A pesar de los golpes de la crisis, el sector microfinanciero boliviano se consolida como un aliado indispensable. Sin embargo, la mora mantiene expectantes a las entidades
Fuente: eldeber.com.bo
Mientras la crisis golpea a las economías familiares, el sector microfinanciero ha demostrado ser un aliado estratégico para quienes buscan emprender o mantener sus negocios a flote. Las facilidades para acceder a créditos de bajo monto y la cercanía con los clientes, han convertido a estas instituciones en un actor clave para sostener el empleo y generar nuevas oportunidades en todo el país.
De acuerdo con un informe dirigido a EL DEBER, la Asociación de Entidades Financieras Especializadas en Microfinanzas (Asofin) indica que en los últimos dos años y medio la confianza del público en este sistema se ha reflejado en un crecimiento del 20% en depósitos, cifra que reafirma la relevancia de las microfinancieras en el tejido económico nacional.
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A julio de 2025, la cartera era de Bs 37.396,2 millones, que distribuida por género, en su mayoría estaba compuesta por hombres, con Bs 21.616 millones; mujeres, con Bs 14.693 millones, y personas jurídicas, con Bs 1.087 millones. En tanto, los depósitos ascendieron a Bs 33.775,4 millones.
Marcelo Díez de Medina, secretario ejecutivo de Asofin, destacó que en el sector de microfinanzas de Bolivia, los depósitos han mostrado una trayectoria ascendente en los últimos años, reflejando tanto el aumento del acceso a servicios financieros como la confianza del público en las instituciones microfinancieras.
“En dos años y medio, los depósitos crecieron 20%, mostrando confianza del público en el sistema microfinanciero. Esta tendencia positiva se sustenta en la expansión de entidades que han logrado consolidar la captación de recursos del público mediante productos de ahorro adaptados a microempresarios urbanos y rurales”, consideró.
Sin embargo, indicó que la cartera de créditos en mora en Bolivia muestra, desde 2022, una tendencia ascendente pero controlada. “Antes de la crisis sanitaria (2018–2019), los niveles de mora eran relativamente bajos y estables, en torno al 2%, sostenidos por un entorno de crecimiento económico y estabilidad regulatoria. Durante la pandemia (2020–2021), la mora se mantuvo en esos mismos niveles; a partir de 2022, la mora comenzó a reflejar el deterioro de la cartera”, sostuvo Díez de Medina.
De acuerdo con el ejecutivo, en las entidades de microfinanzas de Asofin, la mora subió de 1,93 % en 2023 a 2,44 % en 2024, y el sistema financiero registró un indicador de mora de 3,2% y Asofin 2,5% a junio de 2025. “Este incremento se explica por varios factores combinados: la desaceleración económica, que redujo los ingresos de microempresarios; el alza de la TRE (3,05% en 2024 a 3,15% en 2025), que encareció las cuotas de créditos variables; además, la incertidumbre cambiaria afectó a pequeños negocios vinculados a importaciones, aumentando la vulnerabilidad de ciertos segmentos”, detalló.
No obstante —agregó— a pesar del aumento, el sistema mantiene una cobertura de previsiones de 1,36 veces la mora, lo que significa que las entidades cuentan con reservas suficientes para absorber potenciales pérdidas, sin comprometer su solvencia. “En síntesis, la mora actual es más alta que en el periodo precrisis, pero no alcanza niveles críticos. El desafío hacia adelante es evitar que la tendencia ascendente se consolide en un entorno de costos de fondeo crecientes y mayor selectividad en el crédito”, precisó.
Estabilidad del sistema
Según el secretario ejecutivo de Asofin, en los últimos tres años, las entidades microfinancieras en Bolivia han mantenido resultados positivos, aunque con señales de presión en sus márgenes.
Explicó que en 2023, las asociadas a la entidad registraron una rentabilidad sobre capital (ROE) de 9,87% y un retorno sobre activos (ROA) de 1,08%, mientras que en 2024 estos indicadores cayeron a 8,97% y 0,98%, respectivamente, debido principalmente al incremento de la mora de 1,93% a 2,44%, lo que elevó las previsiones y redujo rentabilidad.
Al mismo tiempo, el costo de fondeo subió por el aumento de la TRE, que se mantuvo alrededor de 3,05% en 2024 con una tendencia creciente en 2025 (3,07% en mayo, 3,15% en septiembre), encareciendo la captación de depósitos y comprimiendo el margen financiero. “El sector microfinanciero ha demostrado resiliencia y sigue siendo rentable, aunque enfrenta el desafío de manejar un fondeo más caro, una mora en ascenso y restricciones regulatorias que obligan a buscar mayor eficiencia operativa”, añadió.
Estrategias anticrisis
Una de las principales dificultades que enfrentan las microfinancieras es la provisión de dólares para sus clientes, especialmente para los microempresarios que importan materia prima y maquinaria desde el extranjero.
Desde BancoSol destacaron que entre las estrategias implementadas para ampliar y fortalecer su capacidad operativa, para acompañar el desarrollo de sus clientes fue la Mesa de Dinero, que permite canalizar operaciones de compra y venta de divisas de forma directa. También se han reforzado los servicios de envío y recepción de giros y remesas internacionales y, además, continúan evaluando nuevas alternativas con responsabilidad y visión de largo plazo.
“En 2024, BancoSol reafirmó su liderazgo como pionero en Bolivia al emitir el primer bono social con enfoque de género en el mercado de valores boliviano, por Bs 205,8 millones y respaldado por BID Invest con una garantía parcial del 50%. Los recursos obtenidos se canalizaron íntegramente a 4.504 créditos dirigidos a micro y pequeñas empresas lideradas por mujeres en todo el país”, revelaron.
