Veszprém, Hungría, fue beatificada María Magdolna Bódi, una joven laica asesinada en 1945 por resistirse a los soldados que querían violarla. Alabemos al Señor por estos dos mártires, valientes testigos de la belleza del Evangelio”.
Fuente: Vatican News