El sector produce cerca de 6 millones de toneladas de granos de soya, maíz, trigo, sorgo, girasol y chía, además aporta más de 2.000 millones de dólares en divisas y genera unos 120 mil empleos en toda la cadena productiva.
Fuente: Prensa ANAPO
La Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) sostuvo encuentros por separado con los candidatos del balotaje presidencial, Rodrigo Paz y Jorge “Tuto” Quiroga, quienes escucharon la propuesta del gremio. En ambos casos, la organización presentó su agenda productiva, que concentra las demandas y proyecciones del sector que hoy es un pilar fundamental y estratégico de la economía boliviana, y de la seguridad y soberanía alimentaria.
El gremio planteó una agenda que apunta a liberar plenamente las exportaciones, garantizar el abastecimiento de combustible, agilizar la aprobación de la biotecnología en cultivos estratégicos como la soya, el maíz y el trigo; y consolidar infraestructura como Puerto Busch para mejorar la logística de exportación. La propuesta también incluye reformas institucionales.
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El presidente de Anapo, Abraham Nogales, explica que, de aplicarse las medidas que el sector planteó a Paz y Quiroga, las proyecciones son alentadoras: Bolivia podría casi triplicar la producción de granos, pasando de cinco a doce millones de toneladas por año; duplicar el movimiento económico del sector, de 1.500 millones a más de 3.200 millones de dólares; y generar hasta 300.000 empleos directos e indirectos en la cadena productiva.
“Si tenemos reglas claras y acceso a tecnología, podemos convertirnos en un motor aún más grande para impulsar la economía nacional”, subraya.
No obstante, durante los encuentros con los candidatos en carrera a la presidencia, el directorio de Anapo —compuesto por representantes de filiales y organizaciones de productores— advirtió que el sector atraviesa serias dificultades. Entre ellas, el alto costo de los insumos, la incertidumbre en el abastecimiento de diésel, las restricciones impuestas a la exportación de grano y la falta de acceso a biotecnología que sí está disponible en países vecinos del Mercosur.
A ello se suma la inseguridad jurídica sobre las tierras productivas, marcada por avasallamientos y normas que limitan el crédito a los pequeños productores, así como las deficiencias logísticas que encarecen el transporte y la exportación.
Estas reuniones, sostiene Nogales, “colocaron sobre la mesa los desafíos y soluciones que permitirían al país aprovechar de manera sostenible su potencial agrícola”. La expectativa es que los aspirantes a la presidencia “consideren estas propuestas como una prioridad nacional, porque hablamos de exportaciones, de seguridad alimentaria y de generación de empleo para miles de familias”.
Un sector fundamental
La soya se consolida como el tercer rubro más importante de exportación en Bolivia, después de los hidrocarburos y minerales, y como el principal producto no tradicional. En 2023, el complejo oleaginoso generó divisas por más de 2.000 millones de dólares, un monto cercano al registrado por el gas. Además, la cadena involucra a 14.000 productores, de los cuales un 80% son pequeños agricultores, y genera alrededor de 120.000 empleos directos e indirectos.
Durante las reuniones, el directorio de Anapo también enfatizó ante los candidatos que los productores del Este y el Norte cruceños abastecen al mercado interno y a países de la Comunidad Andina, como Colombia, Perú, Ecuador y Chile, donde se destina el 93% de las exportaciones de soya y derivados (harina y aceite). “Nuestra producción no solo se queda en los campos de Santa Cruz, llega a las mesas de millones de personas dentro y fuera del país. Esa es la magnitud del aporte que hoy hacemos a la economía boliviana”, afirma Nogales.
El dirigente también resalta que un impulso de esta magnitud contribuiría a la soberanía energética, ya que el aceite vegetal de soya puede utilizarse para la producción de biodiésel y reducir las importaciones de diésel que hoy pesan sobre las finanzas públicas. “No pedimos privilegios, pedimos condiciones que nos permitan competir en igualdad con nuestros vecinos. El futuro del país pasa por garantizar alimentos y energía desde nuestra propia tierra”, concluye.