Así también ponderaron que en el pasado mes de agosto la entidad financiera realizó la segunda emisión y exitosa colocación de su Bono Social Avanza Mujer BancoSol 2, por Bs 150 millones, con una tasa de interés del 6,30% a cinco años y calificación AA1 otorgada por AESA Ratings. “Los recursos movilizados financiarán 3.200 micro y pequeñas empresas de mujeres emprendedoras en todo el país, destinados a capital de inversión y operación, promoviendo el crecimiento de sus negocios”, apuntaron.
Por su parte, desde la Fundación Pro Mujer IFD manifestaron que se potenciaron sus programas para desarrollar habilidades estratégicas en las emprendedoras, con el objetivo de fortalecer sus negocios y reducir los riesgos asociados a sus operaciones.
Entre los programas, destacaron Todas Digitales, con el que impulsan la alfabetización digital de emprendedoras mediante dispositivos móviles, desarrollando competencias que les permiten mejorar la gestión de sus emprendimientos y, con ello, su calidad de vida.
También Espacios Integra, con el que ofrece capacitación en áreas como marketing comercial, fotografía publicitaria y planificación de negocios.
Asimismo, destacaron proyectos innovadores dirigidos a segmentos históricamente excluidos, como Mujeres Plateadas, para mujeres de entre 60 y 70 años, “con el objetivo de empoderarlas y facilitar su acceso a servicios financieros”, y Mujer sin Límites, proyecto de inclusión financiera digital con enfoque de género, combinando educación financiera, alfabetización digital y fortalecimiento de emprendimientos.
En cuanto a la crisis cambiaria, la IFD afirmó que mantiene la mayor parte de su fondeo en moneda local, lo que le permite minimizar los posibles impactos de una eventual crisis cambiaria en el corto y mediano plazo y ha venido implementando estrategias para optimizar el uso de recursos disponibles.
Bolivia, en las microfinanzas
Asofin reúne actualmente seis entidades financieras, un sector clave para impulsar el desarrollo de microempresas y el acceso al financiamiento de sectores vulnerables. Representa el 17% de la cartera del Sistema Financiero Boliviano y pone especial énfasis en segmentos de mujeres emprendedoras y jóvenes con capital semilla para emprendimientos.
“Las microfinancieras en Bolivia están adoptando prácticas prudentes frente al riesgo cambiario: equilibrio de pasivos y activos, implementación de políticas integrales de riesgo, todo ello, bajo un contexto de volatilidad cambiaria y escasez de dólares”, remarcó Marcelo Díez de Medina.
José Antonio Sivilá asesor de Entidades Microfinancieras (IMF), destacó que Bolivia, durante muchos años ha sido reconocida como un referente a nivel mundial como el país donde se desarrollan las mejores prácticas en términos de microfinanciamiento, además de ser pionera y referentes mundiales en este ámbito.
“Las microfinanzas han permitido que sectores tradicionalmente excluidos del sistema bancario tradicional accedan a distintos servicios financieros y, hoy por hoy, a servicios de Banca Digital y otros como seguros”, puntualizó.
Según Sivilá, citando datos recientes la cartera de créditos de las IMF como proporción del total de la cartera del Sistema de Intermediación Financiera representa cerca del 20% y poco más del 50% al tratarse del número de clientes, porcentajes que muestran la importancia del sector en la economía.
El enfoque “verde” y de “género”, ha permitido el empoderamiento de las mujeres y la mejora de los ingresos de la unidad económica-familiar, según el experto. “En síntesis, las microfinanzas se constituyen en el amortiguador de la crisis económica, como lo fueron en la crisis de la década de los 80, motivo por el cual merecen un especial tratamiento, atención y la consideración como aliado estratégico por parte de las autoridades”, consideró Sivilá.
Se vislumbra un futuro con estabilidad y solidez
El asesor financiero José Antonio Sivilá consideró que, en base al desempeño registrado a la fecha, se vislumbra un futuro con estabilidad y solidez financiera de las microfinanzas en general y de las IMF en particular.
“No obstante, existen desafíos como la profundización en la digitalización, mayor integración con las Fintech, profundización en el desarrollo de mecanismos de cobertura cambiaria, mayor impulso a la estructuración y emisión de deuda bonos verdes y sociales, y ampliación del financiamiento en moneda local, que sumado a lo mencionado con anterioridad permitirán el logro de mayor eficiencia operativa y administrativa”, señaló.
En ese marco, el experto profundizó que se deberá evaluar cambios a la legislación referida a los topes de tasas de interés y cupos de cartera, en especial aquella destinada al sector productivo, de manera tal que se fortalece la sostenibilidad financiera de las entidades.
“Las IMF han logrado importantes avances en inclusión financiera y digital (cliente digital) del grupo meta en base estrategias exitosas. En los últimos tres años en general el sector ha mostrado expansión de clientes, crecimiento de la cartera de créditos, de los depósitos del público y, en el plano financiero, solidez y sostenibilidad financieras, habiendo alcanzado importantes niveles de rentabilidad”, destacó.
Sin embargo —añadió—, existen aún desafíos estructurales como la ampliación de los servicios financieros al sector rural.
APUNTES DEL SECTOR
- Asofin. Reúne actualmente seis entidades financieras: Banco Solidario S.A., Banco Prodem S.A., Banco Fortaleza S.A., Banco Pyme Ecofuturo S.A., Banco Pyme de la Comunidad S.A. y La Primera EFV.
- Reprogramación. Según Asofin, las entidades asociadas atienden normalmente las solicitudes de reprogramación y refinanciamiento. Rechazaron el proyecto de Ley N° 547/2024, que plantea la suspensión temporal de las ejecuciones de embargo y sentencias judiciales.